La Fiscal y su aleteo de mariposa
La política es el campo de lo impredecible. Ahí, el leve aleteo de una mariposa puede generar una crisis de altas proporciones que también se hace sentir en el resto del planeta.
Antes de seguir adelante es necesario hacer una precisión. La imagen anterior no es ninguna novedad pues un antiguo proverbio chino registra las impredecibles implicaciones que pueden derivarse del vuelo de un lepidóptero. Más recientemente, a través de la figura del “efecto mariposa”, la teoría del caos plantea que el mundo no sigue estrictamente el modelo del reloj, previsible, toda vez que los procesos de la realidad dependen de un enorme conjunto de circunstancias inciertas, las cuales determinan –por ejemplo– que cualquier pequeña variación en un punto del planeta, genere en los próximos días o semanas un efecto considerable en su otro extremo. Hecha la concreción podemos continuar con el asunto que hoy nos ocupa.
Después de tantas arbitrariedades ejecutadas sin mayores consecuencias por el Comandante en Jefe de la revolución bonita y aquellas instancias del Poder Público Nacional que reptan a sus pies, sorpresivamente la Fiscal General de la República, Luisa Ortega Díaz, despliega sus ligeras alas, ejecuta un sutil pero categórico aleteo sobre las dos últimas sentencias aprobadas por la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia y de inmediato se resquebraja el sólido piso del gobierno que pretende ocultar su condición tiránica.
Producto del fuerte impacto, Nicolás Maduro sintió arder sus orejas como nunca antes; a Diosdado Cabello se le cayó el mazo; Tarek El Aissami tuvo que agarrarse fuertemente al escritorio del despacho para no perder el equilibrio; Aristóbulo Istúriz dejó de fumar su enorme lumpia por varios minutos; Vladimir Padrino López sólo pudo conectar un flaicito al pitcher que puso fin al juego de pelota en el que intervenía; y al honorable presidente del TSJ, así como a los distinguidos miembros de su Sala Penal, los ojos comenzaron a girarles como yoyos enloquecidos.
Recuperado de la inesperada conmoción, Maduro procedió a convocar de urgencia al Consejo de Defensa de la Nación, y allí, sin la presencia de la Fiscal General de la República ni el Presidente de la Asamblea Nacional, se acordó “sugerirle” a los jueces responsables de las sentencias que “aclararan” (o sea, “modificaran”) su contenido para “desfacer" agravios, enderezar entuertos y enmendar sinrazones, tal y como en su momento lo hizo el ingenioso don Quijote de la Mancha.
Para sorpresa de los venezolanos, la debilidad de la dictadura roja se hizo manifiesta en todo su esplendor; además, se puso en evidencia que dentro del chavismo hay corrientes disidentes que prefieren seguir su lucha y enarbolar sus ideales socialistas con apego al canon democrático.
Pero como la naturaleza del alacrán (ese que sigue manejando los hilos del sector extremista de la revolución) es atacar despiadadamente a los oponentes democráticos, se ha iniciado una arremetida feroz contra ellos.
Apenas comenzó esta semana se produjo la detención del dirigente copeyano Roberto Enríquez por supuesta traición a la patria y se embistió contra la humanidad del diputado y dirigente de Primero Justicia Juan Requesens, causándole heridas que requirieron intervención quirúrgica y 56 puntos de sutura.
Al día siguiente, se reprimió con extrema ferocidad la marcha de la oposición que avanzaba por la avenida Libertador, rumbo a la Asamblea Nacional. Con lluvia de perdigones y gas pimienta se atacó a los manifestantes, entre los cuales se encontraban Julio Borges, Henry Ramos Allup, Lilian Tintori, Henrique Capriles Radonski, María Corina Machado y Richard Blanco, quien tuvo que ser hospitalizado de emergencia al presentar un cuadro respiratorio de gravedad.
En esa tesitura, mientras a lo interno los desmanes se ejecutan con la tosquedad de siempre, las miradas del mundo democrático se dirigen hacia Venezuela. El pueblo, que no está dispuesto a dejarse doblegar, lucha con denuedo haciendo suyo el principio taoísta contenido en el Wen-tzu: “Si permites que pequeños grupos infrinjan los derechos de la mayoría, y permites que los débiles sean oprimidos por los fuertes, las armas te matarán”.
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