Pirómanos como bomberos
ND 17 agosto, 2019
La historia de Latinoamérica es un ciclo que se repite sin cesar. Desde nuestra propia conquista vivimos condenados a las ataduras de la miseria y el subdesarrollo perpetuadas por el Estado paternalista. Nunca nos hemos atrevido a ser verdaderamente libres, cuando estamos a punto de cruzar el rio nos da miedo y es que no somos capaces de nadar el último tramo solos. Es fácil entender el por qué, el concepto de la libertad en lo abstracto parece idílico, pero en la realidad exige independencia y ser independientes es valerse por sí mismos y no todos somos capaces de lograrlo.
La libertad demanda visión, esfuerzo e inventiva para sobrevivir frente a nuestros semejantes en un ambiente de concurrencia que no necesariamente tiene que llegar al canibalismo. En la esclavitud de la igualdad las cosas son diferentes, en ella nos volvemos dependientes y cuando nos sueltan la mano nos ahogamos. El Estado es nuestro salvavidas, pero no para llegar a la orilla, sino para mantenernos hasta el fin de nuestros días con el agua al cuello flotando y con la mano extendida.
El ejemplo argentino es la perfecta representación de lo que nos pasa como región. Argentina, un país que a finales del siglo XIX tuvo el PIB per capita más alto del mundo y que daba inicio al siglo XX con importantes reformas democráticas, es también la cuna del populismo latinoamericano. La historia argentina se escribe con mano zurda. Hasta nuestros días y desde el nacimiento de este movimiento, no ha habido un presidente no peronista capaz de culminar su mandato. Cosa no tan sencilla en un país donde los gremios y sindicatos son controlados precisamente por el peronismo.
La derrota del presidente Mauricio Macri en las recientes primarias abiertas argentinas nos da indicios de lo difícil que podría ser la transición venezolana. El ajuste, necesario e impostergable, le ha cobrado a Macri y su equipo el apoyo popular, ese que mantuvo el kichnerismo cleptómano durante largos doce años a punta de subsidios y planes sociales. Los argentinos y la clase media sobre todo, golpeada por la inflación y el descontrol del dólar, está a un paso de traer de vuelta a los causantes del incendio hoy disfrazados de bomberos, creyendo así que castigarán a Macri, quien con un patrimonio de más de dos mil millones de dólares lo menos que le importa es su avenir. Mientras que a la mayoría de la clase media si debería importarle lo que pase con la Argentina pues será la principal víctima de su venganza, sino que volteen a vernos en Venezuela.
No estoy diciendo que el gobierno de Macri no haya tenido errores y que su proyecto haya sido infalible, pero si de errores se trata el peronismo es un error histórico que los argentinos no se cansan de votar. Como es también nuestro error el chavismo y lo asumo como mío aunque nunca los haya votado, pero que estén todavía allí veinte años después nos hace a todos responsables.
La situación argentina tras el kichnerismo no se compara ni en una tercera parte con el nivel de destrucción que el chavismo ha causado en Venezuela. La diferencia quizás con el caso argentino es que al kichnerismo no le tocó el ajuste, sino la época de subsidios y realidad artificial, optaron por entregar el poder para que otros apagaran su incendio y ahora llegan disfrazados de salvadores, mientras que el chavismo tiene más de veinte años tratando de apagar el fuego con gasolina. Algunos dicen que quizás eso sea positivo, que mientras más tiempo duren menos probabilidades tienen de regresar. Yo creo que todo depende del venezolano. Viviremos atados a la nostalgia por ese país rico que nunca ha existido o estaremos a la altura del momento y dispuestos a hacer sacrificios.
Amanecerá y veremos.
@Brianfincheltub
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