El papa Francisco tuvo que responder por qué no nombra a Rusia ni a Putin
Un periodista argentino, viejo conocido de Bergoglio, le preguntó sin vueltas. El papa argentino eligió una excusa protocolar
Las menciones de Jorge Bergoglio a la guerra son permanentes. Sin embargo, el papa Francisco se refiere al conflicto de una forma particular: lamenta las víctimas, la injusticia y la violencia, pero pareciera que los responsables son una especie de entelequia. Explotan las bombas, se disparan las balas, marchan los tanques sobre Ucrania, pero el papa no nombra ni cuestiona a Vladímir Putin ni a Rusia. Solamente reza y aguarda un milagro.
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Esta actitud le generó al máximo representante de la iglesia católica duros cuestionamientos en Argentina y el mundo. El periodista de La Nación, Joaquín Morales Solá, que conoce desde hace muchos años a su compatriota que hoy lidera el Vaticano, pudo preguntarle sin vueltas los motivos de la tan cuestionada omisión.
¿Por qué usted no nombra nunca ni a Putin ni a Rusia?
-Un papa nunca nombra a un jefe de Estado ni mucho menos a un país, que es superior a su jefe de Estado.
La respuesta que se escuda también en un protocolo, tiene sabor a poco. Habría que ver hasta qué punto esta actitud “diplomática” no está en contradicción con su rol de religioso y pastor. Que, en términos de Francisco, se podría decir que eso es algo “superior” a los aspectos protocolares de su rol institucional.
En el diálogo con el periodista argentino, Bergoglio también dijo que no viaja a Ucrania ya que “no tendría sentido”, si la guerra continúa igualmente. Como para tratar de al menos dar una señal de apoyo para con el pueblo ucraniano, el papa señaló: “Besé públicamente la bandera de Ucrania. Era un gesto de solidaridad con sus muertos, con sus familias y con los que sufren la emigración”.
“Las oraciones no son suficientes”
Claro que los combatientes ucranianos no se sienten demasiado satisfechos con los besos a la bandera y los rezos. Mucho menos con la falta de cuestionamientos directos al ejército invasor, al que Bergoglio ni menciona. En la tarde de hoy trascendió una carta abierta al papa, escrita por el comandante Serhiy Volyna, quien lucha hace cincuenta días en Mariúpol, tratando de contener el avance ruso.
En el durísimo texto, donde Volyna le reclama que las oraciones «no son suficientes», el militar advirtió: “Las mujeres con niños y bebés viven en búnkeres en la fábrica. Tienen hambre y frío. Todos los días viven en la mira de los aviones enemigos. Los heridos mueren todos los días porque no hay medicina, ni agua, ni comida”.
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