Pregunta: ¿Cómo pueden los católicos creer que María fue concebida sin pecado original cuando san Pablo en Romanos 3, 23 nos dice que "todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios"?
Respuesta: San Pablo hace una declaración general sobre la condición de la humanidad después de la caída. No pretende añadir excepciones a la palabra "todos", porque sabemos bien que Jesús nunca pecó, como tampoco los ángeles buenos. En 1 Corintios 4, 5, san Pablo declara que “todos recibirán la alabanza de Dios”. ¿Este “todos” incluye a Satanás, los demonios y los condenados? ¡Por supuesto que no! De hecho, el dogma católico de la Inmaculada Concepción de María se desarrolló precisamente porque María es la madre de Jesús, quien "fue probado igual que nosotros, pero sin pecado" (Hebreos 4, 15).
El dogma de la plenitud de gracia de María desde su concepción encuentra un fundamento en el saludo del ángel en Lucas 1, 28. María es descrita como "llena de gracia" ("kejaritomene"), que en griego significa alguien que ha sido y continúa siendo "favorecida" o "agraciada" por Dios (otras traducciones podrían ser "completamente perdonada" o "completamente llena de gracia"). Dado que Jesús es plenamente humano, pero sin pecado, era entonces necesario que tomara su naturaleza humana de una mujer "llena de gracia" y, por tanto, libre de todo pecado (tanto del pecado original como del pecado personal).
En el siglo XIII, los teólogos franciscanos William de Ware y el beato Juan Duns Escoto desarrollaron la idea de "redención anticipada" o "pre-redención". Los méritos de Cristo fueron aplicados a María en anticipación a su futuro papel como madre del Verbo encarnado. Así, María fue redimida por Cristo al ser preservada de toda mancha del pecado original. En 1854, el beato Pío IX definió el dogma de la Inmaculada Concepción como una verdad revelada por Dios en la cual todos los fieles deben creer.
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