La rabia liberadora de Bernal
El bajísimo rating de los medios oficiales garantiza que ni la mofletuda plantilla burocrática de Conatel ni mucho menos los tribunales de menores se enteren de que las leyes son violadas en los “pases” en vivo de VTV, que bien temprano y por arte de birlibirloque se transmutó en el órgano oficial del PSUV, que lo utiliza para dar instrucciones a colectivos, milicias, buenos para nada y demás subterfugios que constituyen su militancia revolucionaria. Toda actividad en la que participe algún directivo del partido de gobierno es transmitida por la televisora; no importa que carezca de interés para la población, se trata de un ejercicio de poder.
El jueves, cuando la GNB y la PNB repartían gas del bueno a los manifestantes que salieron a respaldar la democracia de las chapuzas perpetradas secuencialmente por la Sala Constitucional, el jefe del Estado, el Consejo de Seguridad, el presidente del Tribunal Supremo y el Consejo Moral Republicano, santificadas siempre por el maula Hermann Escarrá, casi nadie se enteró de lo que dijeron en sus discursos Diosdado Cabello, Freddy Bernal y Aristóbulo Istúriz.
Ni Últimas Noticias, El Universal ni Vea, por nombrar los tres más sumisos a las instrucciones del PSUV, publicaron lo que dijeron los tres en la concentración oficialista del jueves en la esquina de San Francisco, que incitaban a la violencia con palabras inadecuadas para un horario todo público, que puede ser visto por niños, niñas y adolescentes sin la presencia de padres o responsables. Las menos escandalosas fueron “bolas” y “carajo”. Istúriz dijo que era capaz de defender la patria con las calles llenas de sangre –como le gustaba a Boves– y Bernal amenazó con tomar un kalashnikov para liberar su rabia y “poner en orden este país”.
Los lectores de las páginas web no se guardan lo que leen, ven y escuchan porque les responden, quizás enceguecidos por la rabia y la impotencia, arriesgándose a que, como amenaza Cabello, el tum, tum, tum en la puerta no sea el vecino notificando que llegaron las bolsas del CLAP, sino un piquete de funcionarios de los cuerpos de seguridad que viene “a ponerle los ganchos” por sus opiniones. Sin embargo, se cuentan por varios cientos los que les dicen cobardes, ladrones y cosas peores que no vale repetir. Entrego recompensa a quien encuentre el miedo perdido.
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