Un país a la deriva
Enfrentar la nueva violación a la CN con la supuesta constituyente comunal y garantizar los cuatro puntos del Acuerdo Nacional obliga a una movilización permanente
La desesperada carta de Maduro de una Constituyente fraudulenta confirma que en la Venezuela de nuestros días se han creado las condiciones para hacer posible cuanto antes un cambio político. La ruta está clara como lo ponen de manifiesto esas grandes multitudes que llenan las calles del país exigiendo un nuevo gobierno, pero no un gobierno cualquiera. La gravedad de la crisis impone que tiene que ser un gobierno de Unidad Nacional con una plataforma mínima que contenga las medidas prioritarias.
Hay que prestarle mucha atención a lo que está sucediendo en el seno del gobierno entre dos facciones de fanáticos que no encuentran que hacer con el gobierno del país, en otras palabras, no tienen rumbo alguno, salvo el querer perpetuarse en el poder en forma indefinida sin importarle un bledo lo que le suceda a nuestra patria y lo único que se le ocurre es apelar a la represión más sanguinaria que se haya vivido en los último tiempos.
Pero como dice Francisco Poleo al analizar la diferencia entre chavistas y maduristas, los primeros no están dispuestos a que se hundan definitivamente y “han sido varios que se han desmarcado públicamente para desmontar el monstruo desde adentro, sobre todo en instituciones como la FANB o el Sebin, principales brazos represores de la dictadura.”
Ratificamos lo perentorio que es la firma de un Acuerdo Nacional en torno a esa plataforma mínima que el pueblo en la calle ha formulado: 1. Cambio político; 2. Gobierno de transición de Unidad Nacional; 3. Libertad de los presos políticos y retorno de los exiliados; 4. Medidas económicas de emergencia consensuadas para iniciar la salida a la crisis a la cual está sometido un país que tiene recursos suficientes en todos los órdenes para iniciar su reconstrucción.
Enfrentar la nueva violación a la CN con la supuesta constituyente comunal y garantizar los cuatro puntos del Acuerdo Nacional obliga a una movilización permanente, que ponga en evidencia el repudio casi unánime que tiene la dictadura, y cómo a medida que permanezca esta camarilla en el poder los problemas se agravarán y los sufrimientos de nuestro pueblo aumentarán porque un país a la deriva no tiene salida.
Podemos decirlo sin jactancia que la ruta a recorrer va en esta dirección y es sintomático el que la inmensa mayoría del país converja en esta dirección. Las soluciones cada día se hacen más evidentes, hay que cambiar de gobierno, de régimen, de modelo económico.
El que tenga ojos que vea, y el que tenga oídos que oiga. Todo un país clama por un cambio del actual gobierno por otro de Unidad Nacional que gobierne para todos. ¡Sí se puede!
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