Una sombra a lo Dorian Grey
La medida gubernamental del retiro del billete de 100 bolívares en pleno diciembre, con la inflación por encima de 700%, en el momento de mayor uso de la moneda por toda la sociedad incluyendo los más pobres, pareciera una de las fechorías nocturnas de Dorian Grey
La obra clásica “El retrato de Dorian Grey”, de Oscar Wilde (1854-1900), publicada el 20 de junio de 1890, hablaba de un personaje que se amaba tanto a sí mismo, y amaba tanto satisfacer sus apetitos sexuales y sus bajas pasiones, que hace un pacto con el demonio para que se mantuviera jovial y fresco, tal y como se veía en un retrato que había pintado su amigo, Basil Hallward en sus tiempos mozos. El pacto consistía en que fuera precisamente éste retrato, el que recibiera todos los efectos del tiempo, los sufrimientos de sus fechorías, heridas y demás excesos causados por sus apetitos ante la sociedad Londinense del siglo XIX. Durante el día Mr. Grey era todo un caballero, pero durante la noche saldría por los bajos mundos a satisfacer sus sombras haciendo desastres, matando, abusando y humillando a su paso, pero todas las heridas, los sufrimientos y pesares de sus víctimas, los reflejaría su lienzo olvidado y encerrado en alguna oscuridad.
La medida gubernamental del retiro del billete de 100 bolívares en pleno diciembre, con la inflación por encima de 700%, en el momento de mayor uso de la moneda por toda la sociedad incluyendo los más pobres, pareciera una de las fechorías nocturnas de Dorian Grey. Sin lógica, sin justificación, simplemente un apetito de su sombra. Este decreto argumentado que era una medida para acabar con las mafias, para luego de tres días derogarlo, “dizque” porque no han llegado los billetes por culpa de una conjura internacional, no genera pena, ni lástima, ni se le puede atribuir a los cubanos, ni a alguien bruto. Pareciera un simple acto de improvisación impulsiva: El país ensangrentado, saqueos, maltratos, abusos, muertes, y el presidente bailando con Cilia.
Un acto realizado por la sombra, esa parte nuestra que actúa sin reflexionar, sin límites, sin calcular sus consecuencias. Todo sea por su amor al poder, mientras el pueblo recibe sus consecuencias. Sabemos que el “galáctico-odio” a las clases medias fue el gran motivador de Chávez, y lo es también ahora el incentivo del presidente Maduro. Pero cuando el desastre no tiene ningún beneficiado, cuando amanecemos mucho peor de cuando nos acostamos, todos sin excepción, incluyendo sus propias mafias, cultivadas y organizadas por ellos mismos, entonces, nos preguntamos, ¿cómo fue todo esto posible?
En cierto modo todos somos una especie de Dorian Grey, todos tratamos de presentar al mundo nuestra mejor imagen, la más hermosa y alegre, la más educada y más cordial, y cuando se nos escapa una sombra, algunos culpamos a los demás pero en el fondo sabemos que es nuestra responsabilidad, aunque siempre culpemos a otro. Dorian Grey visitaba de vez en cuando el retrato, visitaba aquel cuarto con caballete llamado por su curiosidad y saltaba hacia atrás de la impresión. Cada vez su retrato estaba más deteriorado, las secuelas cada vez más profundas, el sufrimiento más condensado: Violaciones, asesinatos, robos, miseria, odio, maldad. Al final, muchos la hemos visto, alguien incendia el retrato, mientras Dorian se desvanece como las sombras debajo de las sabanas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario