Cuando hablamos de la familia más popular de la animación, el nombre que se nos viene inmediatamente a la mente es el de Los Simpson. Pero antes de que Matt Groening y Fox les quitaran la corona, un clan de cavernícolas dominó la televisión por décadas: Los Picapiedra (The Flintstones, su nombre original).

Ambientada en la Edad de Piedra, esta sitcom animada -la primera en su especie- narra la vida de Pedro y Vilma Picapiedra, una pareja de clase media que vive en los suburbios de la ciudad neolítica de Piedradura junto a sus vecinos y fieles compañeros de aventuras Pablo y Betty Mármol.

La serie original se emitió entre 1960 y 1966, consistía de 166 capitulos y se dividió en seis temporadas. El primer episodio fue transmitido el 30 de septiembre de 1960 por la cadena estadounidense ABC.

Desde su concepción, la serie estaba dirigida al público adulto, algo inusual en este rubro donde la mayoría de la animación era para niños. Es así que en sus inicios, Los Picapiedra trataba de temas maduros que se rehusaban a tocar otros shows de la época, incluso algunos de sus pares no animados, incluyendo la adicción a los juegos de Pedro, un intento de suicidio por Pablo, la adicción a las compras de Vilma y Betty y la infertilidad de los Mármol.

En honor al 60° aniversario de Los Picapiedra, revisaremos la historia – y prehistoria- de este influyente dibujo animado. Para esto repasaremos también la carrera de sus creadores Bill Hanna y Joe Barbera, uno de los dúos más importantes de la animación.

Creación y comienzos de Hanna-Barbera

Hanna y Barbera se conocieron trabajando para el nuevo departamento de animación de Metro-Goldwyn-Mayer (MGM) en 1937, donde eran vecinos de escritorio. Pronto, los jóvenes animadores se dieron cuenta que trabajaban bien juntos y colaboraron en algunos de los cortos animados que produjo MGM, como Droopy.

El momento de plenitud tuvo lugar cuando trabajaron en el cortometraje animado El que ríe último ríe mejor (Puss Gets the Boot, su título original) en 1940, precursor a lo que se convertiría en otro de los dúos más famosos del mundo: Tom y Jerry.

Ante el éxito experimentado por estos personajes, Hanna y Barbera procedieron a trabajar en estos dibujos animados por los siguientes 17 años, produciendo un total de 114 cortometrajes protagonizados por el ratón y el gato. Pero luego de 20 años en la compañía, MGM decidió cerrar su departamento de animación en 1957 al percatarse que les salía más rentable retransmitir su catálogo que producir nuevo material, dejando a los animadores sin trabajo.

Este percance los detuvo poco y después de su salida de MGM, los animadores fundaron Hanna-Barbera Productions, una compañía creada para producir animación para la televisión y el cine. Su primer gran éxito fue el programa de televisión El show de Huckleberry Hound, que pronto ganó adeptos entre jóvenes y adultos. Fue esta última demografía la que el ascendiente estudio quiso aprovechar.

“Entre los Huckleberry Hound, el Oso Yogui y Tiro Loco McGraw, llegamos a la ciudad de los Picapiedra”, recuerda Joe Barbera en una entrevista para la Academia de Artes y Ciencias de la Televisión. “Era el primero. Nadie se había atrevido a pensar en un show como Los Picapiedra. En lo que me refiero un programa para animado para el horario estelar”.

De Roma a la Edad de Piedra

Aunque en la actualidad es imposible separar a Los Picapiedra de su ambientación en la Edad de Piedra, este no fue el primer concepto que Hanna y Barbera sopesaron a la hora de establecer el programa.

“Teníamos tantas ideas diferentes en un inicio”, recuerda William Hanna en diálogo con Entertainment Weekly. “Al inicio intentamos hacer a Pedro y Pablo peregrinos y nativo americanos, romanos u hombres montañeses. Luego uno de nuestros compañeros vino con un boceto de un hombre y una mujer vestidos en pieles de animales e instantáneamente supimos que eso era”.

Para Joe Barbera, elegir esta época de la historia fue perfecta para el humor visual que pasó a caracterizar al programa, ya que podían tomar cualquier cosa actual y convertirla a la Edad de Piedra. “Como pinzas de ropa que eran pájaros o aspiradoras que eran pequeños mastodontes”, recuerda.

Estas bromas visuales servían para diferenciar al programa de The Honeymooners, sitcom que se emitió en 1955 que es citada como una de las mayores influencias para Los Picapiedra.

“Si comparas a Los Picapiedra con The Honeymooners, ese es el mejor cumplido que me podés dar”, afirma Barbera en la citada entrevista. “Pero sabes, The Honeymooners no tienen el piano de piedra. No tienen la cámara fotográfica polarroca. No tienen todas esas bromas y ambientaciones'”.

“Cerca del desastre”

Con el concepto ya establecido, Joe Barbera viajó a Nueva York utilizando dos episodios escritos para vender la idea, un viaje que resultó más largo y trabajoso de lo que pensaba.

