Biogás, la energía circular, avanza en Brasil gracias a arreglos locales
RÍO DE JANEIRO – “No conozco una tecnología más sostenible para la transformación de la sociedad que el biogás”, sentenció el profesor Alex Enrich-Prast, activista de esta alternativa energética con expansión muy diversificada y descentralizada en Brasil.
No se trata solo de una fuente energética renovable y limpiadora, obtenida por la degradación anaerobia de residuos orgánicos, argumentó ante los empresarios e interesados congregados en el 11 Foro del Biogás, de ámbito nacional, el 2 y 3 de octubre en Río de Janeiro.
El biogás, añadió, también es clave para que el mundo pueda lidiar con la basura y los residuos en general, un problema que castiga la humanidad, lo que convierte a esta energía en circular.
Investigador del tema en universidades brasileñas y en la de Linkoping, en Suecia, el biólogo Enrich-Prast sorprendió al sostener también que “el biogás, en Brasil, tiene mayor relevancia como producción de biofertilizantes que de energía”.
En Europa la expansión de esa fuente energética responde a la “estrategia geopolítica” de reducción de la dependencia en relación al gas ruso, en un continente cuyas temperaturas exigen calefacción. La guerra en Ucrania invadida por Rusia destapó el drama.
“El biogás sigue la segmentación por tipos de substratos. Su modelo de negocio para la caña de azúcar es distinto del de la porcicultura, del ganado de leche, del saneamiento básico, de otras siembras”: Cícero Bley Junior.
En el caso de Brasil, una potencia agrícola tropical, se destaca la dependencia de fertilizantes importados, que alcanzan más de 80 % del consumo nacional, explicó el profesor.
Como Rusia y Ucrania son importantes proveedores de ellos, la guerra urgió un incremento de la producción nacional, a ser cubierto parcialmente por los residuos cuya biodigestión genera a la vez el biogás y un estiércol mejorado, depurado de los gases. Beneficiado, puede generar un fertilizante mejor que los químicos, al contener micronutrientes.
Además de los riesgos geopolíticos y económicos, los fertilizantes importados son de origen fósil, atentando contra la agricultura de bajo carbono que Brasil trata de promover, entre sus metas de mitigación del cambio climático.
Costo elevado es el escollo
“La dificultad es el costo, los biofertilizantes aún son más caros que el fertilizante fósil o mineral y la agricultura no se dispone a pagar ese precio”, contrapuso en declaraciones a IPS Renata Isfer, presidenta de la Asociación Brasileña de Biogás y Biometano (Abiogás), promotora del foro.
El avance tecnológico y la escala de producción podrán reducir los costos, pero un camino más rápido puede abrirse si las exigencias ambientales del mercado internacional imponen una producción más sostenible y menos contaminadora, reconoció.
De todas formas “el biogás es vital, no habrá colonización humana en Marte sin el biogás allá”, aseguró a IPS Enrich-Prast, profesor de la Universidad Federal de Río de Janeiro actualmente cedido a su par de São Paulo.
En medio a su docencia, el especialista impulsa una cooperación entre Brasil y Suecia. Fundó con otros investigadores la empresa Inova Biogás, con el fin de contribuir a la productividad energética y la calidad de los biofertilizantes.
Valoriza la experiencia de Europa, donde el biogás, que refinado se convierte en el biometano equivalente al gas natural, ya se consolidó como un importante insumo energético al tener explorada buena parte de sus potencialidades.
En Brasil es una industria incipiente, aún carente de políticas públicas, inversiones, tecnologías propias y regulaciones, que se desarrolla por iniciativas privadas, sectoriales y experimentales y va diseñando una expansión por medio de arreglos locales, en una descentralización territorial y por ecosistemas productivos.
Segmentación
“El biogás sigue la segmentación por tipos de substratos. Su modelo de negocio para la caña de azúcar es distinto del de la porcicultura, del ganado de leche, del saneamiento básico, de otras siembras”, resumió Cícero Bley Junior, un ícono del sector, actualmente con su empresa consultora Bley Energías.
