Virgen del Valle: una devoción tan extensa como el mar
- La festividad de la patrona del oriente venezolano no se limita a su tradicional procesión por el Valle del Espíritu Santo, en la isla de Margarita. Cada 8 de septiembre, diferentes pueblos y ciudades expresan su devoción de su propia manera, incluso llevando su fe más allá del país con la diáspora
Existe un dicho que reza: “Donde haya un oriental está la presencia de la Virgen del Valle”. Considerada como la advocación mariana más antigua de Suramérica, es un símbolo que trasciende lo religioso y forma parte de la cultura e identidad de los pueblos del oriente de Venezuela. Es un rasgo que define a toda una región, de forma similar a la Virgen de Chiquinquirá para los zulianos, o la Divina Pastora para los larenses.
En la historia de la Virgen del Valle hay un poco del propio origen de Venezuela. Se cree que llegó desde España en 1529 a la isla de Cubagua, actual estado Nueva Esparta, cuando gran parte del país seguía inexplorado para los conquistadores y aquel puerto de perlas era su principal asentamiento. El 25 de diciembre de 1541 una tormenta destruyó la población de Nueva Cádiz, siendo la imagen de la Virgen una de las pocas cosas que se salvó de la tragedia.
Llegó a la isla de Margarita años después, junto a los colonos desplazados, y fue entonces cuando el sacerdote Francisco de Villacorta le encargó a los indígenas guaiqueríes custodiar la imagen en la cueva de El Piache. Los guaiqueríes pronto comenzaron a adorarla y la llevaron a sus tierras, donde se levantó el Valle del Espíritu Santo, que le terminó dando su nombre.
La Virgen del Valle resistió por siglos desastres naturales, saqueos de piratas y corsarios, así como los embates de la guerra de independencia. Se dice que fueron los mismos guaiqueríes quienes extendieron su veneración por toda la isla, que luego continuó entre los pescadores y marinos por toda la costa oriental venezolana.
El 15 de agosto de 1910 el papa Pío XI le otorgó su coronación canónica para ser reconocida oficialmente por la Iglesia católica. Sin embargo, no fue hasta el 8 de septiembre de 1911 que fue coronada por el entonces obispo de Guayana, Antonio María Durán, quedando este como el día de celebración de la Virgen, consagrada como patrona de Oriente, de los pescadores y de la Armada Nacional.
Festividad
Aquel pequeño santuario en el valle de los guaiqueríes eventualmente se convirtió en la Basílica Menor de Nuestra Señora del Valle, cuya estructura actual fue construida en 1894. Este sitio se ha convertido en todo un atractivo turístico para la isla, que cada septiembre recibe a miles de feligreses que acuden para rendirle culto o pagar promesas por los milagros cumplidos.
La festividad comienza el 1° de septiembre con su bajada del altar de la basílica tras una misa solemne, luciendo un vestido confeccionado especialmente para la ocasión. La imagen es colocada en un trono y realiza una procesión por el Valle del Espíritu Santo. Permanece los días siguientes en la nave lateral de la iglesia, donde puede ser vista de cerca por los devotos.
El 7 de septiembre, se celebran nuevas misas y ofrendas. Exactamente a las 10:00 am la imagen es llevada en su trono por cadetes de la Armada desde su santuario hacia el Campo Eucarístico, una explanada ubicada a unos 400 metros del santuario y en la que se celebra una vigilia en su honor.
Finalmente, el 8 de septiembre, se realiza la gran misa solemne con varias eucaristías desde la madrugada en la explanada. En la tarde, la sagrada imagen emprende una nueva procesión por la plaza Santiago Mariño acompañada por cientos de feligreses hasta regresar a la Basílica. En paralelo, réplicas de la Virgen suelen recorrer también diferentes ciudades, sobre todo en la región oriental.
La figura permanece en su trono por unos días más para la octavita, volviendo a su altar en una ceremonia el 15 de septiembre.
Otras costas
Como “Reina del Oriente”, el culto por la Virgen del Valle se extiende más allá de Nueva Esparta hacia toda la región, abarcando los estados Anzoátegui, Sucre, Monagas, e incluso partes de Bolívar y Delta Amacuro. Allí la tradición suele ser más o menos la misma, con misas y procesiones en honor a la virgen, mientras en la calle se realizan diferentes actividades culturales. Sin embargo, cada pueblo también guarda sus propias fiestas que se han popularizado a lo largo de los años.
Este año las fiestas tienen una connotación especial en el estado Sucre. Se celebran 100 años de la llegada de la Virgen del Valle a Cumaná y del levantamiento del templo en su honor. Normalmente la tradición abarca la procesión por las calles de la ciudad, además de la bendición del mar y una misa solemne.
También en la población de Caiguire existe una figura instalada en 1944 en la entrada de una caverna para aquellos habitantes que no podían viajar a la isla de Margarita. La llamada Virgen del Valle de la Gruta de Caigüre sigue siendo lugar popular de veneración, y desde 2021 es patrimonio cultural de Cumaná.
