Agobiados por los apagones
Tarde en la noche, en el barrio Surgidero de Batabanó, los niños aún despiertos palmotean, cantan y bailan. Ha llegado la luz
martes, agosto 18, 2015 | Osniel Carmona Breijo
MAYABEQUE, Cuba – Tarde en la noche, en el barrio Surgidero de Batabanó, los niños aún despiertos palmotean, cantan y bailan. ¿Los motivos del festejo? Simplemente, que la Empresa Eléctrica ha restablecido el servicio, poniendo fin así a una jornada de más de seis horas de apagón.
Según confirman con tristeza varios moradores de la pequeña localidad de pescadores situada al sur de la provincia Mayabeque, en el oeste de la isla, la frecuencia de los celebres apagones aumentó considerablemente desde mayo.
Cristina García Oquendo, una vecina local, comunicó que en mayo por motivos de reparaciones acometidas para “mejorar” las redes conductoras, la Empresa Eléctrica casi todos los días cortó el servicio de ocho de la mañana a cinco y media de la tarde.
Los moradores de El Surgidero, según García, interpretaron que la medida entonces era razonable. Sin embargo, a mediados de junio los arreglos concluyeron pero no los apagones, que ahora aparecen tanto en horario diurno como nocturno. En julio hubo más de diez extensos cortes del fluido.
“Estamos viviendo una etapa de penumbra, tumban la luz a cualquier hora. Lo más incómodo es cuando la quitan en horario de cocinar los alimentos. Saben la situación que se provoca porque aquí retiraron el gas licuado y el keroseno en 2006, para que precisamente la gente tuviera usar electricidad en la cocina. En las casas que hay niños pequeños, como en la mía, es un problema”, expresó García.
Mediante los delegados de las diferentes circunscripciones de la barriada, las quejas se han transmitido a la Asamblea Municipal del Poder Popular y al Comité Municipal del Partido Comunista de Cuba (PCC) en Batabanó, sede municipal a la cual pertenece Surgidero. No obstante, los apagones continúan ocurriendo con la misma frecuencia.
“Mi delegado prometió en la última Asamblea de Rendición de Cuentas hacer algo, pero por el tiempo que ha pasado asumo que como siempre no va a pasar nada”, expresó García.
Como consecuencias de la inestabilidad del servicio eléctrico, “los altos y bajos de voltaje” han afectado varios equipos electrodomésticos.
El 2 de julio varios vecinos presentaron una reclamación a la Empresa Eléctrica municipal, quien quedó en mandar una comisión para evaluar los daños a los electrodomésticos, pero “todavía la estamos esperando”, expuso Lorenzo Pardo.
“En la comunidad conozco de ocho refrigeradores y dos televisores quemados por los problemas de voltaje”, asevera Pardo. “Parece que lo hacen adrede, cuando ponen la luz se va y viene varias veces en menos de diez minutos. Al final nadie se responsabiliza por los daños”.
Ante la demora de la comisión prometida por la compañía Eléctrica, explica, la queja sobre el asunto igual fue entregada en las instancias municipales del gobierno y el partido. El recibo del documento fue foliado con el número 00416, sin embargo todavía no aparece una solución.
“No quería recibirnos ninguno de los jefes, decían que primero hay que sacar un turno para la entrevista, por lo que tuvimos que hacer la reclamación en una carta y darla en Atención a la Población de los dos lugares”, comentó Pardo.
Los apagones afectan además la principal forma de vida de la localidad. Los continuos cortes del servicio impiden el almacenamiento refrigerado del pescado, por lo tanto los volúmenes de pesca están disminuyendo al igual que los precios que establecen para su comercialización los pescadores privados.
La actividad pesquera particular se encuentra prácticamente paralizada, pues con la merma en los ingresos no es rentable pagar –es obligatorio comprar combustible al Estado- el petróleo que consumen las embarcaciones, de acuerdo al testimonio de un lugareño que no quiso ofrecer su identidad.
Un obrero del departamento de Líneas y Subestaciones de la Empresa Eléctrica Provincial que, se identificó como Frank Piña, informó que los apagones no forman parte de un programa de ahorro, sino que responden a procesos de reparaciones de gran envergadura que enfrenta la compañía a lo largo de la provincia.
Hizo saber que “por cuestiones operativas y de seguridad, cuando se trabajan algunos tramos de la red hay que desconectar el servicio en un perímetro bastante amplio, aunque los arreglos se realicen en zonas relativamente alejadas de los asentamientos de población”.
Resaltó que estas obras deben concluir antes que finalice el año, optimizando el fluido en las redes y como resultado la calidad del servicio.
“La gente a veces se queja de que en menos de una hora la luz se va y viene cinco o seis veces. No entienden que esto que se está haciendo es justamente, entre otras cosas, para eliminar estos desperfectos técnicos”, dijo.
