La lucha por la esperanza en una Venezuela que se desmorona
En su novela debut, ‘Freedom Is a Feast’, Alejandro Puyana exprime la aventura, incluso la comedia negra, de la miseria y el horror de su conmocionada Venezuela.
Annie Correal ha cubierto temas de migración de y América Latina para el Times.
Una escena memorable en la novela debut de Alejandro Puyana, Freedom Is a Feast, implica a tres “chicos blancos de la ciudad” y una bolsa de sangre. Es la década de 1960 en las selvas costeras de Venezuela. Estos jóvenes caraqueños se han dejado embaucar por el romanticismo de la revolución. Y ahora, por los militares que intentan aplastarla.
Desesperados por escapar, le ofrecen a un guardia un empaste dental de oro a cambio de la sangre de un cerdo recién sacrificado. Uno de los prisioneros ingiere la sangre caliente, esperando vomitar y ser llevado a un hospital, donde podría encontrar la manera de salir y salvarlos a todos. El problema es que no puede vomitar.
La escena es un ejemplo de cómo Puyana, un enérgico escritor venezolano que vive en Texas y escribe en inglés, exprime la aventura, incluso la comedia negra, de la miseria y el horror. Es una tradición latinoamericana, un mecanismo de supervivencia convertido en vocación para autores como Roberto Bolaño o Mariana Enríquez, y aunque Puyana aún no tiene su autoridad, se atreve a intentarlo.
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Su protagonista es Stanislavo Atanas, el chico de ciudad que bebe la sangre, que ha renunciado a su vida de privilegios y se ha ido a la selva para organizar a los aldeanos, recibir armas de Cuba y demostrar su valía tras una tragedia familiar. En una de las muchas alusiones a la complejidad de la identidad venezolana, nos enteramos de que su madre es una huérfana judía de Polonia. Stanislavo es pelirrojo y se parece un poco a Van Gogh. (También nos enteramos, por una nota del autor, de que el personaje está basado en Teodoro Petkoff, un marxista reconvertido en periodista y político que falleció en 2018 y a quien Puyana dedica el libro).
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Stanislavo además está enamorado. Antes de que lo atrapen los militares, conoce a otra revolucionaria de izquierda, Emiliana, una enfermera de mano firme descendiente de una comunidad indígena. La lealtad de Stanislavo a sus camaradas le lleva a tomar una difícil decisión con consecuencias duraderas.
La mayor parte de la novela transcurre décadas después del romance de la pareja, y relata lo que ha sido de su sueño compartido —y el de su hija, María— bajo Hugo Chávez, el líder socialista autoritario que gobernó Venezuela durante 14 años.
Cuando Chávez gana las elecciones en 1998, María vive en un barrio de Caracas y trabaja como personal de limpieza en una lujosa casa. Unos años más tarde, cuando estallan las protestas, una bala perdida atraviesa una delgada pared de su casa. Todos salen ilesos, pero la advertencia del peligro inminente impulsa a María a asumir su propia causa: salvar a su hijo Eloy del caos en el que está sumida Venezuela bajo el régimen de Chávez.
Puyana ha dicho que creció viendo películas y leyendo cómics, no novelas literarias. Tiene sentido: su trepidante novela está llena de presagios, finales en vilo y villanos caricaturescos. Pero Puyana llegó a la edad adulta cuando Chávez tomó el poder, y este libro trata realmente de política, de mostrarnos “la toxicidad del régimen de Chávez” para los venezolanos pobres y de clase trabajadora que confiaron en su promesa.
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Tras la muerte de Chávez en 2013, que es cuando termina esta novela un tanto sobrecargada, Puyana quiere que los lectores vean lo que dejó atrás: canciones de salsa a favor del régimen, tatuajes con su firma… e instituciones en ruinas, cárceles abarrotadas en las que los presos mandan y pocas esperanzas y oportunidades. Una década después, su sucesor elegido, Nicolás Maduro, se aferra al poder, y las cosas se ven aún peor. Hay una crisis humanitaria en marcha. Millones de personas han huido del país.
Pero Freedom Is a Feast, que a la vez es una apasionada acusación contra Chávez y sus secuaces y un preludio de la actualidad, no es un libro desesperanzador. Puyana se remonta a la década de 1960 por una razón: como mínimo, los desordenados, ilegítimos (y brutalmente reprimidos) movimientos revolucionarios de la época en América Latina consiguieron reducir una división de clases extrema, uniendo, aunque solo fuera brevemente, “a los niños mal alimentados y a los bien alimentados, a quienes lo tenían todo y a quienes no tenían nada”, como dijo Bolaño.
Con Stanislavo y Emiliana, Puyana sugiere que se trata de un sueño que aún merece la pena perseguir. Para su conmocionado país, podría ser el camino a seguir.
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