Créditos no alcanzan para comprar ni medio apartamento
En 10 zonas populares del país, un apartamento de 82 metros cuadrados puede costar entre Bs. 15 y 26 millones, los bancos prestan hasta cerca de 5 millones de bolívares a quien gane salario mínimo
Jean Carlos Padilla se graduó recientemente en la Universidad Central de Venezuela de licenciado en Educación. Quiere independizarse de sus padres para formalizar su relación con su pareja. Tiene 26 años y desde que nació vive en los Valles del Tuy. En esta subregión del estado Miranda trabaja y comenta que desea seguir residenciado allí; no obstante, no ha podido abandonar el hogar materno, pues los costos de los apartamentos, e incluso de los alquileres, no están a su alcance. Con un préstamo de Bs. 5 millones, que es lo que le da una entidad financiera del Estado, no compra ni la mitad de una vivienda en la zona en la cual habita.
Afirma que, tras una larga búsqueda, observó que un apartamento nuevo de 67 u 84 m2, en una zona clase media en Charallave, se puede conseguir entre 15 y 30 millones de bolívares; mientras que, en urbanizaciones privilegiadas como Paso Real, también en Charallave, un inmueble de 90 m2 puede costar entre 40 y 70 millones bolívares. Frente a esto, Padilla se interesó por el inmueble más económico e intentó pedir un crédito para una vivienda, pero lo que le otorgaban a través del Banavih eran Bs. 5.000.000,00 que no le alcanzaba para adquirir el inmueble. Por tal motivo, decidió seguir viviendo con sus progenitores.
Yliana Ortíz, damnificada de la tragedia de Vargas ocurrida en diciembre de 1999, cuenta que comparte vivienda con su madre, su pareja y sus dos hijas, pues fue el único modo que encontró de garantizar un techo. Ortiz dijo que realizó un sondeo para ver si podía optar por una vivienda propia en estos tiempos, pero encontró que la inversión promedio en un apartamento en La Llanada era de Bs. 200.000.000, mientras que en los bloques de 10 de Marzo, el monto estaba entre 17 y 25 millones de bolívares, dependiendo de los metros cuadrados.
“El verdadero problema es que los precios de los inmuebles están muy por encima de cualquier opción de préstamo a través de Banavih o de la banca privada. En Banavih te dan 5 millones de bolívares y ¿qué me compro con eso? Ahorita no hay capacidad de ahorro como para decir que uno va a reunir para poder dar una inicial decente”, puntualizó Ortiz.
En Vargas, el tabulador que manejan las empresas inmobiliarias, indica que el alquiler de un apartamento promedio, en la zona más costosa del litoral, como la urbanización La Llanada, en Caraballeda, se ubica en un monto mensual de 250 a 350 mil bolívares. Mientras que en las zonas más populares, como los bloques de 10 de Marzo o la Prolongación Soublette, entre Maiquetía y Catia La Mar, se puede cancelar por el mismo apartamento un monto de Bs. 80.000 mensual.
Quiero comprar para ti una casa bella
Los casos de Padilla y Ortiz son un ejemplo de lo difícil que se ha convertido para un venezolano adquirir una vivienda en los últimos tres años, tiempo en el que ha quedado demostrado que las nuevas edificaciones han disminuido y las pocas que quedan tienen costos exorbitantes.
El equipo reporteril de El Pitazo tomó como referencia el costo de apartamentos de 82 metros cuadrados (m2) ubicados en 10 zonas populares del país como: Las Delicias en Anzoátegui, Los Cerrajones en Barquisimeto, Charallave en Los Valles del Tuy (Miranda), Urbanización 10 de Marzo en Catia La Mar (Vargas), Guarenas en Miranda, Raúl Leoni en Maracaibo (Zulia) y Campo Alto de Puerto Ordaz (Bolívar), para constatar si un ciudadano que devengue el salario mínimo actual (Bs. 22.576,60) puede comprar un inmueble.
Luego de un recorrido realizado por 10 estados del país, se pudo verificar que un apartamento con las características antes mencionadas, oscila entre 15 y 26 millones de bolívares. Dependiendo del monto total del inmueble a comprar, un crédito hipotecario solo puede cubrir entre 20% y 50 % del monto total de la vivienda.
Si bien es cierto que el Gobierno nacional ofrece créditos habitacionales a través del Banco Nacional de Vivienda y Hábitat (Banavih), el cual es financiado por medio del Fondo de Ahorro Voluntario para la Vivienda (Faov), el monto máximo que asigna para adquirir un techo no supera los 5 millones de bolívares.
Otra de las opciones para comprar un inmueble la ofrece la banca privada, a través del crédito hipotecario amparado bajo la Ley de Protección al Deudor Hipotecario para la Adquisición de Vivienda Principal, que ofrece hasta 10 millones bolívares. Sin embargo, para obtener ese monto un venezolano debe ganar por encima de 20 salarios mínimos al mes, que serían cerca de Bs. 452.000, y además debe demostrar, a través de sus movimientos bancarios, que recibe esa cantidad.
