La Virgen de las Mercedes y los presos, por María García de Fleury
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Fue en 1218, en una España dominada por los musulmanes y donde los piratas sarracenos asolaban las costas del mar Mediterráneo, poniendo presos y en cautiverio a miles de personas por el solo hecho de ser cristianos y los esclavizaban, que surgió la devoción a la Virgen de las Mercedes.
En ese tiempo el mercader Pedro Nolasco tuvo una visita de la Santísima Virgen, dándose a conocer como la Mercedes, que le pedía fundar una orden religiosa para rescatar a los cristianos cautivos.
Después de esa visión, Nolasco vendió todo lo que tenía e impulsado por la situación desesperada de los cristianos cautivos de los musulmanes, a quienes por las torturas les hacían perder la fe, comenzó a comprar a los presos para rescatarlos y para que siguieran manteniendo su fe.
Con el impulso y la ayuda del rey Jaime I, el conquistador, y el consejo del sacerdote Dominico, el padre Raimundo de la Virgen de las Mercedes, Nolasco se convirtió en un rey de los cristianos cautivos de Peñafor, lograron que alrededor de 300.000 presos fueran liberados del cautiverio de los musulmanes.
Cada día más personas se le unían y más de 3.000 hombres, sobre todo jóvenes, ingresaron como religiosos a sabiendas de que morirían como mártires al cumplir el voto de liberar a los presos. Por eso, entre los mercedarios hay muchos mártires y santos.
Fue en la Catedral de Barcelona, España, donde 10 días después Nolasco se formó el primer núcleo de lo que sería la Orden de la Merced o de las Mercedes. La palabra Merced significa misericordia, gracia, limosna.
Desde el año 1259, los padres mercedarios empezaron a difundir la devoción a Nuestra Señora de las Mercedes, la cual se arraigó profundamente en todo el territorio americano.
A través de esta orden redentora, la Virgen de las Mercedes, intercediendo ante su hijo Jesús, multiplicó en ese tiempo y sigue multiplicando hoy sus misericordias a lo largo de los siglos entre los prisioneros, que su invocación se difunda también entre quienes padecen el todavía más trágico cautiverio del alma.
Los tres fundadores, San Pedro Nolasco, el dominico San Raimundo de Peñafort y el rey Jaime I, siempre proclamaron que aquella iniciativa no había sido de ellos, sino una inspiración de la Madre de la Misericordia. En 1265, surgió el primer grupo de monjas de la Merced, iniciadas por Santa María de Cervellón. Los seguidores de la Orden de la Merced estuvieron entre los primeros misioneros de América.
En la isla de la Española o República Dominicana, misionó, por ejemplo, Fray Gabriel Télez, conocido como Tirso de Molina. En Caracas, los mercedarios construyeron un templo en honor a la Virgen de la Merced en 1682.
Los misioneros de la Orden de la Merced construyeron un templo en honor a la Virgen de la Merced en 1682. Al lado de lo que es hoy el Ministerio de Educación.
Desde antiguo, el Cabildo de Caracas le dio dos títulos a la Virgen de las Mercedes, el de Patrona de Caracas y Patrona del Cacao. El superior mercedario en Venezuela, Fray Francisco de la Huerta, gran defensor de los indígenas, firmó el Acta de la Independencia el 19 de abril de 1810.
Años más tarde, el general Antonio Guzmán Blanco decidió cerrar las iglesias, conventos, monasterios y expulsar a los sacerdotes y religiosos extranjeros del país, entre ellos a los mercedarios, que tuvieron que salir del país y regresaron a mediados del siglo XX a seguir defendiendo y protegiendo, sobre todo a los presos, porque saben que son hijos de Dios, que hay que ayudar a su conversión para que vayan al cielo, porque con Dios siempre ganamos.
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