¿Dónde están las feministas ante la detención de Jeanine Áñez?
Una juez dictó el domingo cuatro meses de prisión preventiva a la expresidente de Bolivia, Jeanine Áñez, en medio del silencio feminista
Gracias al feminismo las mujeres «tenemos derechos políticos», es una de las consignas clave de este movimiento. Pero cuando una mujer no es de izquierda, las agrupaciones feministas no solo muestran abiertamente su oposición sino que guardan silencio cuando esta es perseguida políticamente.
Tal es el caso de Jeanine Áñez, quien fue presidente de Bolivia. Ahora que volvió al poder el Movimiento al Socialismo ella fue acusada de sedición y terrorismo. Desde el sábado 13 de marzo permanece detenida en un cuartel policial.
Una juez dicto cuatro meses de prisión preventiva
En teoría, que una mujer sea presidente debería ser un triunfo y una celebración para las agrupaciones feministas. Pero no, la agrupación socialista Pan y Rosas abiertamente declaró en contra de Áñez: «El género nos une, la clase nos divide».
Fiel al discurso socialista que divide a la sociedad entre proletarios y burgueses, pobres y ricos, el feminismo de corte marxista agrega a esa receta la división entre hombres y mujeres e incluso entre las mujeres una división económica e ideológica.
Esto último se ve agravado por el hecho que Jeanine Áñez se declara abiertamente provida, lo que Pan y Rosas acusa de ser «anti-derechos». Aunque siendo la vida el primer derecho natural ese título les correspondería a ellas al estar en contra de este.
El feminismo hegemónico acusa pregonar la «sororidad», la solidaridad entre mujeres. No obstante, cuando una mujer se opone a su agenda ideológica, esto se termina.
La persecución ideológica contra Jeanine Áñez no solo no ha sido denunciado por agrupaciones feministas, sino que pocos días antes de su detención fue objeto de severas críticas.
Y no se limitan a ella. El 12 de octubre de 2020, estatuas de la reina Isabel la Católica fueron vandalizadas. Primero, porque quiebra el relato victimista de que la mujer no tenía acceso al poder político sino hasta la llegada del feminismo que vino a «liberarlas». Y segundo, porque el feminismo ha demostrado ser funcional al indigenismo. Esto es la transversalidad del neomarxismo que enfrenta a hombres y mujeres, indígenas y mestizos, etc.
Es más, por el mero hecho de ser rubio de ojos azules, fue acusado de racismo el líder de la Resistencia Juvenil Cochala, Yassir Molina.
Así lo acusó el exdirector de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Paulo Abrão, quien señaló la detención de Molina como «un paso importante».
Sin embargo, su enfrentamiento al gobierno de Evo Morales no fue una cuestión racial sino ante el fraude electoral del cual lo acusan. La oposición no se basa en la etnia de Morales sino de sus actos.
De hecho, Guadalupe Cárdenas, mujer indígena, perseguida política, embajadora de derechos humanos y representante de la federación de esposas de policías denunció ante PanAm Post que Evo: «Es un falso indígena, no sabe hablar quecha ni aymara. Habla castellano. ¿Racismo? ¿Qué somos, gringos?».
Lo dijo en el marco de la resistencia a la reelección de Evo Morales, quien atentó contra la Constitución al postularse.
«Ahora estamos siendo asesinados por gente vandálica. Ni su gente le apoya. Ha contratado gente vandálica que sacó de prisión», agregó.
Esto último destaca cómo el sistema judicial bajo el poder de Evo Morales y sus aliados otorga libertad a delincuentes para intimidar a sus opositores, mientras persigue a sus detractores.
Y Jeanine Áñez no es la única mujer con poder con la que no se solidarizan las feministas. Roxana Lizárraga, exministra de Comunicaciones de Bolivia durante el Gobierno de la expresidente interina Jeanine Áñez, solicitó refugio en Perú.
En coordinación con el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) fue presentada la solicitud, según detalló la Cancillería peruana en un comunicado.
También María Molina, empresaria y activista venezolana de derechos humanos radicada en Bolivia, lo solicitó.
«Ambas solicitudes están siendo procesadas conforme a ley», declaró el Ministerio de Relaciones Exteriores de Perú.
Mientras tanto, las feministas que alegan «sororidad» guarda silencio sepulcral respecto a la persecución ideológica a estas mujeres.
Mamela Fiallo Flor
Mamela Fiallo Flor es profesora universitaria, traductora, columnista y firme amante de la libertad.
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