El duelo de la migración de una mujer que deja a su hija y a su madre atrás
Carmen, Cristina y Valentina son una abuela, una madre y una hija aragüeñas, que representan las miles de historias de mujeres que han sido tocadas por la migración forzada de venezolanas. A las tres la vida les cambió y, luego de cuatro años de separación familiar, todavía siguen aprendiendo a vivir a distancia, con la esperanza de volverse a abrazar.
IPYS, Carla Carrera Ortiz – 27/12/24
Ante la ausencia de la madre, la abuela asume todos los roles que la situación le impone. Foto: Cortesía.
De la migración venezolana se ha hablado y escrito mucho desde hace más de 15 años, pero en la última década, las cifras han aumentado de forma considerable. En el mundo, son muchas las organizaciones que se han dedicado a observar, analizar, documentar y difundir los resultados obtenidos en el proceso.
La Plataforma de Coordinación Interagencial para Refugiados y Migrantes de Venezuela, conocida como R4V, presentó septiembre de 2023 un informe detallado sobre la diáspora venezolana y el 3 de junio de este 2024 hizo, en su página web, la más reciente actualización de sus cifras sobre la migración de connacionales.
R4V está conformada por más de 200 organizaciones (Agencias ONU, organizaciones religiosas, ONG’s y sociedad civil, cuyo trabajo evidencia que hasta mayo de 2024 el número era de 7,7 millones de hombres, mujeres, niños y adolescentes, en los 17 países de donde obtienen las cifras. Chile, es el cuarto país con más migrantes venezolanos, después de Colombia, Perú y Brasil con más de medio millón de ciudadanos (532.715), un incremento de 88.292 ingresos, respecto al informe anterior.
Estas cifras representan la suma de refugiados, migrantes y solicitantes de asilo venezolanos reportados por los gobiernos anfitriones. Así, se contabilizan 7.774.494 venezolanos refugiados y migrantes en el mundo, de los que 6.590.671 están en América Latina y el Caribe, según la última actualización.
Actualización de venezolanos refugiados y migrantes en América Latina y el Caribe. Fuente: R4V
Cristina es una de esos casi ocho millones de venezolanos que han dejado su país, en busca de un mejor futuro para ella y para su hija, a quién dejó con su madre, Carmen, hace ya seis (6) años. Hoy tiene 28 años, se fue a los 22, dejando su carrera de enfermería a un semestre de titularse. “Me fui en el año 2018, me fui por la situación del país; me motivó mi hija, para darle lo mejor y no le faltara nada, ya que no tengo mucha ayuda de su papá”.
Ella recuerda, desde el país que la recibió, lo mucho que le costaba mantener a su hija cuando tenía tan solo dos años. “Decidí meterla en una escuelita allá en Caña de Azúcar (municipio Mario Briceño Iragorri, en el estado Aragua), pero me costaba mantener su alimentación, su uniforme, sus útiles, sus meriendas”, lamenta esta mujer que estuvo viajando por tierra 8 días para llegar a su destino final. “Me sentía súper mal, no fue fácil dejar a mi hija, no sé cómo explicar, pero no estaba bien emocionalmente; aún me cuesta mucho; esta separación no es fácil”.
Un duelo para toda la familia
La psicólogo Scheznarda Blanco refiere que la migración venezolana, “genera un impacto profundo en la estructura y dinámica familiar, desencadenando sentimientos tales como dolor, tristeza y una sensación de vacío emocional” a todos los involucrados, como es el caso de Cristina, su madre Carmen y su hija Valentina, ya que al momento de experimentar el proceso de emigración, tanto quien decide irse como los familiares que se quedan, “viven fases similares al duelo por pérdida, tales como negación, ira, negociación, depresión y aceptación”. En cada caso, “la intensidad y duración del duelo tendrá su variación según las características individuales y familiares”.
El más reciente reporte de la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (Encovi) retrata cómo en 2023 se evidencia una leve curva de aumento de mujeres que migran de Venezuela y refleja la realidad de los derechos básicos como educación, salud, alimentación y seguridad como las principales razones de los venezolanos para tomar la decisión de dejar su país natal, mientras que la Encuesta Nacional de Equilibrium Cendes, en su sección de intención migratoria, presentó los resultados de una encuesta telefónica realizada durante los meses de abril y julio de 2023, en los que, con el 65% las principales razones para considerar emigrar del país son las mejores oportunidades económicas en otro país y los salarios y alto costo de la vida en Venezuela.
Razones para considerar emigrar. Fuente: Equilibrium Cendes.
