Hoy, como entonces, tenemos en la olla podrida al PSOE, un avión privado con o sin equipaje y un proceso de extradición semi abortado.
Reconozcamos que las pistas de los aeropuertos y los aviones privados tienen una erótica especial para un buen guion de película. Los socialistas españoles son expertos en la materia. Lástima que los figurantes sean Delcy Rodríguez y Ábalos, aunque ellos no han sido los primeros. Lo que la dos de Maduro hiciera en España se terminará sabiendo, o eso esperamos. Las imágenes serían definitivas, aunque esas cintas no las entregarán por las buenas, me temo. De ahí la importancia de que un juzgado impida su destrucción.
Recuerdo cómo hace algunos años aparecía en las televisiones de manera recurrente Willy Toledo. Eran los años de ZP, cuando se gestaba el nacimiento de Podemos y el 15-M. El flamante comunista aparecía acompañado en los backstages televisivos de gentes de la embajada de Cuba. Por entonces el comentario era que en España no le contrataba nadie. Entonces ¿de qué vivía? Alguien le tendría que pagar. Cada uno elige su camino. Y le pone precio.
Más adelante, con la aparición del 15-M, los koletaris comenzaron a desfilar por la legación cubana. El rumor extendido de que iban a recoger lo suyo, que les llegaba por valija, semeja incomprobable. El desfile, no. Por eso es creíble.
Lo que verdaderamente me despertó del letargo invernal fue la entrevista o confesión manuscrita de Popeye, sicario de Pablo Escobar, en un suplemento dominical de El Mundo, donde contaba cómo ejecutó a un terrorista de ETA que trabajaba para ellos, formándoles en la fabricación y manejo de coches bomba.
¿Y por qué me llamó la atención esa confesión? Me explico.
Se trataba de la confirmación de la existencia de ese terrorista etarra que trabajaba para el narcoterrorismo colombiano, información que aparece también en El hijo del Ajedrecista, las memorias de Fernando Rodríguez Mondragón, hijo mayor del capo del cártel de Cali Gilberto Rodríguez Orejuela, de las que se hace eco en España Fariña. Esta confirmación daría mayor apariencia de veracidad al segundo dato que se menciona en ambos libros, y que nos devuelve de lleno a las pistas de Barajas.
El libro recoge el relato de Rodríguez Mondragón sobre una operación para sacar de la cárcel y evitar que España accediera a la petición de extradición de EEUU contra el número dos del cártel de Medellín –el de Pablo Escobar–, Jorge Luis Ochoa Vásquez, y el propio Gilberto Rodríguez Orejuela, que les habría costado 20 millones de dólares. Dice el primogénito de Gilberto: "10 para la Audiencia y 5 para el PSOE". El reparto se habría realizado en la oscuridad de las pistas donde estaba el avión privado de Pablo Escobar. Popeye aumenta esta cantidad hasta los 30 millones.
Ambos narcos estuvieron en la cárcel desde 1984 hasta 1986. Allí coincidieron con capos gallegos del tabaco como Sito Miñanco; y también con Miguelito, terrorista de ETA experto en explosivos que –bien Orejuela, bien el dos de Escobar, Ochoa Vásquez, o incluso ambos– se llevaron para Colombia para instruir al cártel en la preparación de coches bomba.
La información de Miguel Toral en Crónica relata la ejecución de Miguelito. El etarra trabajaba para Escobar, que ordena su muerte tras descubrir que también había formado en las artes de la detonación a distancia a los Orejuela.
La confesión manuscrita que el asesino número 1 del cártel de Medellín hace del asesinato del etarra a sueldo de Escobar –cuyo cuerpo hicieron desaparecer– hace que lo de la operación para sacar de la cárcel al 1 y al 2 de ambos cárteles, y abortar así su extradición a Estados Unidos, tenga más verosimilitud que cuando la menciona el sanguinario Popeye. Dos fuentes, dos, de carteles enfrentados.
Casualidad o no, hoy, como entonces, tenemos en la olla podrida al PSOE, un avión privado con o sin equipaje y un proceso de extradición semi abortado, el del Pollo Carvajal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario