Querida Virgen María, déjame decirte primero que quizás no te consideres como un ícono de la cultura pop, pero debes reconsiderar tu historia en un contexto actual: si hubieras nacido dos mil años después, probablemente serías la estrella de tu propio programa de tele-realidad. ¡Y tendrías millones de “seguidores”! Un hecho indiscutible: eres un ícono.
Surgías en mi mente, a veces, cuando estaba embarazada e imaginaba todas las formas en que el parto podría tomar un giro inesperado. Dar a luz en un granero me pareció particularmente horrible. Además del dolor incontrolable, parece que el heno causa picazón. Los olores serían demasiado fuertes para mi nariz sensible de embarazada, y por razones que escapan a mi comprensión, pero que no creo que sea necesario explicar, no querría un buey a menos de quince metros de mí durante este evento particular de mi vida.
Cuando quedé embarazada de mi tercer hijo, no tenía miedo del parto en sí, pero mis nervios estaban tensos por otra razón. Mi cuerpo había sido muy hábil para expulsar a los bebés y mis dos primeros partos habían sido rápidos y fáciles. Mi temor por el tercer parto era que fuera demasiado rápido y fácil.
La principal preocupación era que el hospital donde daría a luz estaba a 20 minutos de mi casa, si el tráfico era normal. Durante las horas punta, probablemente sea más rápido viajar de Nazaret a Belén en burro. Entonces me resigné a la posibilidad de dar a luz en el coche.
Pensé en ti mientras me preparaba mentalmente. “Si María, la madre de Jesús, pudo dar a luz en un establo entre cabras —me dije—, seguramente yo puedo dar a luz en un Toyota Rav”. Guardé una sábana y algunas toallas en la Rav, como hicimos el año en que nuestra gata dio a luz. Luego llamé a mi amigo Dan, que es bombero, y le pedí que me contara todo lo que había aprendido en su formación como paramédico sobre dar a luz en situaciones no ideales. Me sentí reconfortada al saber que, en tiempos de crisis, lo más importante que podía hacer era cargar a mi bebé. “Asegúrate de que esté respirando y luego abrázalo”, me dijo.
De cualquier forma, María, eres una campeona por dar a luz en un establo y, más aún, por recibir bien a los visitantes inesperados que te trajeron incienso y mirra. Honestamente, creo que deberías escribir tu historia. Después de todo, eres la “Madre” original. Apuesto a que incluso podrías superar a Britney*. ¡Alabada seas!
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