Migrantes venezolanos padecen acoso en la región promovido por Maduro
El analista político Víctor Maldonado en entrevista con PanAm Post sostiene que el Foro de Sao Paulo incentiva la campaña de odio contra quienes salieron de Venezuela
Cerca de 40 % de los migrantes venezolanos y refugiados han sido desalojados durante la pandemia, un 38 % más está en riesgo de perder su hogar en su país de acogida y la mayoría de ellos no ha recibido ninguna ayuda de los gobiernos antes o después del desalojo, revela el último estudio realizado por la agencias de las Naciones Unidas y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
El informe destaca que además tres de cada cuatro hogares desalojados están enfrentando nuevos riesgos de desalojo y que una quinta parte de las personas afectadas son embarazadas o madres de menores de edad.
Y según las encuestas realizadas en siete países de América Latina y del Caribe –Perú, Ecuador, Brasil, Colombia, Panamá, República Dominicana y Guyana– la mitad de los hogares entrevistados viven en una sola habitación y 11 % de todos los desalojos resultaron en indigencia y tres de cada cuatro de los hogares caerán en indigencia si fueran desalojados.
Pero ese no es el único problema que enfrenta la diáspora venezolana. En esos mismo países además hay políticos, mandatarios, candidatos presidenciales y hasta animadores de televisión inmersos en una campaña en su contra. Lo común entre ellos es que militan del lado de la izquierda en América Latina y su único interés es favorecer al régimen de Nicolás Maduro, asegura Víctor Maldonado, analista político y profesor de la Universidad Monteávila en Caracas, en entrevista con PanAm Post.
En Panamá, la diputada oficialista del Partido Revolucionario Democrático, Zulay Rodríguez promueve que la diáspora debe regresar porque Maduro –según ella– los “espera con los brazos abiertos”.
En Colombia, la alcaldesa izquierdista de Bogotá, Claudia López, le atribuye a la comunidad venezolana el aumento de la delincuencia. Y el animador de televisión Ricardo Belmont, quien fue candidato del Partido Perú Libertario incentiva el rechazo a los venezolanos, alegando que reciben más beneficios.
Sus posiciones sin sustento ni evidencia –así lo revela el Barómetro de Xenofobia– esconden, para Maldonado, intereses populistas.
En los últimos meses han abundado las expresiones y reacciones en distintos países de la región en contra de los venezolanos migrantes. Hay políticos y mandatarios manejándose en términos xenofóbicos. ¿A qué se debe?
Ante una migración tan grande realizada en tan poco tiempo los países tienen muy poca capacidad para ajustarse y adaptarse a nuevas exigencias y demandas de servicios públicos que suponen una población de 300.000 o 500.000 migrantes venezolanos o hasta 2 millones en los países de América Latina.
Esta circunstancia siempre es usada indebidamente por políticos de factura populista para explotar el resentimiento y la incomodidad de sus ciudadanos, culpando a una población vulnerable como la de los migrantes venezolanos de todos los males.
Si un alcalde no es capaz de controlar la seguridad, ahora tiene un culpable a la mano que le permite deslastrarse de su propia responsabilidad y colocarla sobre los hombros de otros grupos que no necesariamente son responsables.
Pero los estigmas se agudizan…
Por supuesto, la xenofobia es una reacción ante una circunstancia social que no solo es moralmente indebida sino además es fácticamente inexacta porque no es cierto que todo migrante va con la mala voluntad de saquear, asaltar o ser delincuente. No, eso no es cierto. No es cierto que los migrantes venezolanos no aportan mano de obra o capacidad de trabajo cuando incluso en condiciones muy poco convenientes terminan favoreciendo a la economía de esos países.
A primera vista lucen incómodos para una población que no los esperaban. Se trata, entonces, de la responsabilidad de los líderes de no utilizar la xenofobia como un recurso para evadir sus propias responsabilidad y requiere de los ciudadanos que albergan a los migrantes un nivel de tolerancia y compasión y requiere también de los migrantes una actitud y un compromiso con el orden, con aprender de las culturas del país al que llegan, que a veces por razones de mera necesidad no tienen.
El proceso se complica visto de esa forma
No es una circunstancia fácil, la ruta más corta, el atajo más a la mano es el populismo y el mensaje de xenofobia, pero también hay que decir que contra eso los venezolanos han sabido reaccionar, los líderes responsables han reaccionado y se ven como muy aislados aquellos que practican la xenofobia contra los migrantes venezolanos.
