Homilía en la Bajada de la Chinita: Venezuela ve desfallecer su esperanza
Al menos 50.000 personas se concentraron en la plazoleta de la Basílica, en el centro de Maracaibo, para ver bajar la reliquia de la Virgen de Chiquinquirá desde su nicho
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Maracaibo.- La plazoleta de la Basílica de Nuestra Señora de Chiquinquirá, ubicada en el centro de Maracaibo, se convirtió la tarde de este sábado 26 de octubre en un templo a cielo abierto para presenciar la bajada de la Chinita, patrona de los zulianos, desde su nicho y reencontrarse con su feligresía.
El acto religioso inició pasada las 6:40 de la tarde, y la celebración de la eucaristía estuvo presidida por el obispo de Maturín, monseñor Enrique Pérez Lavado, quien en la homilía reflexionó sobre Venezuela y lamento que vea desfallecer sus esperanzas.
«Venezuela y el Zulia no están fuera de ese mundo que ven desfallecer su esperanza. Es necesario proclamar el evangelio de la esperanza», dijo el sacerdote, oriundo de Zulia y familiar del escritor y poeta Udón Pérez.
Antes de la afirmación, el obispo aseguró: «Vivimos en un mundo que sólo parece esperar en las armas, en la guerra, en las riquezas obtenidas a precios de sangre, droga, tratas de persona; o en imponer determinadas ideologías para hacer valer los propios intereses mezquinos, segregando y marginando a quienes no los comparten».
El sacerdote indicó a los miles de fieles presentes, entre ellos representantes del gobierno nacional y regional, que tienen que estar convencidos de que «Venezuela es sanable, sanable de las grandes miasmas que hoy la mantienen enferma».
Al evento asistieron el gobernador de Zulia, Manuel Rosales; el presidente de Corpozulia y ex ministro Néstor Reverol; el alcalde encargado de Maracaibo, Adrián Romero, y los mandatarios municipales de San Francisco, Gustavo Fernández, y de Mara, Luis Caldera.
Miles de devotos
Al menos 50.000 personas se concentraron en la plazoleta de la Basílica para ver bajar a la reliquia de la Virgen de Chiquinquirá desde su nicho por medio de un tobogán adornado con flores mientras docenas de gaiteros entonaron canciones en su honor.
La santa tablita, donde apareció la Chinita hace 315 años, fue recibida por los sacerdotes en el altar instalado en la entrada del templo, mientras una lluvia de pétalos de flores y papelillos caía sobre ella y los fuegos artificiales alumbraron el cielo.
Los fieles estallaron en aplausos y vítores para la Virgen morena, a quien agradecieron por los favores concedidos. «Yo vine a darle gracias por la salud de mi nieta, por permitir que esté sana con nosotros. No tengo cómo pagarle», dijo María Castillo, de 65 años, con lágrimas en los ojos.
Isabel Gonzalez, una maestra de 42 años, le agradece a la Virgen por la salud de su familia, por cuidar de sus dos hijos que migraron y le pidió por Venezuela. «Vengo a agradecerle y a pedirle que no nos desampare, que ayude a este país, que mejore y que todos los migrantes vuelvan», dijo.
La Virgen salió en procesión en su trono llenó de flores rojas, el cual fue cargado en hombros por decenas de Servidores de María, una congregación mariana que sirve a la Chinita.
Con la Bajada de la Virgen se inician las festividad en honor a la Chinita, cuya solemnidad es el 18 de noviembre cuando se cumplen 315 años de su aparición.
El evento religioso se efectuó en medio de un fuerte despliegue policial, que tomó desde la mañana de este sábado 26 los accesos hacia la Basílica.
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