Margarita teje con sabor
En Margarita decidieron saltar la polarización que por tanto tiempo nos marcó la agenda, para recomponer lazos colectivos y gestar nuevos vínculos de identidad con comida
La crisis venezolana no ha dejado de golpear una arista de nuestro entorno, desde las pérdidas materiales y humanas por la criminalidad hasta la diáspora, sufrimos consecuencias que nos obligan a rediseñar con frecuencia y una creatividad complicada de satisfacer a la velocidad de la inflación, muchas ausencias en nuestro entorno físico y emocional, esas que generan grietas en el tejido social, que no por poco visibles, dejan de ser devastadoras para un país.
En Margarita decidieron saltar la polarización que por tanto tiempo nos marcó la agenda, para recomponer lazos colectivos y gestar nuevos vínculos de identidad con comida. La pesca del día, caracoles y mejillones conforman parte de la noble estructura de sus sabores de siempre, los que convocaron a mucha gente que cocina y a otros tantos más que comen, a celebrar lo propio y conectarse por y con gusto, a tejer con fogones y paletas lo que otros deshilaron con arengas.
Reconstruir el tejido social es una tarea que demanda la participación de mucha gente; del Estado, de los medios, de la empresa privada y más importante aún, de la sociedad civil, esa gente que debe estar presente en todas las fases del proceso, como el ají dulce en casi todos nuestros platos importantes. Pasea un rato por la feria semanal de La Asunción y caerás ante el hechizo de un mago o un raspado de parchita que disfrutan los mismos vecinos que hace un tiempo no se acercaban a la plaza ni a plena luz del día.
La magnitud de nuestra crisis demanda muchas estrategias cruzadas, donde la participación ciudadana es prioritaria para reconquistar la plaza, leer en un banquito, encontrarte con tu vecino y no temerle a un desconocido mientras votas por el mejor rompecolchón de la contienda de Margarita Gastronómica, el festival que por sexta vez reunirá en octubre a ?cocineros graduados y célebres autodidactas, como la honrada Trina Miguelina Marcano de 93 años de edad.
Solo la ciudadanía pueda ejercer un efectivo control social sobre los recursos destinados a sus entidades, de ahí que la opacidad oficial sea tan notable, sin información, rendición de cuentas y canales de acceso a la información complejos y lentos. El sabor tiene el poder de la transparencia, porque los logros se notan con la misma rapidez que los errores, van a la zaga de lo preparado y el efecto que surten en los paladares.
El tejido social es un pilar del desarrollo y puede gestarse así, con sabor y entre muchos, con una empanada de ensalada de catalana de La Empanadería, unos ñoquis de auyama con salsa de huevas de Cucina Simpática o unos ajíes dulces rellenos de lentejas de La Casa de Esther. Margarita trasciende hoy los paseos y las tiendas, y abre su mar a muchos testigos de mesa construyendo resistencia en la valentía de seguir invirtiendo en su región, rescatando recetas, compartiendo un sancocho.
En Margarita decidieron saltar la polarización que por tanto tiempo nos marcó la agenda, para recomponer lazos colectivos y gestar nuevos vínculos de identidad con comida. La pesca del día, caracoles y mejillones conforman parte de la noble estructura de sus sabores de siempre, los que convocaron a mucha gente que cocina y a otros tantos más que comen, a celebrar lo propio y conectarse por y con gusto, a tejer con fogones y paletas lo que otros deshilaron con arengas.
Reconstruir el tejido social es una tarea que demanda la participación de mucha gente; del Estado, de los medios, de la empresa privada y más importante aún, de la sociedad civil, esa gente que debe estar presente en todas las fases del proceso, como el ají dulce en casi todos nuestros platos importantes. Pasea un rato por la feria semanal de La Asunción y caerás ante el hechizo de un mago o un raspado de parchita que disfrutan los mismos vecinos que hace un tiempo no se acercaban a la plaza ni a plena luz del día.
La magnitud de nuestra crisis demanda muchas estrategias cruzadas, donde la participación ciudadana es prioritaria para reconquistar la plaza, leer en un banquito, encontrarte con tu vecino y no temerle a un desconocido mientras votas por el mejor rompecolchón de la contienda de Margarita Gastronómica, el festival que por sexta vez reunirá en octubre a ?cocineros graduados y célebres autodidactas, como la honrada Trina Miguelina Marcano de 93 años de edad.
Solo la ciudadanía pueda ejercer un efectivo control social sobre los recursos destinados a sus entidades, de ahí que la opacidad oficial sea tan notable, sin información, rendición de cuentas y canales de acceso a la información complejos y lentos. El sabor tiene el poder de la transparencia, porque los logros se notan con la misma rapidez que los errores, van a la zaga de lo preparado y el efecto que surten en los paladares.
El tejido social es un pilar del desarrollo y puede gestarse así, con sabor y entre muchos, con una empanada de ensalada de catalana de La Empanadería, unos ñoquis de auyama con salsa de huevas de Cucina Simpática o unos ajíes dulces rellenos de lentejas de La Casa de Esther. Margarita trasciende hoy los paseos y las tiendas, y abre su mar a muchos testigos de mesa construyendo resistencia en la valentía de seguir invirtiendo en su región, rescatando recetas, compartiendo un sancocho.
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