Padres se van, niños se quedan: El drama de las familias venezolanas fracturadas por la crisis
La crisis económica, social y humanitaria que atraviesa Venezuela ha llevado a más de tres millones de connacionales a pasar dolencias en fronteras latinoamericanas, dejando atrás bienes, familiares y hasta hijos.
Infobae, reseñó la conmovedora historia de Javier, un niño de 8 años de edad que, desde hace un año, vive con su abuela en una humilde vivienda en Caracas.
Javier juega con una casa de Lego que él mismo construyó. Es uno de sus juguetes preferidos. De hecho tiene varias figuras en el mismo espacio que le sirve de sala, rincón de estudio y cuarto. Como esa casa de piezas armables es la que quisiera tener con su papá, su hermano menor y su mamá. Su mamá se fue a Perú. Su papá está en Argentina.
“Desde el año pasado, en diciembre, vivo con mi abuela porque mi mamá se fue a Perú a buscar trabajo y después tener dinero para darle a mi abuela e irnos a España, porque ella nació en España. Mi papá está en Argentina desde hace como dos años o tres. Está en una camioneta y vende hamburguesas”, dijo el menor, que su tamaño, su tono de habla y la articulación oral es la de un niño de menos edad.
Su abuela, Carmen Delia Herrera (58), justifica el pequeño espacio en el que vive con su nieto porque allí vivía él con su mamá y no quiso cambiarlo de ambiente tras la partida de su hija de 26 años, quien es comunicadora social y dejó a sus dos hijo. El más pequeño, de 4 años, está al cuidado de su abuela paterna, en La Pastora por lo que no tiene contacto diario con Javier-nombre ficticio-, sino cuando hay fiestas o reuniones. Ahora, al igual que otros miles de venezolanos, tienen padres por Internet.
“Yo pensé que iba a sentir más el pequeño, pero el mayor sí lo sintió (…) Fuimos a psicólogos y él lo entendió, él es un niño muy inteligente. A veces ven las noticias y a veces me oye a mí: “Cónchale, hasta cuándo vamos a seguir así”. Sabes que los niños se dan cuenta de todo”, dijo la abuela Carmen.
En las escuelas, cada vez son más los niños que son llevados y recogidos por algún familiar que no es ninguno de los padres, que se han marchado.
Pero la huída de la madre de Javier tiene consecuencias legales que le impiden a ella, aun siendo española, salir de Venezuela: no tiene un documento legal, emitido por un tribunal y gestionado por su hija, que le permita sacar a su nieto del país. “Yo no puedo salir. Fui hasta el ministerio de Justicia, de Interior y de Exteriores y la abogada me dijeron que no (…) Y más con este Gobierno, más peludo se me va a poner salir con un niño. Es triste, y así andan muchísimas mamás, muchísimas abuelas”, agregó.
“Situación de vulnerabilidad”
Aunque no hay cifras oficiales, son muchos los menores que quedan a cuidado de terceros. Tan solo en las 170 escuelas en Venezuela de la Federación Fe y Alegría, organización que funciona en el continente americano bajo el cobijo de la Iglesia católica, en el último registro efectuado en julio de este año contabilizaron 4.444 niños que ha sido dejados por sus padres, reseña el medio argentino.
Rubén Loaiza, director del Consejo de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes del municipio Chacao, explica que “están en una situación de vulnerabilidad o de amenaza de sus derechos, porque no están teniendo un representante, aún cuando hay una persona que humanamente esté en la condición de protegerlos. Porque aún creyendo en la buena fe de los papás cuando los dejan con una persona de su confianza, hay una situación jurídica que hay que atender: la representación formal de los menores”.
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