Autobiografía | |
¡Yo lo elijo todo! | |
Puesta en situación | |
Teresa hace referencia a las cartas de su madre Celia, que cuentan anécdotas sobre la estrecha relación de Teresa con Celina. Una de ellas es el episodio en el que Leonia ofrece a sus dos hermanas pequeñas una cesta llena de vestidos de muñeca y telas para hacer otros vestidos. Celina eligió un pequeño manojo de trenzas y Teresa, tras pensárselo un momento, cogió la cesta y dijo: «¡Yo lo elijo todo!» | |
Teresa me habla | |
« Este insignificante episodio de mi infancia es el resumen de toda mi vida. Más tarde, cuando se ofreció ante mis ojos el horizonte de la perfección, comprendí que para ser santa había que sufrir mucho, buscar siempre lo más perfecto y olvidarse de sí misma. Comprendí que en la perfección había muchos grados, y que cada alma era libre de responder a las invitaciones del Señor y de hacer poco o mucho por Él, en una palabra, de escoger entre los sacrificios que Él nos pide. Entonces, como en los días de mi niñez, exclamé: «Dios mío, yo lo escojo todo. No quiero ser santa a medias, no me asusta sufrir por ti, sólo me asusta una cosa: conservar mi voluntad. Tómala, ¡pues "yo escojo todo" lo que tú quieres...!» | |
Ms A 10 | |
Comprendo | |
Al releer su vida, Teresa se da cuenta de que ya desde muy joven era capaz de hacer una elección radical. Su «yo lo elijo todo» está en consonancia con su deseo consciente de no ser una santa a medias cuando era monja carmelita. Era ante todo un rasgo de carácter, de su personalidad, que se manifestó muy pronto en su vida y que respondía a la llamada evangélica a la perfección. | |
Rezo y actúo | |
El «Yo lo elijo todo» de Teresa puede parecer utópico si lo tomamos al pie de la letra. En cambio, si lo entendemos como la elección radical de vivir como hijo de Dios, siguiendo a Jesucristo, para hacer su voluntad, entonces puede inspirarnos y habitar en nosotros... ¿Estoy dispuesto a recorrer el mismo camino? |
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