La Ruda, El Sopapo, Cardona y Safarina, son comunidades que también sufren las molestias de los apagones.
Desde Safarina, a unos 20 kilómetros de Surgidero, Nieves Larrea manifestó que “casuísticamente” los apagones están sucediendo en zonas pobres, alejadas de los principales objetivos económicos de la provincia.
“Ni en San José de las Lajas o en Santa Cruz del Norte, o en alguno de los dos o tres sitios turísticos de la provincia quitan la corriente, ni por apagón ni por averías. Es un cuento detrás del otro, mentiras adornadas para ahorrar con los barrios más humildes, donde nadie nunca va a protestar de manera que les cause problemas”, denunció Larrea.
Según confirman con tristeza varios moradores de la pequeña localidad de pescadores situada al sur de la provincia Mayabeque, en el oeste de la isla, la frecuencia de los celebres apagones aumentó considerablemente desde mayo.
Cristina García Oquendo, una vecina local, comunicó que en mayo por motivos de reparaciones acometidas para “mejorar” las redes conductoras, la Empresa Eléctrica casi todos los días cortó el servicio de ocho de la mañana a cinco y media de la tarde.
Los moradores de El Surgidero, según García, interpretaron que la medida entonces era razonable. Sin embargo, a mediados de junio los arreglos concluyeron pero no los apagones, que ahora aparecen tanto en horario diurno como nocturno. En julio hubo más de diez extensos cortes del fluido.
“Estamos viviendo una etapa de penumbra, tumban la luz a cualquier hora. Lo más incómodo es cuando la quitan en horario de cocinar los alimentos. Saben la situación que se provoca porque aquí retiraron el gas licuado y el keroseno en 2006, para que precisamente la gente tuviera usar electricidad en la cocina. En las casas que hay niños pequeños, como en la mía, es un problema”, expresó García.
Mediante los delegados de las diferentes circunscripciones de la barriada, las quejas se han transmitido a la Asamblea Municipal del Poder Popular y al Comité Municipal del Partido Comunista de Cuba (PCC) en Batabanó, sede municipal a la cual pertenece Surgidero. No obstante, los apagones continúan ocurriendo con la misma frecuencia.
“Mi delegado prometió en la última Asamblea de Rendición de Cuentas hacer algo, pero por el tiempo que ha pasado asumo que como siempre no va a pasar nada”, expresó García.
Como consecuencias de la inestabilidad del servicio eléctrico, “los altos y bajos de voltaje” han afectado varios equipos electrodomésticos.
El 2 de julio varios vecinos presentaron una reclamación a la Empresa Eléctrica municipal, quien quedó en mandar una comisión para evaluar los daños a los electrodomésticos, pero “todavía la estamos esperando”, expuso Lorenzo Pardo.
“En la comunidad conozco de ocho refrigeradores y dos televisores quemados por los problemas de voltaje”, asevera Pardo. “Parece que lo hacen adrede, cuando ponen la luz se va y viene varias veces en menos de diez minutos. Al final nadie se responsabiliza por los daños”.
Ante la demora de la comisión prometida por la compañía Eléctrica, explica, la queja sobre el asunto igual fue entregada en las instancias municipales del gobierno y el partido. El recibo del documento fue foliado con el número 00416, sin embargo todavía no aparece una solución.
“No quería recibirnos ninguno de los jefes, decían que primero hay que sacar un turno para la entrevista, por lo que tuvimos que hacer la reclamación en una carta y darla en Atención a la Población de los dos lugares”, comentó Pardo.
Los apagones afectan además la principal forma de vida de la localidad. Los continuos cortes del servicio impiden el almacenamiento refrigerado del pescado, por lo tanto los volúmenes de pesca están disminuyendo al igual que los precios que establecen para su comercialización los pescadores privados.
La actividad pesquera particular se encuentra prácticamente paralizada, pues con la merma en los ingresos no es rentable pagar –es obligatorio comprar combustible al Estado- el petróleo que consumen las embarcaciones, de acuerdo al testimonio de un lugareño que no quiso ofrecer su identidad.
Un obrero del departamento de Líneas y Subestaciones de la Empresa Eléctrica Provincial que, se identificó como Frank Piña, informó que los apagones no forman parte de un programa de ahorro, sino que responden a procesos de reparaciones de gran envergadura que enfrenta la compañía a lo largo de la provincia.
Hizo saber que “por cuestiones operativas y de seguridad, cuando se trabajan algunos tramos de la red hay que desconectar el servicio en un perímetro bastante amplio, aunque los arreglos se realicen en zonas relativamente alejadas de los asentamientos de población”.
Resaltó que estas obras deben concluir antes que finalice el año, optimizando el fluido en las redes y como resultado la calidad del servicio.
“La gente a veces se queja de que en menos de una hora la luz se va y viene cinco o seis veces. No entienden que esto que se está haciendo es justamente, entre otras cosas, para eliminar estos desperfectos técnicos”, dijo.
