La MUD y Julio Coco
La prostituyente es un problema del régimen, no de la disidencia. El verdadero problema del pueblo es desatornillar al régimen del poder. Aquí el asunto primordial es que se acabe el régimen
Es posible que él sea a veces muy radical y en general hable en un tono regañón y como si fuese dueño de la verdad. Pero en lo personal creo que Julio Jiménez Gédler, mejor conocido como Julio Coco, es el analista político más interesante de Venezuela. Quizá lo ayuda el hecho de que además es un activista que se restea en el asfalto.
Sería bueno que la MUD le parara a lo que dice este señor. Sobre todo en lo concerniente al objetivo a trazarse en las protestas. Casi nadie entiende por qué la MUD insiste en frenar la prostituyente cuando lo que todo el mundo exige en sus pensamientos, gritos, conversaciones y pancartas es la salida de Maduro. La mayoría de la gente protesta porque está harta del hambreador Nicolás y sus desvaríos dictatoriales. Tiene razón Julio al decir que cuando la lucha se hace contra la prostituyente, se está legitimando al dictador. El objetivo de las protestas, a estas alturas, debería ser claro: Maduro y sus secuaces deben irse del país para siempre y de una buena vez.
Es como si en la familia hubiera un papá alcohólico y violento que un día dice que el 31 de julio va a incendiar la casa donde viven. Si la familia empieza una campaña para que papá no le prenda fuego al hogar, tácitamente mamá, hijos, hijas y nietos estarían diciendo más o menos esto: “no incendies la casa, pero permanece en tu papel de padre maltratándonos, amenazándonos y abusando de nosotros. Eso sí, papi, te vamos a agradecer que dejes tus delirios piromaníacos”. Es patético. La campaña coherente debería ir dirigida a que el padre psicópata se vaya al cipote. A papá hay que sacarlo con firmeza y pacíficamente, y luego cambiar la cerradura. No importa si el viejo se roba nuestros ahorros antes de irse y se lleva lo poco que teníamos. Lo que importa es salir del él, porque con él no hay salida ni entrada a ningún lugar beneficioso. Indigna que nos deje en la más dura pobreza mientras él vive con nuestro dinero como un rey tropical en una isla de El Caribe, pero al menos nos deja, se va. No es fácil empezar de cero, sin embargo todo comienzo es aquí una esperanza, la posibilidad de tener de nuevo un país.
Represión y abusos van a existir con o sin prostituyente. La prostituyente es un problema del régimen, no de la disidencia. El verdadero problema del pueblo es desatornillar al régimen del poder. Son irrelevantes los helicópteros cinematográficos y las constituyentes auto-prostituidas. Aquí el asunto primordial es que se acabe el régimen, es imperioso volver a algo más parecido a una democracia.
Por otro lado, Julio Coco también insiste en la organización. Nos urge que dejen de armarse barricadas para atraer a esos cuerpos de seguridad sedientos de sangre. La barricada –dice Julio– es para evitar que vengan los esbirros a violar nuestros derechos civiles. Es defensiva, es para impedirles el paso, no para encerrarnos a nosotros mismos. En ese sentido, para Julio también es cardinal que aparezcan los otros diputados. Pareciera que solo hubiera 30 diputados de la democracia, ¿y los demás dónde están? Cuando dejan a los protestantes sin diputados ni medios de comunicación cubriendo la protesta, el sadismo de los cuerpos de tortura del Estado se exacerba y las consecuencias son letales.
En fin, mientras la MUD mueve el timón, aceptemos la invitación de Julio Coco: nos vemos en el asfalto.
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