La suplantación de identidad, por Gisela Ortega
Publicado febrero 24, 2020
Un nuevo fenómeno estrechamente vinculado con el desarrollo de nuevos servicios de Internet basados en contenidos creados por el usuario son las redes sociales. Facebook, y MySpace, son ejemplos de servicios en línea diseñados para que el interesado se presente a sí mismo y se mantenga en contacto con otros usuarios. La información que suministran incluye desde el nombre y la fecha de nacimiento hasta las inclinaciones sexuales. Mediante el acceso a estas redes los delincuentes obtienen información sobre la identidad que las personas publican voluntariamente para luego utilizarla con fines delictivos.
¿Cómo evitar la suplantación de identidad?
Expertos en la materia recomiendan medidas como las siguientes:
-Cambiar las claves de acceso constantemente. Usar contraseñas que incluyan números, símbolos, letras, etc.
-Que el usuario no responda e-mails ni otros mensajes donde le soliciten información personal.
-No dejar sesiones iniciadas en computadoras que no sean las suyas.
-No colocar información personal en computadoras ubicadas en espacios públicos, como aeropuertos, bibliotecas, hoteles, etc.
-No hacer click en enlaces sospechosos aun cuando procedan de remitentes conocidos.
-No actualizar datos bancarios por Internet.
-Antes de hacer un depósito o una transferencia por Internet, tanto a nivel local como internacional, confirmar con el destinatario los datos correspondientes, para reducir el riesgo de ser víctima de un “cracker”
“El acelerado desarrollo de Internet en los últimos años es uno de los fenómenos sociales más importantes del siglo y repercute en los aspectos comerciales, económicos, culturales, sociales y morales de la vida. Se encuentra en estado de constante y rápida evolución y nuestras herramientas tradicionales de medición y análisis no se prestan bien para prever sus efectos o planes de las respuestas futuras”, afirma Cormac Callanan, Director Gerente de Aconite Internet Solutions Limited, en su obra “Hurto de Identidad”. Indica, además, que “debido al carácter fundamental de Internet, existen serios limites respecto a lo que un país puede alcanzar por su cuenta para abordar los temas relativos al delito cibernético. Internet en sí mismo es un fenómeno internacional en todo el sentido de la palabra y toda repuesta eficaz depende de un alto grado de cooperación internacional”.
Los contenidos referentes a Internet son de gran amplitud, compleja y jurídicamente, y de dimensiones internacionales. Plantean problemas especiales a la comunidad internacional, los gobiernos, el sector industrial, los educadores y, de hecho, a los propios usuarios. Se necesitan nuevas asociaciones, nuevos enfoques y nuevos niveles de flexibilidad para lograr que la exploración de Internet lleve incorporadas medidas de seguridad que aseguren la máxima protección a quienes son vulnerables a sus aspectos negativos.
“El crimen cibernético es una de las formas más lucrativas de robo en la actualidad. Mueve más de US$ 575.000 millones por año en el mundo. Al ser un delito sin frontera, los ataques cada vez son más audaces y peligrosos que nunca”. Así lo reveló la más reciente investigación de la firma estadounidense IBM: “Hablemos del Cibercrimen, la mafia del siglo XXI”, recientemente en Bogotá, Colombia, con el objetivo de revelar cómo se componen estas estructuras.
El documento señala que los delitos con más impacto en internet son la “usurpación o hurto de la identidad”, realizados por grupos cibernéticos compuestos por más de 10 personas, quienes se han especializado en vulnerar los sistemas más frágiles del sistema financiero para robar millones de dólares.
IBM reveló además que entre las modalidades más comunes destaca el correo basura (spam), el bloqueo de accesos (firewalls), el ingreso ilícito a sistemas (cracking), y la transferencia de información (payload), entre otras.
No cabe duda de que el mundo de Internet crece sin límites ni fronteras, por lo que los usuarios deben cuidar su privacidad, prevenir este tipo de situaciones y ser conscientes de que cualquiera que se tome la mínima molestia, puede tener acceso a todos nuestros datos y violar nuestra intimidad.
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