Quema del Año Viejo una
antigua tradición en Latinoamérica
dic 26, 2010 wp_elregional Portuguesa
La quema del año viejo es una de las tradiciones andinas más
arraigadas. Cada 31 de diciembre a las 12 de la noche comienzan a ser quemados
muñecos de distintos tamaños, que representan personajes de cualquier tipo,
desde políticos hasta estrellas de cine La quema de año viejo es una simpática
costumbre que se mantiene viva en algunos estados, se trata básicamente de la
quema de un muñeco de trapo que simboliza al año que se va. Este muñeco es
rellenado completamente de pólvora y paralelamente a las 12 campanadas del 31
de diciembre de cada año es encendido.
El año viejo es elaborado por los miembros de las comunidades
y con recursos provenientes de los vecinos. Inspirados mayormente en
personalidades públicas del ámbito político o artístico, estos creadores dan
la forma al muñeco que se llevará las cosas malas del año que termina.
La quema del año viejo es acompañada de la lectura de un
testamento, este discurso está completamente basado en las anécdotas vividas
por los propios vecinos. La quema del muñeco ya es considerado como un
atractivo espectáculo sentimental por lo que se lleva el año, pero la parte divertida
no para todos es la lectura del famoso testamento.
Responsabilidad
Las personas que hacen los muñecos ya toman esto como una
responsabilidad social y comunitaria, y año tras años se encargan de hacer el
muñeco y redactar el testamento, tan arraigado está el compromiso de elaborar
de nuevo el muñeco, que durante todo el año van llevando un registro anecdótico
de los miembros de la comunidad, para evitar el olvido de algún acto o
situación bochornosa de uno de sus miembros.
Por esta razón para muchos es un acto divertido y para otros
no, debido a que se dicen cosas reales, esto alegra el momento luego de que los
recuerdos y sentimientos aflijan a los residentes mientras la quema del año
viejo.
¿Qué es el año viejo?
El año viejo es un monigote que representa básicamente el
año que termina, elaborado con ropa vieja, cartón o papel, relleno de paja o
aserrín y con frecuencia con artefactos pirotécnicos, para ser quemado a la
media noche del 31 de diciembre en un gran número de países latinoamericanos,
desde México hasta Uruguay, aunque la costumbre está más arraigada desde el
punto de vista popular en Ecuador y Colombia.
El ritual se debe distinguir de la Fiesta del Judas, que a
pesar de tener características similares tiene distintas connotaciones y se
celebra en algunas regiones de España y de América Latina, al inicio de la
semana de pascua o en el domingo de resurrección.
Significado
El ritual hace parte de las celebraciones de fin de año o
noche vieja y los muñecos pueden representar a los acontecimientos o personajes
más significativos, sobre todo negativos, del año transcurrido, y su
incineración a la medianoche del 31 de diciembre es un ritual de purificación
para alejar la mala suerte y de transición pues también se celebra la llegada
del nuevo año. En muchos lugares, después de la quema, se lee un “testamento”,
en el cual el “difunto” con lenguaje irónico o satírico hace recuento de los
sucesos y da recomendaciones a sus protagonistas.
Orígenes
En la mayoría de países latinoamericanos se le atribuye
origen hispánico y posiblemente sean derivados de rituales antiguos paganos
europeos como las saturnales de los romanos o los rituales celtas y el
Olentzero en el País Vasco y Navarra en España. Una teoría señala que el
ritual probablemente tiene vínculos con la represión de los indígenas
americanos a manos de los españoles, pues en algunas regiones los muñecos
tradicionales los elaboran con caras de fisionomía europea y ojos azules o
verdes.
La quema del Año Viejo se celebra en los estados Táchira y
Mérida.
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