El venezolano nicolás maduro ahora se "victimiza"
Para seguir encarcelando ilegalmente a los dirigentes opositores, un ofuscado Maduro acusó esta vez al "dirigente fascista", esto es al opositor, Julio Borges de ser el principal responsable civil de la maniobra desestabilizadora que Maduro pretende haber logrado hacer fracasar y a la que se había pretendidamente bautizado como: "Operación Jericó".
Emilio J. Cárdenas
EL DIARIO EXTERIOR. COM. 16 febrero 2015
Sin soluciones de fondo de ningún tipo para enfrentar -en
serio- la gravísima crisis económica y social por el mismo provocada en
Venezuela, el ineficaz y cuestionado presidente Nicolás Maduro recurrió, una
vez más, a la tradicional y fantasiosa excusa de denunciar que la oposición estaba
preparando un "golpe". Para así tratar de disimular las constantes
penurias por las que atraviesa su pueblo y distraer su atención.
Lo hizo pomposamente, aunque con su vulgaridad habitual,
desde la emisora “Venezolana de Televisión”, uno de los pilares de su monopolio
público de medios, con el que, desde hace rato, los bolivarianos manipulan
descaradamente a la opinión pública venezolana. Con toda suerte de falsedades.
Repicándolas constantemente.
Para intentar alcanzar alguna credibilidad, Nicolás Maduro
aseguró que se trata de un “atentado golpista”. Algo así como un “golpecito de
estado”. Porque, según aclaró el propio Maduro en su dramática alocución, lo
intentado “no llegó” a la grave categoría de “golpe de estado”.
Sus responsables, sostuvo, fueron un grupo de siete jóvenes oficiales de la Fuerza Aérea Venezolana. Encabezados presuntamente por un general. Todos, según informó un presuntuoso Nicolás Maduro, han sido
detenidos. Y el “atentado” ha sido así desmantelado, lo que supone, para el
soñador Maduro, un final feliz.
Como cabía suponer, el responsable final, según Maduro,
fueron los Estados Unidos, que están empeñados, según él, en tratar de
desplazarlo del liderazgo venezolano. Suena a cuento chino. A “globo”. Pero
sirve como cortina de humo. Al menos por un ratito.
El presunto “atentado” habría sido denunciado por
“cooperantes”, esto es por soplones que habrían delatado al plantel de los
cuasi- golpistas. La fábula de Maduro es completa y su guión no tiene
absolutamente nada de nuevo. Aburre y no engaña. A Maduro, por lo demás, pocos
ya le creen. Por esto Maduro sostuvo que se trataba quizás de algo que no es
nuevo; de un “coletazo” del llamado “Golpe Azul”, intentado el año pasado. Más
de lo mismo, entonces.
Para seguir encarcelando ilegalmente a los dirigentes
opositores, un ofuscado Maduro acusó esta vez al “dirigente fascista”, esto es
al opositor, Julio Borges de ser el principal responsable civil de la maniobra
desestabilizadora que Maduro pretende haber logrado hacer fracasar y a la que se
había pretendidamente bautizado como: “Operación Jericó”.
Borges, recordemos, es un buen abogado y activo diputado de
la oposición que en su momento militara junto con Henrique Capriles Radonski y
Leopoldo López en “Primero Justicia”, y que fuera reelecto en su banca
parlamentaria en el 2010.
Graduado en la Universidad Católica Andrés Bello y en con
estudios de grado en el Boston Collega y en la Universidad de Oxford (lo que,
en la jerga marxista lo convierte automáticamente en un inaceptable cerebro
“colonizado”) Borges es considerado como un dirigente activo, particularmente
capaz. Peligroso entonces, en la peculiar visión defensiva de Maduro. Y, por
ende, candidato natural a ser detenido y castigado. Con o sin razones. Su
participación habría sido “denunciada” por el general “golpista” Oswaldo
Hernández Sánchez. También se ha acusado al mencionado Julio Borges y a Antonio
Lezama por planear -pretendidamente- atentar también contra el detenido
opositor Leopoldo López para sembrar el caos e inculpar a las autoridades, en
lo que es una ensalada muy poco creíble de falaces acusaciones.
Los “cuasi-golpistas” iban -siempre según la fábula de
Nicolás Maduro y los suyos- a atacarlo con un avión de producción brasileña,
marca “Tucano”, extranjero pero pintado con los colores e insignias de
Venezuela, que estaba preparado para despegar desde la vecina Colombia.
Cuando no! Con esa nave aérea iban presuntamente a atacarlo, estuviera donde
estuviera. En el Palacio de Miraflores o en cualquier otra parte de Venezuela.
Notable y fértil imaginación. Al pasar, Maduro comentó que los Tucano venezolanos
están ahora “en mantenimiento” y no son, por ello, capaces de volar.
Seguramente no tienen repuestos, ni el combustible necesario para poder operar.
Aferrados a un libreto bastante poco creativo, los
dirigentes bolivarianos hicieron además que el Ministro de Defensa, el general
Vladimir Padrino López, rechazara intimidatoriamente el presunto intento
golpista, acusando a sus pretendidos autores de “mancillar el honor militar” y
atentar contra la paz. Reiterando de paso el apoyo y la lealtad -incondicional
y absoluta- al presidente Maduro. En la novela reseñada por Maduro este es un
capítulo que resultaba indispensable, por cierto.
Profundizando la constante marcha venezolana hacia el
totalitarismo, se acaba de anunciar que -en más- las entidades sociales que
integran el llamado “Polo Patriótico” intensificarán sus actividades de
“inteligencia social” o sea de vigilancia y delación de los opositores. Lo que
es siempre útil para la generación de historias falsas.
En paralelo se hizo una requisa violenta en la celda de
Leopoldo López, en la que participaron 36 funcionarios. Aquella emplazada en la
horrenda prisión de “Ramo Verde” que, de pronto estuvo superpoblada. Pero los
“requisadores”, que operaron encapuchados y ataviados con un amenazador atuendo
negro, luego de proferir toda suerte de improperios e intimidaciones, realmente
de todos los colores, simularon no haber encontrado nada irregular. Esto fue
informado a los medios por la incansable esposa de Leopoldo López, Lilian
Tintori, a su regreso de una gira externa para denunciar la ilegal y arbitraria
detención de su esposo.
El caos venezolano es constante y profundo. Las reacciones
de los bolivarianos, a su vez, son siempre las mismas, las de los autoritarios
que operan en la más abierta ilegalidad. No contienen soluciones. Sólo veneno.
Por aquello de que cuando más pequeños son los corazones más odios ellos
albergan. Maduro mismo es, cada vez más, un testimonio vívido y clarísimo de
esta triste máxima.
Emilio J. Cárdenas
Ex Embajador de la República Argentina ante las Naciones Unidas.
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