“Le supliqué al guardia que me dejara pasar, pero no dejó y mi nieto se murió”
La ONG Comunidad Naciones Unidas ha registrado 22 pacientes fallecidos en su intento por cruzar el puente entre Táchira y el Norte de Santander desde que fue bloqueado el paso en la frontera
La ONG Comunidad Naciones Unidas tiene una de las cuentas más infortunadas ocurridas a raíz del cierre de la frontera entre Venezuela y Colombia por el lado de Táchira. Según sus registros 22 personas han muerto intentando cruzar el puente que une a ambos países buscando medicación o tratamiento para sus afecciones de salud.
El gobierno colombiano endureció el domingo pasado las medidas migratorias en la frontera con Venezuela para mantener la seguridad y el orden en los pasos fronterizos que cumplieron más de seis meses cerrados el 19 de febrero.
Cuando comenzó a sentirse la falla en insumos y medicinas en Venezuela los venezolanos que residen en poblaciones fronterizas empezaron a trasladarse a Colombia en busca de tratamiento. Pero una vez que inició el bloqueo, precedido con un cierre parcial nocturno que venía desde agosto de 2014, las restricciones se hicieron más fuertes.
En la “nueva etapa” de relaciones colombo-venezolanas a partir del bloqueo, en Venezuela comenzaron a otorgarse permisos de 24 horas para citas médicas y hasta por un mes en caso de intervenciones quirúrgicas y permisos interdiarios para pacientes oncológicos, con VIH, insulinodependientes o con compromiso renal que requirieran hemodiálisis. Los pacientes pueden ir a Cúcuta, previa revisión y autorización médica de directores de hospitales y ambulatorios asignados en Capacho y San Antonio del Táchira.
La última persona que falleció en el intento de cruzar el puente, de acuerdo con la ONG, ocurrió por el manejo del paciente en el lado venezolano, dijo Jacinto Jaimes, representante jurídico de la organización no gubernamental y miembro de la Asociación Abogados Sin Fronteras.
Señaló que los protocolos de salud establecen que las ambulancias deben contar con oxígeno y paramédico, y las que hay en frontera del lado venezolano no cuentan ni siquiera con un cilindro de oxígeno. Fue así como un enfermo que venía de Colombia hacia Venezuela en condición crítica para ser entregado a sus familiares falleció en el trasbordo de ambulancias.
“Usted no pasa”
El nieto de Libia Omaña, Jean Carlos de 3 años de edad, padecía de leucemia. Tenía 7 meses recibiendo quimioterapia en Cúcuta. El 11 de diciembre de 2015 tuvo fiebre y convulsionó. En Ureña le bajaron la fiebre, pero le recomendaron que lo llevara con urgencia a Cúcuta. La abuela relató que se dirigió a la Guardia Nacional para pedir permiso y se lo negaron. Desesperada, buscó al niño y a sus papás y se lo llevó a la 1:00 am hasta el puente para que lo vieran los uniformados.
“Señor guardia, mire que no es mentira, el niño tiene los labios morados, está convulsionando, se me está muriendo. Por Dios, déjeme pasar, se lo suplico. Fue imposible, me dijo que no podía, que tenía que cuidar el puesto que tenía, que por dejarnos pasar podían botarlo”, narró la mujer recordando ese momento con voz entrecortada.
Tuvieron que esperar en un ambulatorio en San Antonio hasta las 6:00 am del día siguiente, 12 de diciembre, cuando llegaron los bomberos para pasar al niño a Cúcuta. Su condición había empeorado tanto que al ingresar al centro médico colombiano murió.
“¿Cuántas personas han fallecido por la frontera cerrada? Esto es una humillación, no tenemos comida, no tenemos acetaminofén ni tratamiento para nuestros hijos y nietos, ¿entonces que se mueran? reclamó Omaña.
Diálisis con medicina colombiana
La mayoría de los pacientes que van a Colombia por atención tienen nacionalidad colombiana y venezolana, lo que les permite acceder a servicios médicos en el vecino país.
Algunos que requieren de diálisis peritoneal no se trasladan a Cúcuta. Luego de inscribirse en empresas de atención médica en Colombia reciben mensualmente del gobierno neogranadino su tratamiento para aplicarlo en sus casas. Las máquinas son acondicionadas según las indicaciones de salubridad. Cada aplicación puede durar entre 8 y 10 horas. Los líquidos utilizados por el paciente para diálisis interdiaria son retirados por la Cruz Roja de Cúcuta que los lleva hasta la mitad del Puente Francisco de Paula Santander y en el lado venezolano la ONG Comunidad de Naciones la recibe para hacer la entrega.
Cada paciente recibe hasta 25 cajas, pero según el estado de salud de la persona se hacen las asignaciones. Jacinto Jaimes reconoce que es un trabajo arduo pero necesario por la salud de los enfermos.
“Esto es una tragedia”
Día por medio, Danny Cuvides de 33 años de edad, iba a Cúcuta para hacerse hemodiálisis. Su mamá Elvira Álvarez se trasladaba al puente en Ureña para recibirlo y ayudarlo a regresar a casa. Ese día cayó a mitad del puente. Eran las 4:00 pm.
“Lo auxilié, lo recogí, se rompió la cabeza. Le salía mucha sangre. No había quién ayudara. Empecé a gritar y apareció una ambulancia. Lo llevaron al hospital en Cúcuta”, relató la mujer. Pero Danny no alcanzo a llegar al centro de salud, pues en el trayecto murió.
“Esto es una tragedia, un atropello para los seres humanos que necesitamos las medicinas colombianas”, dijo la mujer sobre el cierre de frontera.
Jaimes indicó que así como son agotadoras las jornadas de tratamiento de cuatro horas de diálisis son de difíciles los traslados de pacientes. Hay un tramo que debe hacerse a pie de unos 200 metros desde la mitad del puente en Venezuela hasta El Escobal (Colombia), y viceversa, y los pacientes deben estar pendientes del tiempo de vigencia del permiso para no quedar del lado equivocado del puente.
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