En Anzoátegui, desde hace más de 60 años la embarcación La Cubana, perteneciente a la familia Marbal, se ha encargado de pasear a la imagen de la virgen por los canales y costas de Lechería tras su bajada de la iglesia María Auxiliadora. Su zarpe, conocido como “La botadura de La Cubana”, se ha convertido en una tradición por sí sola, que inaugura cada 1° de septiembre las fiestas en el municipio.
Allí también tiene lugar otra tradición conocida como “la peñarada”, el mismo 8 de septiembre, en la que miles de embarcaciones salen al mar en honor a la virgen en las costas de Lechería, Puerto La Cruz y Guanta. En Barcelona también se hace su propia versión, en la que los pescadores recorren el río Neverí hasta su desembocadura.
Más allá
La devoción de la Virgen del Valle se extiende más allá del oriente. En La Guaira, aunque el culto a la virgen tiene más de 100 años, desde hace cuatro décadas se celebra en Caraballeda una tradición que comenzó como un rosario hecho por las mujeres de la urbanización Palmar Este se convirtió en una procesión comunitaria en la que los vecinos comparten flores, música y comida mientras la imagen visita cada uno de sus hogares.
El diario La Verdad de Vargas también recoge otra procesión que inicia en Carabela, en casa de la migrante mexicana Marisol Padrón, y en el que la virgen sube por Macuto hasta Galipán, donde desciende en parapente nuevamente para continuar su trayecto hasta el puerto de La Guaira.
En el archipiélago de Los Roques, “Vallita” también es considerada como su reina del mar. El 8 de septiembre se suele celebrar una gran fiesta con bailes y actividades religiosas, aunque la más llamativa es la procesión de los lancheros. Estos suelen llevar a los turistas y feligreses a un paseo para bucear y ver una estatua de bronce de la virgen que está sumergida en una piscina natural en los Cayos de Francisqui.
Por su parte, en Caracas, existe una réplica de la imagen sagrada original en la Basílica de Santa Teresa a la que se le rinde culto durante su festividad. También hay una en la iglesia Nuestra Señora del Valle en la urbanización Vista Alegre, al suroeste de la capital. En el estado Carabobo se celebra la festividad en dos capillas consagradas a esta virgen en el sector Paramacay de Naguanagua; y en Los Naranjos, en Valencia.
En 1979, el hermano Nectario María solicitó al gobierno venezolano convertir a la Virgen del Valle en patrona de la Escuela Naval. El 15 de noviembre de 1981, con la aprobación del papa Juan Pablo II, fue declarada patrona de la Marina de Guerra, actualmente Armada Bolivariana. Este componente acostumbra realizar cada 8 de septiembre un homenaje a la virgen a bordo de alguna de sus embarcaciones, a la que asiste el ministro de Defensa y el Alto mando militar.
Al otro lado del océano
Aquel refrán de que la Virgen del Valle esté en cualquier lugar donde haya un oriental ha tomado especial relevancia con la diáspora venezolana de la última década. Su imagen ahora adorna hogares y comercios de todo el continente al igual que otras patronas que sirven para delatar el origen de sus migrantes. Pero al igual que ellas, ha llevado su culto incluso al otro lado del océano.
Tal es el caso de Edgar Haddad, un venezolano que emigró a las islas Canarias, en España, llevando consigo una figura de “Vallita”. En 2017, luego de hablar con los sacerdotes de su pueblo, logró que fuera colocada en el altar de la iglesia de Nuestra Señora del Campo de Fañabé, en el municipio de Adeje, Tenerife. Allí cada 8 de septiembre se celebra una misa en su honor en la que participan tanto venezolanos como canarios.
De acuerdo con El Estímulo, el taller María Inmaculada, del artista José Gregorio Valencia, y que se encarga de confeccionar los vestidos para la Virgen del Valle original, recibió en 2022 encargos para elaborar dos vírgenes para devotos en Valencia (España) y Miami (Estados Unidos).
Otro caso conocido es el de la Virgen del Valle de Madrid. En 2017, la veterinaria Kary Fabiana Prieto Sánchez se mudó a España y tras reunirse con otros venezolanos devotos de la virgen decidió emprender una campaña para construir una réplica. El 8 de septiembre de 2019 se organizó una misa en la Basílica Hispanoamericana de Nuestra Señora de la Merced, en Madrid, que a su vez sirvió para recolectar fondos, y a la que asistieron más de 2.500 personas.
La iniciativa fue un éxito, y se constituyó la Asociación de Devotos de Nuestra Señora del Valle del Espíritu Santo de Madrid. En 2020 encargaron al taller Santarrufina la elaboración de la réplica con el apoyo de la Diócesis de Margarita y en enero de 2021 celebraron en entronización en la parroquia Santísimo Cristo de la Victoria, en el barrio madrileño de Chamberí. La devoción de esta cofradía llamó la atención de la prensa española, volviendo la figura un atractivo de la zona, donde sale de procesión cada año para su festividad.
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