¡Unidad! Urgente reclamo a la oposición, por Wilfredo Velásquez
Twitter: @wilvelasquez
Justo es reconocer que los líderes que han encabezado los momentos decisivos de esta larga confrontación con el régimen han demostrado su capacidad de sacrificio y su compromiso con el país.
La sociedad les ha brindado su apoyo irrestricto, la comunidad internacional ha brindado su solidaridad y, sin embargo, no se ha logrado una victoria contundente, debido fundamentalmente a la imposibilidad de conformar una auténtica unidad opositora.
En muchas oportunidades los partidos de oposición han puesto sus planes y las ambiciones de sus dirigentes por encima de los intereses colectivos, para terminar, intencionalmente o no, favoreciendo a la camarilla que ostenta el poder.
Si bien todas las organizaciones expresan su deseo de rescatar la democracia, cuando toca establecer los acuerdos estratégicos, tácticos y la priorización de los objetivos a corto y mediano plazo, así como las tareas inmediatas que requieren una efectiva y sincera coordinación, no actúan con honestidad, a menos que sean ellos quienes estén liderizando los enfrentamientos con el régimen. Esta situación ha impedido una efectiva unidad de acción, ha mediatizado las luchas y generado mucha frustración.
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Hemos tenido, en el mejor de los casos, una unidad declarativa, asumida por el peso mismo de la coyuntura y siempre para no quedar fuera del juego, sin que se haya producido el justo reconocimiento de los líderes que han protagonizado los álgidos momentos de confrontación con el régimen.
Rómulo Betancourt, experto en usar términos “multisápidos”, utilizaba para explicar las rivalidades entre él, Caldera, Jóvito Villalba y los hermanos Machado y sus respectivas organizaciones, la rebuscada palabra “entredevorarse”, que perfectamente pudiéramos usar hoy día para expresar acertadamente la relación entre las organizaciones opositoras.
La falta de una autentica unidad se manifiesta porque todas las organizaciones, sin excepción, están marcadas por el inmediatismo y el presidencialismo.
La meta presidencial es un propósito justo de toda organización política que surja en una democracia, pero ponerla como prioridad en medio de la confrontación con un régimen como el actual, es un craso error.
Seguramente esto lo negarán tanto las organizaciones como sus dirigentes, pero es la percepción que tiene el país y pese a cualquier consideración que hagan, resulta innegable.
Las confrontaciones entre las organizaciones no son de carácter ideológico ni sobre la visión del país. Tampoco están relacionadas con el modelo de Estado. No hay ninguna discusión de fondo que enfrente sus posiciones estratégicas.
Cuando manifiestan sus propuestas, es mayor el esfuerzo que hacen para diferenciarse que para encontrar puntos de coincidencia y, cuando la sociedad civil asume alguna estrategia, sin importar lo descabellada que sea, se suman a ella solo para dar soporte a sus ambiciones y no quedar al margen del apoyo popular.
Entre las causas fundamentales del fracaso de la oposición está ese “entredevorarse” que señalaba Betancourt.
No negamos la actuación perversa del régimen ni su salvaje represión; pero no consolidar una efectiva unidad opositora es, sin duda, responsabilidad exclusiva de la dirigencia.
La sociedad civil lo reclama, el país lo reclama y nuestros aliados externos también lo han reclamado reiteradamente.
En este sentido es necesario redefinir los términos de la unidad, buscar un sincero acuerdo unitario que considere a todos los sectores y que permita orientar la lucha por la democracia y la libertad.
Es urgente conformar una nueva unidad democrática y para ello se deben discutir con franqueza los aspectos siguientes:
1.- Nuevo Acuerdo Unitario:
Para lograr un acuerdo mínimo, las “oposiciones”, desde las mas cercanas al régimen hasta las más radicales deben:
1.a. – Evaluar y caracterizar acertadamente la situación económica y social del país:
Este análisis debe lograr una visión compartida de la coyuntura, las tendencias reales y las orientadas por el régimen en el marco de lo que ellos llaman la construcción del socialismo. Esto incluye el cuerpo de leyes que sustentan la creación del Estado comunal, la eliminación del marco jurídico y los mecanismos de dominación en uso.
1.b.- Evaluación de la situación sanitaria ante la pandemia y la posibilidad de actuar conjuntamente para facilitar el ingreso de la ayuda humanitaria para minimizar los efectos del covid-19, además de algunas acciones inmediatas para paliar la hambruna que asola a los sectores populares.
1.c- Evaluación de la situación política:
Debe considerar, en primer lugar, los aspectos geopolíticos a fin de tener una idea exacta del papel del régimen en el escenario mundial para determinar cuáles de los convenios suscritos por el régimen se pueden mantener, cuáles se pueden renegociar, cuáles desconocer y, en el caso de China y Rusia, redefinir las nuevas relaciones en el marco de una relativa neutralidad que favorezca los intereses nacionales.
1.c- Evaluar el estamento militar, su dependencia del régimen, su vinculación partidista, su compromiso constitucional y su posible supeditación a fuerzas de otros países, igualmente se debe definir el carácter parapolítico de nuestras Fuerzas Armadas y evaluar su papel en el sostenimiento del régimen.
1.d.- Evaluar conjuntamente las propuestas estratégicas de las diferentes organizaciones y sus niveles de incidencia en el juego político. No para escoger entre ellas sino para decidir una estrategia más amplia que permita la acción conjunta.
1.e– Congelar las “tácitas ofertas presidenciales”, evaluar la posibilidad de nombrar desde ahora un equipo mínimo de gobierno para la transición, con férreas limitaciones candidaturales, es decir que quienes participen de la transición no puedan ser candidatos en las elecciones siguientes a la culminación del periodo transicional.
1.f.- Proponer a la sociedad un acuerdo unitario, votado colectivamente, suscrito por los partidos, los gremios, los estudiantes, representantes comunitarios y las iglesias católica y evangélica.
1.g.- Evaluar la posibilidad de participar unitariamente, con candidaturas únicas en las anunciadas elecciones regionales y municipales.
2.- Crear una nueva instancia unitaria:
2.a. – Debe privilegiar la participación de la sociedad civil, promover la creación de las diferentes formas de organización y la participación de la comunidad sin menoscabo de la actuación de los partidos.
2.b.- En el marco de dicha propuesta unitaria los partidos deben promover la discusión interna, fortalecer sus principios democráticos, definir su rol en esta coyuntura, establecer si esta etapa es de simple oposición o si ya hemos pasado a ejercer la resistencia, discutir sobre la vigencia o no de las reivindicaciones sociales en tiempos como el actual.
2.c.- Crear un grupo de observadores que evalúen la actuación de los miembros del equipo unitario.
3.- Elaborar conjuntamente un plan de incorporación masiva del pueblo a la resistencia.
3.a. – Implementar un mecanismo de identidad inclusiva con los valores de la democracia.
3.b.- Denunciar el carácter antidemocrático de la sociedad comunal y las comunas como las cárceles socialistas, a la producción comunitaria como feudal y sin rendimientos y como una forma de negarle a la gente las posibilidades de incorporarse a las condiciones de la vida moderna.
3.c.-Denunciar la comuna como culminación del proceso de precarización de la sociedad y la eliminación definitiva de la clase media.
Los partidos tienen la palabra.
Wilfredo Velásquez es poeta.
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