“Todo es biogás, pero el biogás es solo una parte del proceso y del negocio”, desde las actividades que generan el substrato o insumo de la biodigestión al biometano usado en varios tipos de industria, en camiones y otros vehículos, apuntó.
Fundador, primer presidente y actual presidente emérito de Abiogás, Bley impulsó el movimiento del biogás en el suroeste de Brasil cuando fue superintendente de energías renovables de Itaipu Binacional (2003-2016), la central hidroeléctrica compartida entre Brasil y Paraguay en la frontera entre los dos países.
Un modelo de negocio está surgiendo en torno de la cooperativa agroindustrial Primato, de Toledo, municipio de 150 000 habitantes en el oeste del meridional estado de Paraná y mayor productor nacional de carne de cerdo, donde Bley concentra sus labores actuales.
Solo en el transporte de alimentos animales la cooperativa cuenta con 70 camiones que recorren 200 kilómetros diarios como promedio cada uno, consumiendo el diésel.
El plan en marcha sustituirá el combustible fósil por biometano resultaría un gran ahorro de costos y la reducción de 89 % de las emisiones de gases del efecto invernadero, ejemplificó.
Arreglos locales están naciendo o pueden surgir en todo el país, con abundancia de biomasa, desde el área productora de melones de exportación en el nororiental estado de Alagoas, otra comunidad pesquera cercana que siembra y consume gran cantidad de mandioca, al corazón de la Amazonia con muchas plantas acuáticas macrófitas, acotó.
Por ahora la gran producción de biogás y biometano se concentra en los rellenos sanitarios, más antiguos, y en años más recientes en las centrales productoras de etanol de caña de azúcar.
Producción y consumo local
Una de ellas, Cocal, en el oeste del sureño estado de São Paulo, abastece con parte de su biometano al mercado de gases de tres ciudades cercanas. Para eso Necta, distribuidora de gas natural en la mayor parte del estado, construyó una red local de gasoductos.
Eso también se piensa hacer para abastecer un polo de 16 plantas de la industria cerámica, en Santa Gertrudes, otra pequeña ciudad paulista de 24 000 habitantes. Pero no es la prioridad de Comgás, la distribuidora de gas en el este del estado de São Paulo, que incluye a Santa Gertrudes.
El gran problema del polo cerámico, la contaminación atmosférica de la ciudad se redujo por la adopción del gas natural como insumo energético, en lugar de antiguo uso del carbón mineral y la leña, según David Penna, gerente de ingeniería de la empresa.
La prioridad actual es la sustitución del consumo de diésel por camiones en las carreteras por el biometano, que es considerado equivalente y cuyo uso no exige alteraciones tecnológicas en los vehículos.
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Estudiar con estadísticas el flujo de los camiones en las carreteras es hoy una de las tareas que asumieron varias empresas distribuidoras de gas natural, para identificar locales prioritarios de futuros puestos de abastecimiento.
Pero son planes a largo plazo, ya que sustituir camiones a diésel por los impulsados a gas demandan tiempo, ya que esos vehículos tienen larga vida útil y la industria automotora incrementa lentamente la producción de camiones con motores a gas, matizó Penna a IPS durante el Foro del Biogás.
(Re)energisa, una empresa volcada a la transición energética, parte de grupo Energisa de generación y distribución de electricidad, también adhirió al biogás, tras concentrarse en energía solar fotovoltaica.
Está instalando en Campos Novos, en el centro del sureño estado de Santa Catarina, mayor exportador brasileño de carne porcina, una planta para generar 25 000 metros cúbicos diarios de biometano, con residuos de la industria de carnes y lacticinios de los alrededores.
Soluciona el problema de los desechos de la industria local, pero el foco es la producción de biofertilizantes, a través del compostaje, según Roberta Godoi, vicepresidenta de Soluciones Energéticas de (Re)energisa.
ED: EG
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