San Juan Pablo II y la vida, por María Garcia de Fleury
María García de Fleury
El 22 de octubre se celebra la fiesta de San Juan Pablo II y para ello se aprovechará de sonar campanas a favor de la vida en cuatro continentes. Son campanas que resonarán como la voz de los no nacidos para pedir por la vida humana y la paz del mundo.
Esta iniciativa nació en Polonia gracias a la Fundación Sí a la Vida en el año 2020 durante la fiesta de la Virgen de Shestokova.
El mensaje en la fecha de la celebración de San Juan Pablo II es a favor de la vida, recordando la frase del libro del profeta Jeremías en el que Dios dice antes de que yo te formara en el vientre de tu madre ya te conocía, antes de que nacieras ya te tenía consagrado y respaldar el quinto mandamiento que dice no matarás.
Juan Pablo II fue siempre un gran defensor de la vida pues a su mamá Emilia le recomendaron diferentes personalidades que abortaran pues su salud no era buena, el país estaba en guerra, habían pocos alimentos y sin embargo Emilia dijo no al aborto aunque temía por su vida y la del niño en su vientre.
A los nueve meses nació su hijo a quien llamó Carol y quien con el paso de los años se convirtió en papa, en vicario de Cristo en la tierra.
Gracias a ella el mundo pudo tener un papa a quien conocemos como Juan Pablo II. Una de las principales cosas que se han hecho en la vida de Juan Pablo II y una de las principales inquietudes de su pontificado es la defensa de la cultura de la vida gravemente amenazada por lo que él llamó la cultura de la muerte plasmada en lacras como el aborto y la eutanasia que algunos promueven en nombre de una aberrante concepción del progreso.
Juan Pablo II dijo y leo textualmente estamos ante un enorme y dramático choque entre el bien y el mal, la muerte y la vida, la cultura de la muerte y la cultura de la vida, estamos en medio de este conflicto donde todos nos vemos implicados y obligados a participar con la responsabilidad ineludible de elegir incondicionalmente a favor de la vida.
Y agrega Juan Pablo, estamos solo ante una trágica apariencia de legalidad donde el ideal democrático que es verdaderamente tal cuando se reconoce y tutela la dignidad de la persona humana es traicionada en sus mismas bases. ¿Cómo es posible hablar? Todavía de dignidad de toda persona humana cuando se permite matar a los más débiles e inocentes.
Juan Pablo II se siguió preguntando ¿En nombre de qué justicia se realiza la más injusta de las discriminaciones entre las personas declarando a algunos dignos de ser defendidos mientras que a otros se les niega esta dignidad? Reivindicar el derecho al aborto, al infanticidio, a la eutanasia y reconocerlo legalmente significa atribuir a la libertad humana un significado perverso e inicuo.
Todas estas son palabras de Juan Pablo II. Para esta ocasión, los organizadores de la jornada del 22 de octubre han propuesto una oración especial por la defensa de la vida y tocar campanas de las iglesias como un toque de atención para la sociedad y también para la iglesia.
Porque la iglesia no puede ceder a la presión de un pensamiento que pretenden hacer dominante sabiendo que el precio a pagar La aniquilación de seres humanos inocentes.
La aniquilación también de la sociedad con todas las consecuencias físicas, psíquicas y morales que implica matar a un ser inocente dentro del vientre de la propia madre.
Juan Pablo II recuerda que defender la vida es estar del lado de lo que Dios pide y con Dios siempre ganamos.
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