Encovi 2017: 87% de los venezolanos son pobres y 61% lo son en extremo
ND, 21 febrero, 2018
Pedro García Otero / 21 feb. 2018.- Las conclusiones de la Encuesta de Condiciones de Vida Encovi 2017, no dejan lugar a dudas: Los venezolanos son cada vez más pobres, cada vez se alimentan peor, y la hiperinflación cobrará un pesado tributo sobre la sociedad. 87% de los venezolanos son pobres, 80% se encuentran en situación de inseguridad alimentaria, y 60% tienen empleos precarios. Todo ello, tras una década con el mayor boom de precios petroleros de la historia.
Tomando en cuenta que los datos de la Encovi 2017 fueron levantados entre julio y septiembre del año pasado, todo hace presumir, como señaló Marino González, uno de los investigadores de este sondeo que por cuarto año consecutivo realizan las universidades Católica, Central de Venezuela y Simón Bolívar, que hoy todo está empeorado y magnificado por la hiperinflación; y que los venezolanos “hemos estado sometidos a un shock prolongado, un shock de sufrimiento, y todo lo que vemos en esta encuesta es manifestación de ese shock”.
Para peor, todos los indicadores sociales medidos por la Encovi 2017, que por cuarto año consecutivo se realiza en 6.188 hogares, han empeorado desde la primera medición, en 2014. La tendencia a la depauperación de la sociedad venezolana, que ya ve cómo seis de cada diez de sus hogares están en pobreza extrema, será difícil de revertir, aunque los indicadores de la encuesta, como señaló el rector de la UCAB, José Virtuoso, representan información valiosa para “desarrollar un gran frente amplio social de cambio en Venezuela, no solo cambio político, sino también de las condiciones económicas y sociales”.
Con hambre y sin empleo…
La investigadora Marianella Herrera, de la Fundación Bengoa, al profundizar en los problemas alimentarios de los venezolanos, afirmó que el sondeo muestra “una dieta tradicional que pierde calidad y cantidad; una drástica reducción del consumo de harina de maíz en perjuicio del arroz, que constituye la dieta básica, con harina de maíz, harina de trigo y tubérculos, que han tenido un incremento dramático; fuentes de hierro reducidas y un aporte de proteínas muy reducido; en fin, una dieta anémica”, producto de que para 90% de los venezolanos, sus ingresos no le permiten adquirir la totalidad de sus alimentos”.
Basándose en un modelo de seguridad alimentaria del Departamento de Agricultura de Estados Unidos, adaptado al consumo local, la Encovi 2017 concluye en que cuatro de cada cinco venezolanos sufren inseguridad alimentaria, que se obtiene de evaluar seis categorías: Así, para 89,4%, el dinero no le alcanza para comprar sus alimentos; el 70% de los venezolanos han registrado insuficiencia de alimentos; para igual número, el dinero no alcanza para comprar comida saludable y balanceada; 80% han comido menos por no haber suficiente comida para el hogar; y 78% han hecho lo mismo pero porque no consiguen alimentos.
Herrera destacó que los venezolanos autorreportan una pérdida de 11,6 kilos en promedio. Advirtió que al ser una cifra dada por los propios encuestados, el número puede estar subrepresentado.
En cuanto al empleo, si a primera vista, la cifra de 9% de desempleo puede ser vista como positiva, para Demetrio Marotta, investigador del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales (IIES) de la UCAB, encubre varios datos preocupantes, y está sesgado por las muy restrictivas políticas del Gobierno de Nicolás Maduro, como una inamovilidad laboral prolongada; el experto indicó que entre los hallazgos importantes de la muestra se encuentra que seis de cada diez venezolanos son o autoempleados o trabajadores sin ningún contrato legal; que hay una marcada tendencia a que los jóvenes de entre 15 y 24 años ingresen al mercado de trabajo, al dejar los estudios; y que la hiperinflación hace que los beneficios laborales hayan perdido sentido.
La misión es una caja
Al hacer la introducción general al estudio, la socióloga María Gabriela Ponce indicó que el total de pobreza, medido por ingresos, ya alcanza 87%, con un aumento de 14 puntos en dos años que ha significado “la pulverización de la clase media”; la pobreza extrema es de 61%. Medida por un indicador multidimensional, la pobreza general es de 51% de la población.
La experta destacó que las misiones sociales prácticamente han desaparecido, pero que la cobertura de las mismas ha subido de 25 a 42% por una política en particular: Las Cajas CLAP, que alcanzan a 13,4 millones de personas. Misión Vivienda, o la Misión Barrio Adentro, pese a la cantidad de propaganda que reciben, fueron nombradas por una cifra muy pequeña de encuestados, se ve en el sondeo.
Además, Ponce indicó que las Cajas CLAP están imbricadas con el Carnet de La Patria, y que en la distribución de las mismas hay enormes inequidades entre Caracas, las grandes ciudades y las ciudades pequeñas o comunidades rurales, al punto de que 53% de los que la reciben dicen que no tienen “ninguna periodicidad”.
La privatización más grande
Por su parte, González, médico e investigador de salud pública de la Universidad Simón Bolívar, indicó que solo Cuba supera a Venezuela en crecimiento de la mortalidad materna, y que 65% del gasto en salud es sufragado por los propios venezolanos, lo cual, según dijo. “es la mayor privatización del financiamiento de la salud en América en el siglo XXI”.
Los venezolanos sin un seguro médico alcanzan 68%, cinco puntos más que en 2016 y 18 más que en 2014, dejando en el colapsado sistema de salud pública el peso del cuidado de la salud.
Desigualdad dentro de la igualdad
Aunque casi todos los indicadores muestran un fuerte igualamiento hacia abajo de la población venezolana (por ejemplo, la pérdida de peso en el quintil más alto de la población es de solo 1,6 kilos menos que en el quintil más bajo), los indicadores muestran también que las diferencias entre vivir en Caracas o en un pequeño pueblo del interior, en términos de pobreza y de acceso a servicios, son demoledoras.
Por ejemplo, un receptor de Cajas CLAP tiene más del doble de posibilidades de recibir su cesta regularmente si vive en Caracas que si vive en un pueblo o una comunidad rural.
También persisten grandes diferencias sociales, principalmente, en salud y educación: una mujer del quintil más alto de la población se controla, en 97%, a los dos meses de embarazo; en el quintil más bajo la cifra llega solo a 38%.
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