No es viable ni posible
Poner al país en estado de pre guerra es la mayor irresponsabilidad política que en los últimos cien años alguien haya podido hacer. No sabemos a qué costo, pero ese proyecto de perpetuarse en el poder de la manera que sea, no es viable ni posible.
Venezuela no se merece esto. Tan noble y alegre pueblo que clama por volver a la normalidad de procurar un país mejor, no se merece esto. Lo triste de todo ello es que una cúpula de unas pocas camarillas que se apoderaron del poder, que barnizan con discurso ideológico su incapacidad e ineficiencia para lograr progreso y crecimiento de la República y que, por el contrario, lo que han hecho es destruir al país en todos sus órdenes, pretenden verle el hueso a esa destrucción y refuerzan con vil represión, el deseo de cambio de las grandes mayorías.
La pretendida ANC del Psuv, avalada por instituciones que desde hace tiempo dejó de funcionar como entes del Estado para transformarse en apéndices de dicho partido, nace deforme y borrascosa. Y si se llegase a instalar, solo serviría para producir una mayor inestabilidad política en el país, pues no puede una pequeña minoría del 15% de la población, imponerse sobre la gran mayoría del 85% restante. Y mucho menos puede tener éxito cuando su discurso y ejecutoria desde un principio ha sido el de la confrontación y el fraude. Es tan burdo el montaje electoral y el adorno previo que muchos países han anunciado su desconocimiento en caso de realizarse.
A esta trampa de confrontación sin aparente retorno hemos llegado por el irrespeto que desde la mayoría de las instituciones del estado, se ha venido produciendo durante 18 años en contra de los ciudadanos. La crisis ha escalado niveles impensados en una Venezuela con todas las condiciones y capacidades para despuntar hacia el éxito, algo inexplicable para cualquier analista político de cualquier extremo ideológico. La dirigencia Psuvista y militarista que somete al país en los actuales momentos se recrea exclusivamente en la confrontación política; para ellos no existe un país que clama por alimentos y medicinas. No existen quienes anhelan minimizar el alza de los precios. No existen coterráneos que deseen por ver carreteras, puentes y autopistas en buen estado y nuevas construcciones. No existen connacionales que ansíen observar hospitales en buen estado y con buenos servicios, por sentir un cambio hacia una mayor calidad educativa, por recrearse o transitar sin sufrir el estrés que produce la creciente e incesante delincuencia. En fin, para ellos no existen venezolanos que quieran quitar como tema importante de su vida lo que debería ser parte de su cotidianidad y que hoy día se ha transformado en parte de su sobrevivencia.
Hoy estamos en una encrucijada de impredecibles consecuencias y donde la suprema responsabilidad de que esta se desate de manera violenta, recae principalmente en el gobierno. Jugarse el todo o nada, síndrome que por cierto también ha permeado a parte importante de la oposición, llevara al país a pagar un costo muy alto en vidas que bien se pudiera evitar. Pero también sufriría la perdida de importantes recursos y energías tan necesarias para su recuperación. Poner al país en estado de pre guerra es la mayor irresponsabilidad política que en los últimos cien años alguien haya podido hacer. No sabemos a qué costo, pero ese proyecto de perpetuarse en el poder de la manera que sea, no es viable ni posible.
Docente universitario
ljm1802@hotamil.com y @luisjosemart
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