¿A qué se exponen los presos políticos que han perdido más 20 kilos en menos de tres meses?
Una preocupación en común atraviesa a la mayoría de las madres de los presos políticos de las protestas postelectorales: las abruptas bajadas de peso de sus familiares.
“Mi hijo ha bajado más de 26 kilos en menos de tres meses”, alertaron representantes en una protesta que se llevó a cabo en los alrededores del Ministerio para el Servicio Penitenciario, en Caracas.
#Ahora | Un grupo de representantes de los aldolescentes detenidos en el contexto de protestas postelectorales protestan a las afueras del Sistema de Naciones Unidas (ONU), en Caracas. pic.twitter.com/ey1amCm9ZZ
— Efecto Cocuyo (@EfectoCocuyo) October 21, 2024
Esta baja de peso tan drástica, que denuncian las madres, pone en peligro la vida de estos presos políticos, encarcelados tras protestar contra de los resultados electorales del 28 de julio. Algunos han perdido peso por las intensas y constantes diarreas, otros porque no se les da comida y algunos han enfermado por comer alimentos descompuestos y agua no potable.
Pero los problemas por la mala nutrición no son un tema nuevo en el sistema carcelario venezolano.
Ya en 2022, el Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP) advirtió que para ese año había más muertes por desnutrición y tuberculosis que por violencia dentro de las prisiones de Venezuela. Mientras que para 2023, al menos, 32 reclusos murieron por problemas de salud, muchos asociados a enfermedades como la desnutrición,
Para entender la situación Efecto Cocuyo contactó a la doctora Yulibeth Martínez, nutricionista egresada de la Universidad Central de Venezuela.
¿Qué riesgos tiene una persona que está privada de libertad y pierde 26 kilos?
Lo primero que responde la especialista es que es sumamente agresivo que una persona pierda 20 kilogramos en un rango de tiempo menor a tres meses, ya que esto puede comprometer el sistema inmunológico de la persona.
“Se le van a bajar las defensas, porque una pérdida de peso tan agresiva implica una pérdida de mucha masa muscular, y obviamente el descontrol total de su sistema de defensas. Las células de nuestro cuerpo, que forman parte del sistema inmunológico, son también proteínas que obviamente al bajar tanto de peso se van a ver afectadas”, señala la nutricionista en una entrevista telefónica con Efecto Cocuyo.
La galena explica que un descontrol total en el sistema de defensa de la persona da paso a que muchas otras enfermedades oportunistas, virus y hongos ataquen el sistema inmunológico de la persona.
Síntomas médicos en una persona que baja abruptamente de peso
Martínez detalla que uno de los principales síntomas que tienen las personas que bajan de manera drástica de peso es la descompensación total del cuerpo, disminución de todos los nutrientes del organismo, baja de hierro y minerales, anemia y pérdida de masa muscular.
“Va a estar expuesto a enfermedades o patógenos oportunistas, va a tener, por supuesto, pérdida del cabello, caída del cabello en exceso, debilidad en las uñas, resequedad de la piel, piel escamosa, mareos, desmayos, diarreas inclusive, porque se descompensa, puede tener inclusive un síndrome de falla multiorgánica por falta de alimentos, es decir por desnutrición”, explica.
La especialista agrega que las personas privadas de libertad que sufren estas pérdidas de peso pueden desarrollar afecciones en ciertos órganos como los riñones, el hígado, el páncreas, el estómago, el corazón y la parte circulatoria.
“Hay un riesgo cuando la persona pierde peso, no por voluntad propia, sino por la omisión de alimentos, lo que afecta totalmente el estado nutricional y el peso. Sin embargo, hay un factor importante que es el factor psicológico emocional al que están sometidas estas personas que les genera un grado de estrés muchísimo mayor”, añade.
¿Comó se recupera un paciente que sufre de desnutrición?
La nutricionista de la UCV asegura que para que una persona se recupere de un estado de desnutrición debe recibir apoyo de un especialista en esta área y así implementar un plan de recuperación nutricional lento y progresivo.
