Hombres dedican su existencia a la pesca costanera como modo de vida
Pescadores de La Caranta manifestaron sentirse orgullosos de su labor diaria. Esta semana suministraron más de 2.500 kilos de bagre a los camiones cava para su comercialización.
Angélica Villarroel | @angelicvillabut
Trabajadores de la playa de La Caranta agrupando una buena cantidad de bagres en sus canastos. /Foto: GÉNESIS TORANI
SOL DE MARGARITA, 14 Nov, 2015 | Son muchos los hombres que desde niño aprenden el arte de la pesca y los secretos de emprender una faena en el mar, algunos porque crecen viendo en sus padres ese ejemplo y otros porque así les tocó vivir.
Francisco González es un ejemplo de esos pescadores. El equipo del diario Sol de Margarita lo conoció mientras laboraba junto a varios de sus compañeros, en la playa de La Caranta en Pampatar, municipio Maneiro.
A sus 50 años de edad, González cuenta que sus padres le enseñaron el arte de la pesca. "Estaba muy pequeño cuando mis padres me enseñaron. Vengo de familia de pescadores y toda mi vida me he dedicado a este tipo de trabajo".
Este hombre oriundo de la isla de Coche, contó que desde los cinco años de edad se radicó en Margarita con su familia y "gracias a la constancia del trabajo, hoy día tengo mis propias embarcaciones, mis cavas y pescadería".
Una historia similar es la de Luis Vegas, que aunque no es margariteño de nacimiento, dijo que "a Margarita no la cambia por nada, porque pescar en sus playas resulta ser algo maravilloso".
Vegas, de 47 años de edad, nació en Maracay y lleva 15 años dedicándose a la faena pesquera en la región insular.
Comentó que con el trabajo en el mar es que ha podido sustentar su hogar a lo largo del tiempo y piensa seguir haciéndolo.
Especies marinas
Para el momento en que se efectuó la conversación con estos dos hombres en la bahía de La Caranta, ellos se encontraban agrupando por cestas, una buena cantidad de bagres. En total, contabilizaron 2.500 kilos de este pescado, traído directamente de la zona de la Isleta. Pescadores indicaron que una vez separado el producto marino, es entregado a los caveros para luego ser distribuido a varios establecimientos de la entidad y algunas ciudades de tierra firme, a un valor entre 200 y 250 bolívares por kilo.
El jurel
Los pescadores de esta zona comentaron que además de trabajar con otra clase de pescados ellos procesan el jurel. un pescado que es "eviscerado" y tasajeado para ponerlo en salazón con el objeto de que se conserve por largo tiempo. Esta especie es muy buscada por consumidores que se acercan a la playa para realizar sus compras. Por lo general utilizan sus propios peñeros para colocar encima los jureles salados y completar así, gracias al ardiente sol insular, el proceso de su preparación.
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