En total, el ejecutivo pasó ocho semanas visitando diferentes estudios y empresas con la esperanza de que quisieran comprarlo. Fue en su último día en la Gran Manzana que se reunió con los ejecutivos de ABC, quienes quedaron convencidos de la idea en menos de 15 minutos.

“Nadie lo recuerda, pero en aquel momento ABC era una joven cadena de televisión. Ellos fueron los que decidieron apostar por el show, felizmente. Este era el último día y tenía programado subirme a un avión a mediodía. Si no lo compraban, hubiera tomado todo y lo hubiera puesto en un almacén, para nunca volver a promocionarlo (…) A veces me despierto asustado pensando qué tan cerca estuvimos del desastre”, sentencia Barbera.

The Flagstones, The Gladstones y The Flinstones

Asegurados los fondos para continuar la producción, el equipo en Hanna-Barbera procedió a crear un piloto del programa bajo el título tentativo de The Flagstones (Piedra laja). El episodio de un minuto y medio, que fue reencontrado en 1994, muestra a Pedro, Vilma y Pablo interactuando en la piscina (Betty aparece también al inicio del corto).

Posteriormente, el nombre tuvo que ser cambiado para evitar confusión con los protagonistas del cómic Lalo y Lola. El programa también se llamó tentativamente The Gladstones antes del definitivo y mundialmente conocido The Flintstones, en castellano Los Picapiedra.

Otro concepto que fue establecido y luego pospuesto fue quiénes conformaban la familia Picapiedra, con una versión inicial de la historia consistiendo de ambos padres y un hijo llamado Fred Jr, aunque su existencia fue abandonada antes de que la serie saliera al aire.

Tras su debut el 30 de septiembre de 1960, el programa se convirtió rápidamente en un éxito televisivo, aunque no estuvo falto de críticas, con la revista Variety calificándolo como “un desastre de lápiz y tinta” el día después de su estreno.

El día que la familia Picapiedra se agrandó

Tras dos temporadas exitosas, Hanna y Barbera decidieron dar un paso que cambiaría la vida de los Picapiedra para siempre. Revisando el concepto de Fred Jr, y ante los consejos de su esposa Sheila Holden, Joe Barbera empezó a trabajar en los guiones para una serie de historias que traerían al mundo al primer hijo de Pedro y Vilma.

Inicialmente se planeaba que el bebé sería un niño, pero una llamada del departamento de marketing de la empresa cambió la opinión de Joe Barbera. Según relata el ejecutivo, el especialista de ventas se había puesto en contacto con la compañía de juguetes Ideal y tenía un trato bueno si el bebé era una niña. Joe cambió de opinión inmediatamente y así nació Pebbles.

El diseño de la infante fue afinado por Gene Hazelton, quien entonces se encargaba de producir las historietas de Los Picapiedra que salían en los diarios. “Trabajé (con Ideal) y se me ocurrieron varios buenos modelos. La Pebbles con el pequeño hueso en su cabello fue elegida ganadora. Ideal hizo muñecas por muchos años con eso”, rememora el artista en conversación con la revista de animación Hogan’s Alley.

Pebbles pronto tendría la compañía de Bam-Bam, un huérfano que apareció en la cuarta temporada del show después de que Pablo y Betty Mármol pidieran como deseo a una estrella el tener un hijo.

Pero la llegada de los bebés no fue la única diferencia en el programa, quien pronto modificó su tono y humor para enfocarse más en su creciente público infantil. Este cambio también se vio en su elección de patrocinadores, con las primeras dos temporadas publicitando a los cigarrillos Winston, una elección que ahora parece curiosa pero en ese tiempo no levantó muchas cejas, mientras que a partir de la tercera fue patrocinado por la compañía de comida Welch’s.

El nuevo rumbo tuvo consecuencias para Los Picapiedra, que pronto vieron sus porcentajes de televidentes decaer hasta que fue cancelado el primero de abril de 1966. A pesar del fin del emblemático programa, este continuaría con vida primero con una película animada titulada The Man Called Flintstone, una parodia de James Bond estrenada el mismo año de la cancelación del show.

Posteriormente, el nombre de la franquicia se mantuvo vivo con múltiples spin-off a lo largo de los años, incluyendo un programa titulado El show de Pebbles y Bam-Bam en 1971, que mostraba las versiones adolescentes de estos personajes, así como versiones cinematográficas en 1994 y 2000 que trajeron a la vida a los icónicos personajes de mano de los actores John Goodman, Rick Moranis, Elizabeth Perkins y Rosie O’Donnell.

Además, para noviembre de este año está programada la salida de una nueva serie titulada Yabba-Dabba Dinosaurs, enfocándose nuevamente en Bam-Bam y Pebbles. Mientras tanto, a mediados de 2019, Variety informó que Warner Bros. Animation y Brownstone Productions están trabajando en una nueva versión animada de Los Picapiedra, esta vez volviendo al concepto original y enfocándose en un público adulto, una muestra del poder y relevancia de la franquicia a los 60 años de su existencia.