Hace ya cinco años y medio que les he dicho… que mi ideal era de imitar a la Santísima Virgen en el misterio de la Visitación, llevando como ella, en silencio a Jesús y la práctica de las virtudes evangélicas, no a Santa Isabel, sino entre los pueblos infieles, a fin de santificar los hijos desafortunados de Dios por la presencia de la Santa Eucaristía y el ejemplo de las virtudes cristianas (…).
En la primavera, hará siete años, que les he escrito de Akbés lo que yo veía para mí: era vivir, junto con algunos compañeros, la vida de la Santísima Virgen en el misterio de la Visitación, es decir santificar los pueblos infieles de los países de misión llevando en medio de ellos en silencio, sin predicar, a Jesús en el Santísimo Sacramento, y la práctica de las virtudes evangélicas.
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