La Dictadura Farsista
Las ideologías no tienen ninguna relevancia en las dictaduras, pues solo se utilizan como cobertor para ocultar la ignominia. Su valor es utilitario y al lograr el objetivo se pueden colgar cuadros en las paredes oficiales o directamente desecharlas
Al fin parece que el mundo entero ya se ha dado cuenta de que Venezuela está siendo gobernada por una dictadura. Han tardado años en aceptarlo públicamente pero al fin el caso Venezuela está siendo tratado en la mayoría de los foros democráticos del mundo, por no decir en todos. Ya era hora, porque hasta no hace tanto nos veían como un país folclórico caribeño que a pesar de sus riquezas solo sabía hacer bien “misses” universales y hasta hace unos años telenovelas o culebrones de TV, que ya ni eso, con la consabida etiqueta de “hay que ver cómo son”. A los miembros de la oposición venezolana les ha costado dios y ayuda transmitir urbi et orbi que lo que aquí se venía cociendo desde que empezó este siglo, era grave, muy grave.
Pero el caso es que ya en todas partes saben y así lo pregonan, que en Venezuela hay una dictadura, como si los que aquí vivimos no lo supiéramos hace tiempo aunque nos tranquiliza saber, gracias al aval extranjero, que efectivamente esto es una dictadura, como si los palos recibidos en lo moral, en lo físico, en lo económico y en la salud, no fueran pruebas suficientes.
Me he preguntado constantemente qué hacían todos los embajadores designados en este país, si es que no escuchaban las cadenas de radio y TV donde ponían a parir a sus mandatarios no comulgantes, a la vez que los acusaban conspirar para destruir la paz y bonanza que disfrutaba del pueblo. Entiendo que sus diplomáticos debían informar, aunque fuera via “trinos”, a sus cancilleres respectivos y éstos a su vez a sus jefes de gobierno o de Estado. Han tardado años en asumir lo que aquí sucede, y a pesar de que el mal ya está diagnosticado, siguen queriéndolo curar usando como nuestras abuelas paños calientes, sobre todo verbales. La prueba del 9 de que lo que expongo es cierto la recibí ayer, 31 de Mayo, tras ver y oír íntegramente la reunión de cancilleres de la OEA. Aquello fue un continuo “sí pero no y no pero sí”. Terminó en un vergonzoso aplazamiento y como el antiguo refrán “mucho te quiero perrito, pero pan poquito”.
Se aplazó la cosa por consenso para mediados de Junio en Cancún, que no es mal sitio. Pudieron haberla hecho en Caracas y así ver en vivo y directo, especialmente los incondicionales del CARICOM, cuánto se quiere al régimen en este país y lo bien que nos va. Pero eso sí, avisando a los cancilleres con algún achaque, que traigan sus remedios por si acaso.
Mientras, he investigado por qué ha costado tantas reuniones precisar si aquí hay dictadura o lo nuestro es otra cosa, y no crean, no es tarea fácil, pues resulta que hay muchas y muy variadas formas de absolutismos, fíjense:
Dictaduras autoritarias: No tienen una ideología elaborada, lo importante es el ensalzamiento del líder que se hace de forma tenazmente propagandística. Buscan el apoyo de las masas pero sólo para someterlas; la meta principal es únicamente imponer su poder, no realizar grandes cambios y mejoras para la sociedad.
Dictaduras totalitaristas: que concentran todo el poder en una sola persona o grupo muy reducido, usualmente un partido político o movimiento único. Suelen emplear de forma invariable el terror, por medio de tribunales y policías creadas ad hoc para inhabilitar, chantajear y encarcelar a la oposición, o simplemente eliminar a los principales disidentes.
Dictaduras fascistas: Si bien son regímenes totalitarios, aprovechan para llegar al poder el sistema social establecido, sin violar las leyes ni imponerse por la fuerza. Su arrastre se basa en el apoyo de la clase media, los movimientos sindicales obreros y bloques de poder del gran capital.
Dictaduras constitucionales Son una forma de gobierno dictatorial en que supuestamente se respeta la constitución, en realidad el poder se concentra de manera autoritaria o totalitaria en las manos de un dictador, tras captar, directa o indirectamente, los poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial.
Dictaduras militares: Se caracterizan porque las instituciones ejecutivas, legislativas y jurídicas son controladas por las fuerzas armadas, impidiendo cualquier forma de control democrático. Suelen originarse como consecuencia de la supresión del sistema de gobierno existente hasta entonces tras un golpe de estado o pronunciamiento militar.
Hay más variaciones sobre el mismo tema. Las ideologías no tienen ninguna relevancia en las dictaduras, pues solo se utilizan como cobertor para ocultar la ignominia. Su valor es utilitario y al lograr el objetivo se pueden colgar cuadros en las paredes oficiales o directamente desecharlas. Pueden ser dictaduras de derechas, de izquierdas, de centro, religiosas, ateas, laicas, agnósticas…
Lo que sorprende es constatar que el régimen revolucionario con etiqueta de socialismo del siglo XXI, no ha inventado absolutamente nada más que el nombre, y quien sabe si proceda del amigo cubano, ya saben, el del Mar de la Felicidad, que viene a ser como una versión hortera del “País de Nunca Jamás”. Lo que aún no podido saber es quiénes serían los equivalentes a Peter Pan y Wendy. Sin embargo al Capitán Garfio casi lo tengo averiguado.
Esta dictadura, si observan, ha tomado cosas de cada una de las enumeradas más arriba, y tras mezclarlas obtenido un nauseabundo menjurje. No ha cumplido nada de lo que prometió para llegar al poder porque no pensaba cumplirlo. Todo ha sido una farsa en la más estricta acepción de la palabra.
No he tenido que pensar mucho cuando trataba de ponerle un nombre propio a esta aterradora y tiránica ineptocracia, pues la musa, pienso que opositora, de improviso me lo puso en bandeja: lo que en verdad padecemos es una Dictadura Farsista, original categoría, no sé si creada pero sí instaurada, de forma tesonera por los gobiernos de este siglo en Venezuela.
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