Caripe: de pueblo turístico a uno desolado
La Cueva del Guácharo, principal atractivo natural, ya no es visitado como antes. De 40 vendedores de dulces y artesanía solo quedan 10, que van los fines de semana. Turistas se quejan de los apagones frecuentes y la ausencia de gas en aquellas posadas donde las familias pueden cocinar
Maturín.- “¡Dios mío! ¿Qué pasó aquí?”, exclamó Magaly Marcano apenas se acercó al puesto de artesanías en la Cueva del Guácharo, en Caripe, estado Monagas. Tenía un año sin visitarla y quedó sorprendida al ver que solo una persona ofrecía dulces. Esa misma desolación que impactó a Magaly se repite en el pueblo, considerado como el Jardín de Oriente.
“Agosto ya no es temporada buena. Realmente, ninguna lo es”, asegura Yomaira Licet, vendedora de dulces en la Cueva. La caída de la economía hizo que los turistas se alejaran del pueblo, caracterizado por su clima frío. “Hasta Walter se fue del país”, agrega Yomaira en referencia al dueño del famoso puesto de fresas con crema en el que hasta vino artesanal se ofrecía y las colas solían ser largas.
Yomaira cuenta que el impacto negativo en la economía se palpa en la Cueva, pues la cantidad de visitantes no alcanza a las 200 personas los fines de semana cuando hasta hace dos años pasaban de mil en un sábado. El Pitazo quiso consultar sobre esto a la directiva de Inparques, pero se excusaron diciendo que estaban en una reunión.
El miércoles 14 de agosto, a mediodía, tres familias se paseaban por las áreas del monumento natural y solo una de ellas entró para escuchar a los guácharos y apreciar las estalagmitas y estalacticas que forman numerosas figuras, apreciables durante todo el recorrido. “Esto lo que da es tristeza. Ahora, un día bueno para mi es aquel en el que logro vender hasta quinientos mil bolívares en dulces, que no son ni las tres cuartas partes de lo que antes producía aquí sentada”, menciona.
La Cueva del Guácharo, que cierra sus puertas a las dos de la tarde, se quedó atrás de la era tecnológica. No hay puntos de ventas y eso también aleja a los turistas. Lo que implementa el comerciante es confiar en la buena fe del visitante: entregan la mercancía y espera a que les hagan la transferencia; “a veces unos depositan apenas tienen cobertura, pero hay otros a los que tenemos que presionarlos”, señala.
Para hacer el recorrido se cancela 400 bolívares por persona, un monto que no alcanza para cubrir con el mantenimiento de las áreas verdes y pagar los sueldos a los empleados. Rafael Lanz, turista, considera que vale la pena aumentar el costo de la entrada a 5.000 bolívares además de pagar algo adicional por el alquiler de las botas.
Los guías se han marchado por los bajos sueldos. Lanz pudo conversar con uno de ellos y este le explicó que solo ganan 11.000 bolívares semanales que se gastan en pasajes, pues para subir desde Caripe hasta el parque se pagan 1.000 bolívares; “nos comentó que para que les rinda el sueldo se vienen y se van en cola”, agregó.
Un pueblo con carencias
Indira Blanco visitaba Caripe junto a su cinco integrantes de su familia. Pagaron 735.000 bolívares por tres noches y cuatro días en una posada para seis personas, en las que se incluye el desayuno. “No es barato para quien gana sueldo mínimo. Vinimos porque tenemos un familiar que nos ayuda desde afuera y logramos juntar entre varios”, explicó.
Su experiencia no ha sido buena. Cuenta que se encontró con un pueblo con servicios básicos deficientes; ese día el pueblo tenía dos horas sin luz, solo aquellos empresarios que tienen punto de venta inalámbrico recibían a los clientes, pero el resto, ocho de cada diez comercios, tenía los pasillos vacíos.
Mirna Blanco, habitante, afirma que el servicio eléctrico falla a diario y que recientemente estuvieron tres meses sin gas doméstico porque la empresa no tenía ni cilindros ni carros para trasladarse a Caripe, ubicado a dos horas de Maturín. “Aquí la gente cocinaba a leña y ya había amenazas de tranca cuando se dignaron a aparecer”, comentó.
El pueblo también se ha vuelto costoso. Un kilo de azúcar cuesta 17.000 bolívares, un kilo de harina de trigo 16.000 y uno de harina de maíz se consigue hasta en 20.000 bolívares. “Las bolsas del Clap (Comité Local de Abastecimiento y Producción) no llegan con frecuencia, vienen cada siete meses”, indicó.
Dijo que las condiciones del pueblo alejan a los turistas. “Antes la gente pagaba una cabaña, hacía mercado aquí y se pasaban hasta una semana, pero ahora nadie quiere venir primero por los precios y segundo porque no hay gas y la luz falla a cada rato. Entonces, ya esto de atractivo turístico no tiene nada”, expresó.
No hay comentarios:
Publicar un comentario