La Ruda, El Sopapo, Cardona y Safarina, son comunidades que también sufren las molestias de los apagones.
Desde Safarina, a unos 20 kilómetros de Surgidero, Nieves Larrea manifestó que “casuísticamente” los apagones están sucediendo en zonas pobres, alejadas de los principales objetivos económicos de la provincia.
“Ni en San José de las Lajas o en Santa Cruz del Norte, o en alguno de los dos o tres sitios turísticos de la provincia quitan la corriente, ni por apagón ni por averías. Es un cuento detrás del otro, mentiras adornadas para ahorrar con los barrios más humildes, donde nadie nunca va a protestar de manera que les cause problemas”, denunció Larrea.
¡Cuidado con el voltaje!
El permanente deterioro de las líneas eléctricas en Bayamo pone en entredicho la calidad del trabajo de la empresa encargada de ofrecer este servicio
martes, agosto 18, 2015 | Ricardo Sánchez Tamayo
BAYAMO, Cuba – El permanente deterioro de las líneas eléctricas en la ciudad de Bayamo pone en entredicho la calidad del trabajo y la responsabilidad ante el pueblo de la empresa encargada de ofrecer este servicio.
El tendido eléctrico, en muchos casos, cuelga peligrosamente. En otros, las aves han realizado sus nidos. Además, permanecen restos de papalotes, hilos y demás desechos que tanto seres humanos como fenómenos naturales han dejado. A esto hay que sumarle la malísima calidad de los postes que sostiene los cables.
Celestina Reyes Lorente, residente de la ciudad, comenta: “Yo tengo reportado hace más de dos años el poste que está al lado de mi casa, por podrido y en cualquier momento cae. Varios vecinos hemos llamado a la UNE, y nos han dicho que tenemos que esperar a que se caiga”.
Los efectos de tal descuido no se hacen esperar. Elio Gilbert Quintana, vecino del casco histórico de la ciudad de Bayamo, fue víctima de una subida repentina de voltaje que ocasionó la pérdida de un equipo de DVD, un teléfono inalámbrico y un ventilador. Para recuperarlos, su gestión le tomó casi un año de reclamos ante la Unión Eléctrica provincial. Al final los equipos afectados no fueron remplazados, sino reparados por técnicos de la entidad.
Victoria Aguilera, también moradora del centro de la ciudad, expresa su inconformidad por la inestable calidad del sistema eléctrico nacional en su zona de residencia. Ella fue afectada con la pérdida de un microwave, un televisor y un teléfono inalámbrico. Por la morosidad de la entidad ante sus incontables quejas, decidió dar solución al problema por sus propios medios.
En comunicación telefónica con la Licenciada Yolanda Ramírez Carrazana, Directora General de la Empresa Eléctrica Granma, ésta expresó que la compañía no cuenta con los recursos necesarios para evitar esos desniveles voltaicos y los daños que ocasionan.
La falta de gestión y resolución a problemas tan sencillos, expone a una estructura en la que está fallando coordinación, inspección y compromiso.
El tendido eléctrico, en muchos casos, cuelga peligrosamente. En otros, las aves han realizado sus nidos. Además, permanecen restos de papalotes, hilos y demás desechos que tanto seres humanos como fenómenos naturales han dejado. A esto hay que sumarle la malísima calidad de los postes que sostiene los cables.
Celestina Reyes Lorente, residente de la ciudad, comenta: “Yo tengo reportado hace más de dos años el poste que está al lado de mi casa, por podrido y en cualquier momento cae. Varios vecinos hemos llamado a la UNE, y nos han dicho que tenemos que esperar a que se caiga”.
Los efectos de tal descuido no se hacen esperar. Elio Gilbert Quintana, vecino del casco histórico de la ciudad de Bayamo, fue víctima de una subida repentina de voltaje que ocasionó la pérdida de un equipo de DVD, un teléfono inalámbrico y un ventilador. Para recuperarlos, su gestión le tomó casi un año de reclamos ante la Unión Eléctrica provincial. Al final los equipos afectados no fueron remplazados, sino reparados por técnicos de la entidad.
Victoria Aguilera, también moradora del centro de la ciudad, expresa su inconformidad por la inestable calidad del sistema eléctrico nacional en su zona de residencia. Ella fue afectada con la pérdida de un microwave, un televisor y un teléfono inalámbrico. Por la morosidad de la entidad ante sus incontables quejas, decidió dar solución al problema por sus propios medios.
En comunicación telefónica con la Licenciada Yolanda Ramírez Carrazana, Directora General de la Empresa Eléctrica Granma, ésta expresó que la compañía no cuenta con los recursos necesarios para evitar esos desniveles voltaicos y los daños que ocasionan.
La falta de gestión y resolución a problemas tan sencillos, expone a una estructura en la que está fallando coordinación, inspección y compromiso.
DIARIO CUBANET.
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