El Niño Jesús no escapa de la crisis en Venezuela
Padres han tenido que reinventar estrategia para cumplir con el obsequio navideño de sus hijos. La grave situación económica del país daña la ilusión de los pequeños
Para ningún venezolano es secreto que la situación económica en el país afecta cada una de las actividades en la vida. Con una inflación de 700% según el Fondo Monetario Internacional ni el Niño Jesús se salva de la crisis.
En las épocas decembrinas la antigua tradición que inundaba los hogares de generosidad ha sido reemplazada por el “uno por persona” y por el “está demasiado caro”. Cada día que pasa y con cada aumento del costo de vida se hace más y más probable que la parte del arbolito amanezca limpia este 25 de diciembre.
La precaria circunstancia ha obligado a los padres, en un intento de impedir que la festividad se convierta en un tormento, a buscar soluciones “creativas”. Como asegura Luis Guerrero, un editor de 33 años: “El venezolano hace lo imposible para mantener las tradiciones”, dice haciendo referencia a las grandes cantidades de personas que ve en la calle comprando “estrenos y niño Jesús”. En su caso, ha preferido regalar a Olivia, su hija de 1 año cosas como trompos y maracas que “la estimulen, pero que son de bajo costo”. A pesar de esto comenta que “le tocará” comprar una muñeca puesto que hace poco a una amiga de su hija le regalaron una muñeca que ha atraído la atención de la pequeña, por lo que tendrá que mover ciertas prioridades y dejar los gastos personales en un segundo plano.
Muy parecido es el caso de Madeline Parra, de 26 años quien recuerda que mientras estudiaba en la Universidad Simón Bolívar con tan solo el sueldo de un trabajo de medio tiempo podía brindar un regalo a su hermana menor de 13 años. Pero ahora, aunque ya es ingeniero electrónico con un trabajo tiempo completo, no puede regalarle más que una reparación de teléfono y, conjunto a sus padres, ayudar a comprarle un bolso para la escuela.
Otras personas se esfuerzan y hacen todo lo posible por colocar al menos un regalo bajo el árbol navideño como Delinger Torres, técnico en electrónica de 23 años. En su caso, su hija Eritzmari, de 4 años, pidió una máquina para hacerse peinados pero, ante la imposibilidad de encontrarla su padre ha decidido regalarle una bicicleta. Una bicicleta, asegura Torres, de rin 12, “de las más chiquitas”, cuesta 150 mil bolívares, lo que representa casi 6 salarios mínimos pero él se mantiene decidido con su cometido.
Sin embargo, esto no es siempre posible. Tal es el caso de Lisbeth Moreno, de 32 años y ama de casa, quien asegura que “hay que satisfacer otras cosas primero como el hambre”. En su caso ha trabajado en conjunto con su madre haciendo muñecas para poder darle algo a su hija, Patricia, de 3 años.
Hay otras realidades. Mientras hay personas que deben colocar la comida o las necesidades básicas por encima de los regalos de Navidad, también existen quienes no tienen problemas en absoluto. Así es el caso de Javier Baena, Licenciado en Administración de 44 con un hijo de 7 años. Para la carta al niño Jesús, su hijo, nombrado al igual que él, pidió 3 juegos de Play Station, un control y un balón de futbol. Javier explica que tomó la decisión de comprar los regalos antes del mes de diciembre e incluso tuvo que hablar con su hijo para explicarle “que no se le puede complacer en todo”.
Dar a otros
En este país tan multifacético no solo existen aquellos que buscan para darle a los propios si no que también hay lugar para las personas que, con esfuerzos conjuntos, logran extender una ayuda a aquellas familias que no pueden costearse la carta a Santa Claus. Tal es el caso de la fundación Santa en las Calles, que a través de donaciones de juguetes logra traer el espíritu navideño en los hogares más necesitados.
Creada por un grupo de amigos en Caracas en el año 2006 se ha extendido hasta casi todas las ciudades de Venezuela e incluso ha llegado a realizarse en 15 ciudades fuera del país. Cori Bermudez de Veer, coordinadora de la organización, explica que este año no se tenían expectativas altas con respecto a las donaciones e incluso se hicieron piñatas para “no dejar a niños sin regalo” pero grata fue su sorpresa al recibir suficientes bienes para dar a 4.000 infantes. “Este año, a pesar de la crisis, hubo muchísimas personas que donaron y participaron en el evento. Definitivamente la solidaridad es una virtud de los venezolanos”.
Bermudez también asegura que no son solo los padres que son afectados por la crisis y que incluso los niños más grandes comprenden la difícil situación que estamos viviendo. “Hubo una carta de un niño que me conmovió que decía: Querido Santa. Para este Navidad tráeme lo que puedas”.
Este año en la ciudad de Caracas la fundación contó con la ayuda de aproximadamente mil quinientas personas para la recolección, clasificación, empaquetado y distribución de las cestas de regalo. Gracias a esto pudieron llegar a 12 mil personas distribuidas en 42 localidades como ancianatos, casas hogar y comunidades. Todo en un solo día.
Para la coordinadora, más allá de da los regalos lo más importante es “que se entienda que la Navidad no se trata sobre recibir regalos, su verdadero significado es el compartir, especialmente ser solidarios con los que más lo necesitan”.
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