Opositores en nuevo CNE pactaron con el partido de Maduro
"No estuviera aquí si no hubiera habido un acuerdo con el PSUV", confesó el rector Enrique Márquez a una semana de su designación, desde la nueva oficina que ocupa en el ente comicial.
Las negociaciones entre la oposición y el chavismo están andando y el «pacto de salvación nacional» divulgado por el dirigente opositor Juan Guaidó para sentarse con el régimen de Nicolás Maduro luce como una mera formalidad, cuando sus fichas ya pactan cargos con el Partido Socialista Unido de Venezuela.
El nombramiento de Enrique Márquez como rector del Consejo Nacional Electoral es uno de los acuerdos anticipados entre las fracciones políticas. Él lo revela a la Voz de América.
“No estuviera aquí si no hubiera habido un acuerdo con el PSUV”, confiesa Márquez a una semana de su designación, desde la nueva oficina que ocupa en el ente comicial.
Y sin reparos admite que “negociar” es desde ahora crucial, porque no percibe que exista “otra alternativa al entendimiento, a la negociación y a pesar de todos los fracasos que ha podido haber, hay que perseverar en la negociación política”.
La persistencia tiene recompensa. Su ingreso a la instancia de poder lo traduce como “un reconocimiento de que debe haber un CNE plural, con un grupo de rectores comprometidos con el equilibrio interno”, aunque admite que “es difícil de mantener”.
Al cargo llega sin memoria, considerando que la Asamblea Nacional fraudulenta, de mayoría chavista, lo nombró junto al asesor electoral Roberto Picón para la “misión” de reconciliar al país con el voto.
Un hecho que le valió el destierro de su partido Un Nuevo Tiempo (UNT) al suspenderlo como miembro de la organización política a través de un comunicado oficial donde se desmarca ante su postulación subrayando que está sancionado desde 2018 por el comité ético al incurrir en faltas graves a la disciplina partidista.
Pero ya está adentro y se defiende. Alega que el acuerdo que lo catapultó al CNE lo impulsaron el parlamento chavista, la sociedad civil y “las fuerzas políticas fuera de la asamblea”.
Fidelidad con anticipación
La postura de Márquez ya se deja ver. Manifiesta “confianza en sus colegas rectores y en los beneficios que pueden lograr juntos mediante la celebración de elecciones justas y democráticas aunque eso va a requerir de mucha madurez política”, señala el medio.
Llega —así lo sostiene— en un momento con urgencia de “entendimiento” y negociaciones para destrabar el juego político en el país y en esa dirección cree que “no hay soluciones mágicas para Venezuela”, sino la oportunidad de entablar un diálogo político.
De ahí brota su deseo de “interactuar” con el Poder Judicial y la Contraloría nacional para «evaluar» las inhabilitaciones de los opositores para ocupar cargos públicos.
Con planes en la mesa
La agenda de Márquez ya tiene planes. Anunció la auditoría amplia e incluyente del Registro Electoral, la auditoría al sistema automatizado, biométrico y de escrutinio, así como el inicio de una “serie de procesos” que se convertirán en garantías cuando los actores políticos participan de esas auditorías.
Desde ahora, le apuesta a la participación —pese a su discurso de abstención divulgado en el pasado— a la búsqueda del levantamiento de sancionados por instituciones del Estado y procura de concesiones democráticas a favor de los partidos políticos nacionales.
Sobre las elecciones presidenciales señaló que esto “aparecerá en su momento constitucional o en el momento que haya un acuerdo político”, mientras resalta que la opción de un referendo revocatorio presidencial en 2022 requerirá de “voluntad política” y de “un mínimo de acuerdo”.
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