Pedro Mezquita: “Los productores somos otros dictadores, pero más divertidos”
Abogado, productor cinematográfico y guía gastronómico, sostiene que la MUD le falta el ingrediente del diálogo y que "de este año no pasa" que Venezuela camine por la alfombra roja
—¿Necesita un abogado el cine venezolano?—¡Para nada! Aquí estoy yo (risas).
—¿Y el soberano?—Ya tiene demasiados.
—¿Por qué lo llaman el hombre orquesta?—Porque uno a personas que pensaban que se odiaban.
—¿Qué espera para conciliar a gobierno y oposición?—Estoy seguro de que podría enseñarles cosas buenas de cada uno.
—¿Son los productores de cine otros dictadores?—Sí, pero más divertidos.
—Ante la corrupción judicial, ¿para qué le serviría el posgrado de Derecho en Harvard?—Para tirármelas de interesante, y de paso estudié con Michelle Obama.
—Coproductor de Francisco de Miranda, ¿un prócer actual para la gran pantalla?—El maestro Abreu.
—¿La pantalla del connacional?—Es una actividad diaria.
—¿Un género para el país?—El desamor.
—¿Un título?—Deja el miedo y termina de dar el paso.
—¿Qué proyectaría en cámara lenta?—Un concierto de Florentino Mendoza en Araya.
—¿Y en cámara rápida?—La entrada a Caracas en las mañanas por Tazón.
—¿Una película similar al país?—Zeta de Constantino Costa Gavras.
—¿El tema para una cinta de terror?—Plomo en la Cota 905.
—¿Qué gana un cineasta metido en la política?—Muchos votos, seguro.
—¿Es la taquilla el mejor feedback?—¡Seguro! Pero depende de lo que quieras medir. En muchas ocasiones la palabra de un amigo es lo que más te impacta.
—¿Trajeron más colas sus películas que la escasez de hoy?—Con la humildad que me caracteriza, tengo que decir que sí.
—¿Un sueño cinematográfico?—Cualquier película con Raquel Maza, la presentadora de Venevisión Plus.
—¿Coproduciría con el Ministerio de la Cultura?—¡Claro! Ya te dejo mi celular por si me llaman.
—¿El político más actor?—La lista es larga.
—¿El actor más político?—Obviamente Schwarzenegger, porque Reagan me caía malísimo.
—¿Imagina una ley resorte para el cine?—¿Para que rebote más alto?
—¿La falla sempiterna del cine venezolano?—Guión, guión y guión.
—¿Un olvidado del cine?—José Gregorio Hernández, Eugenio Mendoza, Pedro Grases y muchos otros constructores de país.
—¿Un sector de utilería?—Los fiscales de tránsito.
—¿Otro ávido de un apuntador?—El que dirige la economía.
—¿Un argumento para el cine mudo?—La inteligencia militar.
—¿Una trama para la revolución?—Como vamos yendo vamos viendo.
—¿Para la oposición?—Como vamos viendo vamos yendo.
—¿Haría una cinta con los dos bandos?—¡Claro!, pero terminaría como La guerra de los Roses de Danny De Vito.
—¿Un filme para la conciliación?—Tocar y luchar de Alberto Arvelo.
—¿Se hace cine venezolano por amor al arte o a la industria?—Por arte, pero ojalá pudiera hacerlo por los dólares (carcajadas).
—¿Un Óscar al mejor político venezolano?—Er Conde del Guácharo.
—¿A la constancia cinematográfica?—Diego Rísquez, sin duda.
—¿Caminará Venezuela por la alfombra roja?—Cuenta con eso. De este año no pasa.
—¿Necesita el cine venezolano una misión?—Claro que sí: “Misión Vamos al Cine”.
—¿Un eslogan cinematográfico para 2015?—Bachaqueando lo que el viento se llevó.
—¿Necesita también un abogado el comensal connacional?—Ahí están Miro Popic y Sumito Estévez.
—Ante la crisis, ¿ha adelgazado su Guía Clímax?—La Guía Clímax está llena de posibilidades y la escasez no es una de ellas. Cada día hay, aunque resulte paradójico, una cantidad enorme de emprendedores llenos de sueños y de enamorados de esta tierra donde han nacido o fueron adoptados.
—¿El sabor de la corrupción?—No lo he probado. Soy bastante tradicional en lo que como y en mi familia Arcaya hay casi 450 años de políticos corianos honestos y que por lo mismo ninguno quedó rico, lamentablemente (carcajadas).
—¿Un menú acorde con la situación?—Foie gras de báquiro.
—¿Un plato afín a la revolución?—Pisillo de sapo.
—¿Otro con la MUD?—Pisillo de burro.
—¿Está en salsa el país?—En eso de música el burro soy yo.
—Según el papa y su concepto de las ideologías, ¿con qué se comerá el socialismo del siglo XXI?—Yo soy ateo; tendrías que preguntarle al propio Francisco, quien seguro tendría una estupenda respuesta porque simpático sí que es.
—¿Qué ingrediente falta en la Mesa de la Unidad?— Uno muy simple: el diálogo, que por cierto también falta en las mesas en las que todos están atentos al celular.
—¿Ni-Ni?—Conmigo.
—¿Una tendencia?—Apático.
—¿Qué pasaría en Venezuela si la población se comiese el mismo cuento en las próximas elecciones?—¡Pana!, todos queremos que gane el mejor. Lástima que yo nací en Madrid y que, además, me daría una flojera horrible eso de andar buscando votos.
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