“Cada día, las familias venezolanas se ven afectadas por la difícil y dolorosa decisión de migrar. En los hogares venezolanos, donde prevalece el matriarcado, cada vez son más las mujeres que toman la dura decisión de irse y dejar a sus hijos al cuidado de sus abuelas, familiares, amigos o, en casos extremos, entre hermanos. Esta decisión implica un gran dolor y sacrificio para las madres, quienes deben separarse de sus hijos para buscar mejores oportunidades para ellos”, asegura Blanco, quien considera inevitable que la decisión no genere un profundo dolor en las partes implicadas, “como es el caso de una familia donde la madre asumió la decisión de emigrar y la niña se queda al cuidado de su abuela”.
“Esta decisión fue por mejorar y darle calidad de vida a mi niña y poder ayudar a mi mamá” responde Cristina, ante la pregunta de las razones que le motivaron a tomar la decisión de migrar. “Me vine con una pareja, con quien después tuve muchos problemas y terminó robándome, por eso le agradezco a Dios el tomar la decisión de venirme sola y no con la niña”. Una decisión que asegura fue muy fuerte y dolorosa, pero que considera fue la mejor. “Duele, es fuerte, no es fácil verla crecer desde el teléfono y perderme muchas cosas en las que no estuve presente” lamenta Cristina, quien se consuela con la certeza de saber está bien cuidada por su mamá.
La decisión de migrar para buscar mejores oportunidades de vida implica, desde el punto de vista psicológico “un profundo desgarramiento emocional”, asegura Blanco, ya que la separación entre madre e hija “genera una compleja gama de sentimientos, como culpa, tristeza, ansiedad e incertidumbre. Este fenómeno tiene un impacto significativo en la salud mental, donde genera una predisposición de sufrir depresión, ansiedad y hasta estrés postraumático”.
“Mi abuela es como mi mamá”
Carmen es considerada por Cristina como una parte muy importante en todo el proceso que han vivido desde que decidió salir de Venezuela. Tienen una buena relación, muy cercana, de amistad, afecto y respeto. “Ha sido un apoyo incondicional, es una abuela 24/7, está pendiente de la salud de mi hija, de sus estudios, de que haga sus tareas, de su recreación y la está enseñando cosas importantes en las cuales yo no puedo enseñarle”, asegura con nostalgia desde Chile Cristina.
La abuela de Valentina tiene 58 años, es secretaria y técnico medio en registro y estadística en salud, es la figura materna que la acompaña en todas sus actividades diarias, se preocupa por darle afecto y manifiesta una evidente molestia ante el desapego del padre de la pequeña. “Hasta el sol de hoy él nunca ha ayudado a la niña para nada… él no sabe qué come, él no sabe si la niña tiene zapatos, si tiene ropa”, replica entre dientes, a la vez que manifiesta lleva a la Valentina todos los meses a consulta psicológica, situación de la que Cristina está al tanto, ya que su hija la llama de noche llorando. “Ahora le está pegando más que nunca la separación, me dice que me extraña mucho y le dice a su padrino que tiene miedo a olvidarme”.
Carmen, Cristina y Valentina no son las primeras venezolanas en pasar por esa situación. Su caso se multiplica y replica en millones de hogares venezolanos y ha sido motivo de consulta psicológica frecuente. “La separación de la madre puede tener un impacto significativo en la vida adulta de una niña, las consecuencias dependerán de varios factores, entre ellos la edad de la niña al momento de la separación, la forma en que se da la separación y la calidad de la vinculación afectiva que mantiene con su madre y con su cuidador sustituto (en este caso, la abuela)” asegura la psicólogo Scheznarda Blanco, quien también hace referencia a la importancia de “la calidad de la vinculación afectiva que la niña mantiene con su madre y con su cuidador sustituto que en este caso es su abuela y quien juega un papel fundamental en la forma en que afronta la separación y en su desarrollo posterior”.
Valentina conversa con su madre por videollamada todos los días, pero no la ve desde los 4 años, “la extraño, pero mi abuela es como mi mamá” dice con una tranquilidad y madurez poco tradicional para una niña de 8 años. Y, aunque la abuela asegura que hay momentos de tristeza, incluso noches en las que llora por su madre, la pequeña Valentina dice que entiende las razones por las que su mamá se fue: “mi mamá no había conseguido trabajo, se esforzaba, pero no era suficiente”.
Al final de nuestra conversación dice con su voz suave y cálida: “quisiera que mi mamá estuviera aquí”.