Es un proceso de aprendizaje y los venezolanos igual más allá de esas explosiones de xenofobia estamos practicando en este momento una reciprocidad porque Venezuela fue refugio seguro de argentinos, uruguayos, paraguayos, chilenos, peruanos, ecuatorianos y colombianos que hicieron familia en el país y aún permanecen porque en sus naciones de origen sufrieron persecución o pobreza o simplemente porque en Venezuela era mucho más fácil construir un bienestar y un patrimonio que después le permitiera volver o mantener a su familia en sus países de origen.
Sin embargo, a los venezolanos los asesinan, desalojan y degradan
En el caso de Perú es mucho más marcada la xenofobia y eso tiene que ver con características culturales de los peruanos que entre ellos practican formas indebidas de odio y exclusión y con los migrantes venezolanos y extranjeros es igual.
No es una reflexión que se puede simplificar porque hay variables culturales, hay variables económicas, hay saturación de servicios públicos y en los últimos tiempos sobre todo en los países muy vecinos se nota que los venezolanos que han migrado en los últimos tiempos no han tenido adónde llegar y eso muy probablemente los obliga a estar en las calles, y aquí empieza todo el proceso de desajustes que termina muchas veces en indebidas manifestaciones de xenofobia.
¿Cómo puede detenerse esta realidad?
Obviamente la solución está en Venezuela y en combatir las causas que provocan la migración que están concentradas precisamente en la presencia y la vigencia de un régimen que viola los derechos humanos, que ha devastado la economía, que no tiene ningún tipo de consideración por sus ciudadanos y que los ha abandonado al punto que muchos han preferido migrar y correr el riesgo de la xenofobia en otros países antes que morirse de hambre o enfermedad.
El Foro de Sao Paulo parece tener otros deseos. Algunas tesis apuntan a que desde esta organización que congrega a la izquierda se impulsa una campaña contra la diáspora para favorecer a Maduro…
Maduro es parte de un proyecto continental de carácter globalista que tiene su expresión latinoamericana en el Foro de Sao Paulo y en la Agenda de Puebla. La izquierda acumula recursos que puede utilizar para mantener a Maduro y lograr la vuelta de muchos de los que salieron del gobierno hace un tiempo. Ese dinero forma parte del saqueo de los recursos venezolanos y desde estas instancias sienten que están a punto los tiempos como para que vuelva Lula en Brasil, Correa en Ecuador, ya están en Argentina y aspiran a terminar de tomar Colombia y Chile con el paraguas de un nuevo gobierno norteamericano mucho más tolerante con la izquierda y mucho más identificado con dejar que la izquierda tome América Latina y haga en América Latina lo que ya hizo, que es una mezcla de gobierno populista con corrupción y saqueo.
No se puede dejar de ver el caso venezolano como parte de una experiencia continental. Está clara la triangulación entre Cuba y Venezuela y el Foro de Sao Paulo, está absolutamente claro que esto se está dando en el marco de una tolerancia globalista a la agenda socialista y de izquierda.
Con el Foro de Sao Paula agitando las voces en contra de los migrantes de venezolanos, ¿qué se puede esperar a corto y largo plazo?
La consecuencia más a la vista es el intento por lo menos con bastante probabilidad de éxito de que continente americano sea de nuevo pasto del saqueo de los socialismos como ocurrió en Brasil, Ecuador y Venezuela. Un ejemplo de la experiencia latinoamericana donde todos forma parte de un gran bloque que se pagan y se dan el vuelto.
Esta es una mala noticia para América Latina…
Sí porque mientras tanto los problemas se van agudizando y los países van teniendo menos oportunidades y se abre la brecha respecto a los países con más o menos libertad, transparencia o bienestar para sus ciudadanos.
Los grandes objetivos del Foro de Sao Paulo son precisamente terminar de tomar Colombia y Chile que son como los contraejemplos y muy probablemente a través de la ganancia política de hacer de la pandemia y la migración una crisis política.
¿Cuál es entonces el destino de los migrantes?
Los venezolanos estamos perdiendo las ventanas de oportunidad que se nos abrieron unos dos o tres años atrás. Es necesario pensar en la inmensa irresponsabilidad al haber cedido cuando había que ser más firme. Esa expectativa de que el continente iba a estar de acuerdo con la liberación de Venezuela de este régimen se perdió y lo que se espera es que ahora sea más indiferente por parte de todos.
Gabriela Moreno
Periodista venezolana residenciada en Chile. Egresada de la Universidad del Zulia. Experiencia como editora y productora de contenidos para medios impresos y digitales con énfasis en las fuentes de política e internacional.
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