Los 74 años de El Nacional
No hay encuentro, foro o reunión de trabajo de medios de comunicación en América Latina, Estados Unidos y Europa, donde no se hable del “milagro” de El Nacional
Contra todos los pronósticos que sembraron los agoreros de siempre, contra la constante y múltiple presión del gobierno por hacernos desaparecer, y a pesar de las amenazas de algunos desaforados voceros del régimen que anunciaron que no llegaríamos a 2017, El Nacional cumple hoy su aniversario 74.
No hay encuentro, foro o reunión de trabajo de medios de comunicación en América Latina, Estados Unidos y Europa, donde no se hable del “milagro” de El Nacional. Cuando lo escucho o me preguntan qué lo ha hecho posible, mi respuesta es siempre la misma: el milagro lo constituyen los periodistas, empleados y obreros de El Nacional; su diaria entrega, el rigor con que ejercen la profesión de informar, la voluntad de continuar por encima de las numerosas dificultades y riesgos que el reporterismo representa en Venezuela.
Por fortuna, el de El Nacional no es el único caso. En las semanas recientes los venezolanos hemos presenciado un extendido fenómeno: la eclosión en todos los estados de un reporterismo, no solo de profesionales sino también de ciudadanos que se ha sobrepuesto al embate de la violencia y ha continuado adelante con su tarea.
El logro, no el único, pero sí uno de los de mayor significación, ha sido que los muertos y heridos que ha causado la coalición militar, policial y paramilitar que la dictadura puso en movimiento en contra de las protestas legales, legítimas y desarmadas, no fuesen achacadas a quienes protestan. Porque ese era el plan: matar y acusar a las propias víctimas de los ataques.
Frente a la realidad de un país que protesta a diario y sin descanso, el periodismo ha realizado su tarea de forma admirable; ha mostrado a Venezuela y al mundo lo que ha ocurrido, salvando los peligros reales, la persecución de los funcionarios, el hostigamiento físico y verbal en las calles. Ha estado en los lugares donde los desalmados han disparado balas y bombas lacrimógenas en contra de personas indefensas.
Otra fortuna es que El Nacional no es una excepción. Como tantas otras empresas, organizaciones no gubernamentales, comunidades, familias y personas, esta casa ha logrado resistir, a pesar de las inmensas dificultades económicas, operativas, legales y de constante discriminación y asedio por parte del poder.
Todas las empresas tienen signos que son datos esenciales de su historia y de su cultura. Si algo ha marcado el destino de El Nacional es su demostrada capacidad de resistir. Hemos alcanzado los 74 años con los niveles más altos de lectoría de toda nuestra historia. Ninguna recompensa es más alta que esa: la de los millones de lectores que siguen el trabajo de este diario y el de todos nuestros reporteros, día tras día, hora tras hora.
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