El panorama es más desalentador si decide comprar una vivienda en una zona privilegiada, en la que un inmueble puede costar entre 60 y 250 millones de bolívares, dependiendo del lugar.
Venta de inmuebles ha disminuido un 60%
José Manuel Alejo, presidente de la Cámara Inmobiliaria del estado Lara, explica que debido a la falta de insumos para la construcción y la creciente inflación se imposibilita el desarrollo de nuevos proyectos, lo cual ha traído como consecuencia la paralización de 80% de las nuevas edificaciones a escala nacional. “Las operaciones se realizan en viviendas de segunda mano”, destacó.
Alejo señaló que la demanda de viviendas supera con creces a la oferta, mientras que las regulaciones de ley, impuestas por el Ejecutivo Nacional, han contribuido a la debacle del sector. “El financiamiento que existe para la compra de viviendas es muy poco, la gente no tiene acceso a créditos que les permitan adquirir un apartamento o una casa, mientras que la situación inflacionaria ha llevado a que no existan vendedores que esperen por un crédito que tarda entre 90 y 180 días dependiendo del banco, además de que los montos son ínfimos”.
Orestes Rosín, presidente de la Cámara Inmobiliaria en Anzoátegui, explicó que la mayoría de los dueños de los inmuebles secundarios han elevado sus costos debido a la escasez de nuevas viviendas, e indicó que esta sería la primera opción para quien desee adquirir una casa o apartamento.
Rosín comentó que el valor de los inmuebles es calculado por zona y ubicación, razón por la que una vivienda en la parte alta de Puerto La Cruz cuesta Bs. 20.000.000, mientras que otra con las mismas características en Lechería, zona privilegiada de la región, se ubica en 250 millones de bolívares. Aunado a ello, la Ley Contra la Estafa Inmobiliaria publicada en 2012 ahuyentó a los promotores del negocio de la construcción, por lo que actualmente son pocos los proyectos habitacionales que se construyen en el país.
En el 2010 el Gobierno publicó la Ley para la Regulación y Control de los Arrendamientos, con la finalidad de proteger a los inquilinos, pero los arrendatarios fueron los más perjudicados. “El desequilibrio de la ley ha hecho que los propietarios de inmuebles para arrendamiento decidan vender o cerrarlos, a esto se debe la escasez de alquileres y a un mercado negro que no se adecua a las disposiciones de la ley. Este ahora no es una opción en Venezuela, donde cada vez hay menos inmuebles disponibles”, acotó José Manuel Alejo.
Thaís León, corredora de inmuebles de la subregión Guarenas-Guatire, en Miranda, detalló que las ventas de propiedades han bajado un 60% en comparación con 2015. Las razones son los altos precios de los apartamentos y residencias familiares, que se han quintuplicado. “Casas que costaban Bs. 3.000.000 hace un año, ahora valen 30 millones de bolívares y los bancos aprueban máximo 5 millones de bolívares a través de la Ley de Política Habitacional”, manifestó.
Clemente Tenías, presidente de la Cámara Inmobiliaria del estado Bolívar, explicó que en los últimos tres meses la venta de inmuebles cayó 80 % debido al exceso de oferta y a la pérdida del poder adquisitivo, en un mercado que, a su juicio, se contrajo un 50 % en los últimos tres años.
Desesperación y pocas aspiraciones
Mayerlin Peña es fotógrafa y tiene 10 años de casada. Vivió en los Andes venezolanos por un par de años, pero se regresó con su esposo y su hija a Los Teques, ciudad en la que nació. “Regresamos hace cinco años buscando mejores empleos y dejamos nuestra casita en Mérida. Aquí en Los Teques no hemos podido comprar nada, todo es imposible de alcanzar con nuestros salarios”, relató Peña, quien está embarazada de gemelos en la actualidad.
“Hemos visitado algunas inmobiliarias y la lista de personas que demandan apartamentos o casas en alquiler es larga. Hemos buscado en periódicos locales y solo ofrecen habitaciones para solteros, preferiblemente estudiantes. Estamos desesperados. Vivimos arrimados en la que era la casa de mi abuela, que tiene un cuarto grande, y logramos dividirlo para mi hija y nosotros. Queremos tener nuestro propio espacio”, dijo Peña, quien ahora debe pensar en cómo distribuir el cuarto para los dos hijos que vienen en camino.
De no mejorar la situación del mercado inmobiliario, las historias de Peña, Ortiz y Padilla se seguirán multiplicando en un país donde el dicho aquel de que “casado casa quiere”, se ha convertido en una utopía con columnas de frágil barro.
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