Mientras dure, durará. Eso se habrá dicho el flamante ministro de Educación Universitaria, Ricardo Sánchez, pensando en el efímero horizonte que se le presenta a su jefe, Nicolás Maduro. Es un caso curioso de camaleón el de Sánchez, quien partió de rebelde ante la pretensión de Hugo Chávez de perpetuarse en el poder e intento de reformar la Constitución.
«El dictador Ortega, que tiene sometido al noble pueblo nicaragüense, llama arrastrado a un Lula desconcertado por las circunstancias de querer salvar a Maduro, sabiendo que es imposible»
«Estamos ante la fundación de una conciencia que no nos había caracterizado, de un civismo que no había pasado de los manuales escolares o de la retórica de los discursos de orden»
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