La esperanza de reencontrarse pronto
Reportes desde las fronteras de varios países de América Latina, dan cuenta del movimiento de venezolanos regresando a nuestro país. El más reciente informe de Mixed Migration Centre (MMI) titulado “Retornando a Venezuela: Motivaciones, expectativas e intenciones», refleja que las principales razones son la falta de acceso a derechos fundamentales en el país de acogida como salud, educación y vivienda (27%) y no haber conseguido cómo ganarse la vida en el país de acogida (26%),. Sin embargo, este no es el caso de Cristina, quien cuenta con la documentación necesaria para vivir y trabajar de forma legal en Chile y ha iniciado los trámites para que su madre y su hija se vayan a vivir con ella.
Ante esta posibilidad, Valentina manifiesta con alegría y emoción que quiere irse a vivir con su mamá y poder seguir practicando en Chile el deporte que practica en Maracay. Carmen también alberga esa ilusión de reencontrarse con su hija. “Yo ahorita estoy en trámites para que ya se vengan y esos trámites han durado muchísimo, pero es algo que ella no entiendo porque está muy chiquita” dice Cristina, quien agradece que cuando ella emigró el padre de Valentina no estaba en el país. “Y la verdad que fue un alivio que no estuviera”, dice al reconocer que dejó a su hija “en buenas manos”.
Mientras siguen con su vida, ambas sueñan con reencontrarse con Cristina. Foto: Cortesía.
Prepararse para separarse
Después de meses considerando las posibilidades de emigrar, de evaluar todas las variables, los pros y los contras, Cristina decidió ir hablando con su hija mucho antes de la fecha dispuesta para su partida. “Yo le dije meses antes, como preparándola mentalmente, le dije que me iría a trabajar para darle lo mejor… cuando yo me vine estaban los hijos de mi ex pareja llorando y ella les dijo: si nuestros papás se van a trabajar es para darnos lo mejor”, recuerda Cristina con orgullo por la madurez de la reacción de su hija.
Al respecto, Scheznarda Blanco asegura que es importante considerar un abordaje integral de todos los miembros del núcleo familiar que pasan por un proceso de migración, “que abarque tanto la preparación para la separación como el mantenimiento de la relación a distancia (…) y que exista una comunicación abierta y honesta, donde la madre debe explicar a su hija la razón de la emigración de manera clara y sencilla, utilizando un lenguaje que ella pueda entender”.
“En la actualidad ella entiende que yo estoy trabajando, pero no entiende por qué no me la he traído o por qué no me he devuelto a Venezuela a estar con ella” afirma Cristina, quien reconoce a Valentina “le está pegando por la edad”, ante lo que la psicólogo hace énfasis en la importancia que tiene la comunicación regular y constante después de la migración “a través de videollamadas, llamadas telefónicas, notas de voz, para mantener el vínculo afectivo y sobre todo es importante reconocer que si la hija, la abuela o la madre experimentan dificultades para adaptarse a la separación, es importante buscar apoyo psicólogo”.
Una nueva vida por un mejor futuro lejos de Venezuela
“Desde que llegué lo único que he hecho es trabajar” asegura Cristina, quien siempre ha tenido dos trabajos a los que se ha dedicado de día y de noche, de lunes a viernes y, a veces, los fines de semana. “Me he enfermado por eso, pero ha rendido frutos” ya que en la actualidad está construyendo su casa con su actual pareja, conquien también está montando negocio” con el firme propósito de llevarse a su mamá y a su hija a vivir con ella.
“Quiero sacarla del país hasta que las cosas mejoren allá y se pueda volver”, pero no es una opción para ella regresar a Venezuela para vivir. “Volvería a visitar o pasear por las playas, pero por los momentos no a quedarme”.
Nota: Los nombres fueron cambiados para preservar y resguardar la identidad de las protagonistas de esta historia, a solicitud de ellas.
Fuentes:
R4V: https://www.r4v.info/es/refugiadosymigrantes
ENCOVI:
https://assets.website-files.com/5d14c6a5c4ad42a4e794d0f7/65f8aa0a4054c8b7a93fe274_Presentación ENCOVI 2023 integrada prensa v1303 (1).pdf
MIXED MIGRATION CENTER:
https://mixedmigration.org/wp-content/uploads/2022/12/255_Returning_to_Venezuela_ES.pdf
EQUILIBRIUM CENDE:
https://equilibriumcende.com/wp-content/uploads/2023/10/Seccion_-Intencion-migratoria-resultados-de-la-Encuesta-Nacional-de-Percepcion-Social-Equi-Express-N°-6-Venezuela.pdf
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