Catalina Labouré nació en 1806 en el seno de una gran familia de agricultores de Borgoña (Francia). Hacia los 14 años despierta a su vocación religiosa; pero se enfrenta a la oposición empecinada de su padre. Finalmente, a los 23, en 1830, entra a la orden de las Hijas de la Caridad. En abril de 1830, Catalina llega a la casa madre de la Rue du Bac (París) para iniciar su noviciado.
Desde julio de 1830, tiene apariciones que confía en secreto a su confesor: la Virgen María se le apareció, unos rayos de luz brotan de sus manos abiertas para iluminar el globo del mundo sobre el que se mantiene de pie. Ella le pidió que hiciera acuñar y difundir una medalla con su efigie y la invocación: "Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a Vos. "
El día de su muerte, ella pide que sesenta y tres niños recen junto a su cama las letanías de la Virgen que se encuentran en los Oficios de la Inmaculada Concepción. Catalina ve en la cifra 63 una ilustración de la tradición oral que atribuye a la Virgen, sesenta y tres años: quince a ambos lados de treinta y tres años de la vida de Cristo.
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