“La recuperación de los pacientes con desnutrición debe ser lenta, para evitar algo que se llama síndrome de realimentación”.
Martínez indica que el apoyo psicológico es fundamental y recomienda a las madres de los privados de libertad por razones políticas, en caso de poder, llevarles los alimentos que sean más saludables y que estén ricos en proteínas ya que en estos casos queda en evidencia la falta de aporte proteico.
La desnutrición en el sistema penitenciario venezolano
La falta de un presupuesto adecuado deja en evidencia las malas condiciones nutricionales que tienen los presos en Venezuela, a juicio del director del Observatorio Venezolano de Prisiones, Humberto Prado.
Prado advierte que la falta de alimentación adecuada y las condiciones de higiene en la comida que reciben los privados de libertad hace que enfermedades como la desnutrición sean una “bomba de tiempo en las cárceles del país”.
Los Estatutos Internacionales de Derechos Humanos y las Reglas Nelson Mandela (también conocidas como las Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para el Tratamiento de los Reclusos) no establece una cantidad exacta de calorías que un prisionero debe ingerir diariamente. Sin embargo, se proporcionan principios y lineamientos para garantizar que la alimentación sea adecuada y cumpla con los estándares nutricionales aceptables.
Principios generales sobre la alimentación en las Reglas Nelson Mandela
Los reclusos deben recibir alimentos de buena calidad, bien preparados y servidos en cantidad suficiente para satisfacer los estándares nutricionales y de salud. Se debe respetar la calidad y cantidad adecuadas para asegurar el bienestar físico y mental.
Organismos internacionales como la Organización Mundial de la Salud (OMS) sugieren que una persona promedio necesita entre 2.000 y 2.500 calorías diarias para mantener una buena salud.
“Hay varios factores críticos relacionados con la desnutrición como un flagelo que afecta gravemente a los presos. La crisis económica que impacta al ciudadano de a pie también afecta gravemente a los privados de libertad, porque muchos de ellos dependen de sus familiares para poder acceder a insumos necesarios para su supervivencia; la mayoría de los presos provienen de familias muy humildes que en algunos casos no tienen recursos para ayudarlos”, señala Prado en una entrevista telefónica con Efecto Cocuyo.
El director del OVP recordó que las cárceles están sumamente hacinadas y esto agrava las condiciones de reclusión, agrega que muchas de ellas ni siquiera tienen una infraestructura adecuada para la preparación y distribución de los alimentos.
“La corrupción dentro del sistema penitenciario también tiene incidencia en este problema. Los recursos destinados para la alimentación de los presos, que ya son limitados, son muchas veces desviados o mal gestionados, lo que reduce aún más la cantidad y calidad de los alimentos que reciben los internos. Hemos denunciado casos en los que los alimentos son hurtados por personal del penal o algunos que cobran en dólares para tener acceso a la comida que envía el Estado”, advierte.
¿Cuáles son las condiciones de Tocorón, Tocuyito, Yare y los calabozos policiales?
Prado explica que estas prisiones están en muy mal estado y con acceso eficiente a servicios básico como el agua potable, tambien destaca que las condiciones sanitarias de estos recintos son muy “pobres” y que esto agrava la propagación de enfermedades contagiosas y el deterioro general de la salud de los presos.
“Las raciones de alimentos suministradas son insuficientes, y a menudo no cumplen con los estándares nutricionales mínimos. Además, en estas cárceles es poca la ayuda que los familiares pueden brindar porque están sumamente controladas por el régimen”, dice.
Indicó que en los centros de detención preventiva las condiciones de salubridad suelen estar en peores condiciones que las cárceles regulares.
“En estos centros, los presos políticos y sociales enfrentan un hacinamiento crítico en celdas diseñadas para 5 o 10 personas, pero encierran hasta más de 30 detenidos. En su mayoría, no cuentan con instalaciones médicas ni personal capacitado para atender emergencias de salud, y las enfermedades como la sarna, infecciones respiratorias y digestivas son comunes debido a las pésimas condiciones higiénicas”, concluyó.
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