Casa Hogar para niños con VIH implora la ayuda del Estado
La institución compra la comida y las medicinas de los huérfanos con el aporte de los feligreses en misa
Por primera vez en 18 años la Casa Hogar Madre Teresa de Calcuta, que atiende a niños huérfanos con VIH, ha tenido que rechazar a un recién nacido por no tener con qué alimentarlo.
Josefina Posada, directora de la institución, comenta con dolor que eso ocurrió hace tres meses cuando la llamaron de la Maternidad Concepción Palacios para avisar que la progenitora de la niña la había abandonado.
“No tenemos problemas en aceptar a los niños, pero no tenemos cómo mantener a los más pequeños. Se nos hace muy difícil. No es lo mismo darle un plato de pasta con ensalada a una niña de siete años que comprar a precios astronómicos y bachaqueados una fórmula de inicio para un bebé. No nos dan opción”, explica Posada.
Actualmente hay ocho huérfanos en la casa hogar, localizada en la avenida Los Próceres de San Bernardino. En los 18 años de creada han pasado 37 niños que sobrevivieron gracias al amor y a la atención que allí recibieron.
La estancia dentro de la institución, los costos de alimentación, la asistencia con tutoras y maestras y la compra de medicinas van por cuenta del sacerdote Vicente Mancini, creador de la Fundación El Buen Samaritano, que también agrupa las iniciativas de los comedores populares y la Fundación Niños con Sida.
El padre Mancini se apoya en los aportes de la empresa privada, los particulares y las donaciones que dan los fieles en cada una de las siete misas de sanación que celebra cada semana para poder sufragar los gastos de la casa hogar.
“Él hace todas las misas que puede y le va muchísima gente. Lleva más de 30 años celebrándolas. Acuden tantos feligreses que el domingo las hace en un liceo de Campo Rico, a las 9:00 am y a las 3:30 pm. Los miércoles las realiza en la California Norte, en la iglesia Nuestra Señora del Rosario, a las 3:30 pm y 6:00 pm. Los jueves las hace a las 6:00 pm en La Trinidad en la iglesia Santo Tomás Apóstol y los sábados a las 3:00 pm en la capilla Divino Niño y a las 7:00 pm en el Hipódromo de La Rinconada. También contamos con Amigos, que es un programa de voluntarios que van a la calle y a las empresas a buscar aportes para los niños, pero eso ahora no es suficiente, debido a la crisis que afrontamos”, explica Posada.
Ni siquiera leche. Sucede que no son donaciones permanentes, sino que dependen de las posibilidades de los donantes. A veces les llevan harina PAN o cereales, pero sin cuotas fijas: “Deberíamos de tener ayuda no solo de la empresa privada, sino del Estado. Se trata de niños de la patria, de escasos recursos. Además, es un tema de salud pública. Los padres han fallecido o a algunos los han abandonado. Cómo hacemos para recibirlos antes de los tres meses de nacido, si ni siquiera nos están mandando la leche y nos cuesta tanto conseguirles las medicinas”, reflexionó Posada, al comentar que en estos momentos en la casa hogar necesitan de medicinas anticonvulsivantes como Keppra, ansiolíticos como Rivotril y clonazepam; tratamiento para la epilepsia como Trileptal y antipsicótico como la risperidona.
Más allá de la entrega y de la buena voluntad del personal que trabaja en la casa hogar, la directora admite que la calidad del servicio que prestan no es la mejor. Solo cinco personas trabajan en la institución con los niños. “No es la esperada, pues no tenemos el personal completo. Esta es una institución sin fines de lucro y no tenemos cómo pagarles a los profesionales que requerimos. Los niños se deprimen mucho y es importante que reciban atención de psicopedagogos, psiquiatras, psicólogos y enfermeros, entre otros”, agrega Posada.
EL DATOLa Sociedad Venezolana de Infectología, las ONG que agrupan a las personas con VIH y los médicos que los atienden exigieron ayer que las autoridades tomen las medidas para corregir los déficits de abastecimiento que hay en el tratamiento antirretroviral con atazanavir, raltegravir, ritonavir, nevirapina, efavirenz, rilpivirina, tenofovir, emtricitabina y abacavir, que ponen en peligro la vida de estos pacientes con VIH por interrupciones y cambios no programados del esquema terapéutico.
“El desabastecimiento de medicamentos antirretrovirales y reactivos imposibilita el control de la epidemia del VIH/sida en el país, lo que dificulta el control de la transmisión del virus de la madre a sus hijos y en la población general”, se leyó en el comunicado enviado ayer por la SVI.
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