Recorrer los museos de Caracas es darse un golpe con la realidad de una infraestructura abandonada
Hasta la fecha, los museos están trabajando solo en las semanas de flexibilización, de jueves a domingo, a partir del permiso que les dio la administración de Nicolás Maduro el pasado 20 de enero para que se sumaran a los sectores que pueden trabajar bajo el esquema 7×7. En la entrada toman la temperatura de los visitantes y rocían alcohol en las manos.
Caracas. Solo tres salas de 18 están operativas en el Museo de Bellas Artes en Caracas. La reducción de las colecciones y sus espacios clausurados es solo un reflejo de lo que alguna vez significó para los venezolanos esta exhibición de artes visuales. Los problemas en su infraestructura no se pueden disimular ni siquiera cuando los visitantes ponen el primer pie en las instalaciones. Ningún trabajador ve con esperanza que pronto se abran más salas.
Una de las exhibiciones más grandes que hay actualmente en el Museo de Bellas Artes es Escrito con la luz: foto pura de Claudio Perna, que está desde el 1° de noviembre de 2019 en la Sala 1. Una trabajadora del museo contabilizó que hay 28 imágenes en blanco y negro, y más de 100 piezas adicionales. “Siempre hacemos un conteo de las piezas para llevar un control y asegurarnos de que no falte nada”, aseguró.
Hasta la fecha, los museos están trabajando solo en las semanas de flexibilización, de jueves a domingo, a partir del permiso que les dio la administración de Nicolás Maduro el pasado 20 de enero de sumarse a los sectores que pueden trabajar bajo el esquema 7×7. En la entrada toman la temperatura de los visitantes y rocían alcohol en las manos.
En la Sala 1 no sirven todos los aros de luz, ni el piso está extremadamente limpio. Si se sube la mirada, las esquinas de las paredes están llenas de telarañas, manchas y humedad. La Sala 2 muestra otras expresiones de artes visuales que no tienen aire acondicionado para su conservación. En frente, se ve la puerta de la Sala 3, que está clausurada y forrada con papel marrón.
Una visitante pidió el baño y los trabajadores le dijeron que está justo en la parte del museo que clausuró por temas de infraestructura, así que no se lo podían prestar.
Estimados visitantes: el museo se encuentra en proceso de refacciones y mantenimiento”, dice un papel.
El espejo de agua del jardín interno está sucio. Apenas se pueden ver en los pasillos las salas que alguna vez existieron, pero se impide el paso con una cinta roja. Los trabajadores no quisieron declarar sobre qué pasó con las colecciones que había antes en el museo. Dicen que “a causa de la pandemia no se pueden abrir más que esas tres salas”.
La última sala que está abierta solo tiene la obra 163 cm a la medida de mi cuerpo, ni un milímetro más, ni un milímetro menos, de Antonieta Sosa. La primera lámina blanca que está pegada al piso tiene marcas de zapatos, como si alguien se hubiera parado encima de ella. “Los usuarios tampoco colaboran”, manifestó la trabajadora.
En la Plaza de los Museos hay policías que custodian la entrada del Parque Los Caobos. En el caso del Museo de Ciencias Naturales, esperan que se haga una cola de 10 personas para permitir que entren. Un grupo de jóvenes que están en la entrada piden los datos personales para hacer una lista. El problema es que pasan y pasan los minutos y nadie se suma a la fila. También es posible reservar previamente el día y la hora mediante un enlace que está en su biografía de Instagram.
La reducción de la colección
En el portal de la Fundación de Museos Nacionales (FMN) estiman que en la Galería de Arte Nacional, ubicada en Bellas Artes, se atesoraba una colección cercana a las 7000 obras de diversos autores, géneros y tendencias que incluía pinturas, dibujos, estampas, fotografía, escultura y mucho más.
Un anuncio sucio y deteriorado da la bienvenida a la galería. Al caminar por un pasillo largo, se ven a los lados espacios que están solos, llenos de polvo y oscuros. Al llegar a la puerta piden los datos, toman la temperatura y dan gel antibacterial. Luego, un hombre que no tiene uniforme, solo viste con gorra y un koala en el pecho, se dispuso a dar el tour por la única sala abierta: Historias cruzadas, siglos XIX / XX.
Solo se contabilizaron en esta sala siete pinturas que retratan parte de la historia del país. El área está limitada a dos pasillos y se interrumpe el paso con cintas rojas y bancos al resto del lugar. La mayoría de las paredes se ven vacías y, a lo lejos, algunos cuadros solitarios. Además, en esta sala hay un segundo piso que también está clausurado.
En el caso del Museo de la Estampa y del Diseño Carlos Cruz-Diez, solo está abierta una de sus tres salas. Un trabajador del museo dijo que una de las salas la están adecuando para una colección de Víctor Vasarely, y la otra la están usando como auditorio porque no tienen nada para exhibir.
En el segundo piso están las obras de Cruz-Diez como la Cromointerfencia, las Duchas de Inducción Cromática y la Cámara de Cromosaturación, en total, son unas 16 obras en exhibición. El trabajador sostuvo que hay semanas en que solo han asistido dos personas, mientras que en otras pueden ir hasta 10 visitantes.
Arte Contemporáneo en pausa
Para Leonor Martínez, exprofesora de Formación Cultural de la Universidad Santa María, el gran punto de quiebre en los museos del país fue a partir de una llamada “revolución cultural” que puso en marcha el entonces presidente Hugo Chávez, quien aseguró la necesidad de renovar a los dirigentes de estos espacios y despidió a más de 20 personas, entre ellas, a Sofía Imber, quien era directora del Museo de Arte Contemporáneo de Caracas.
Este museo está en el complejo urbanístico Parque Central. Su gran puerta negra permanece cerrada, pero adentro hay personal. “No hemos abierto por temas de infraestructura”, sostuvo un trabajador, pese a que se tenía previsto para esta semana de flexibilización, del 1° al 7 de marzo, que se ofrecieran visitas a la bóveda de esculturas.
El ente cultural encargado, desde 2005, de estructurar y resguardar las colecciones en custodia de 15 museos del país es la Fundación Museos Nacionales, que además forma parte del Ministerio de Cultura, encabezado por Ernesto Villegas. No es de manejo público cómo se han gastado los recursos para mantener los museos en los últimos años. Sin embargo, el deterioro de las instalaciones dice mucho.
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