Jesús Petit Da Costa: El ideal como bandera de enganche
El ideal es la bandera de enganche tanto en la religión como en la política, por el cual se lucha con mística y devoción al extremo de que se está dispuesto a dar la vida. Ese ideal se condensa en textos que en la religión son los libros sagrados y en la política los escritos de doctrina y guía para la acción.
El ideal es el punto de arranque de un movimiento político con vocación de grandeza. Sin ideal no hay mística. Sin mística no hay espíritu de sacrificio. Sin espíritu de sacrificio no hay voluntad de lucha. Sin voluntad de lucha no hay adhesión militante. Y sin adhesión militante no hay victoria posible.
Tuvimos “independencia” (que suponía gobierno propio, libertades políticas y liberalismo económico, lo opuesto a lo que existía) porque la generación de 1810 tuvo vocación de grandeza y tomó la independencia como ideal que le sirvió de bandera de enganche. Ese ideal germinó en mística. Esa mística generó el espíritu de sacrificio, que se tradujo en voluntad de lucha. Y esa voluntad de lucha fue conquistando la adhesión militante del pueblo venezolano, causa de la victoria sellada precisamente un 24 de junio del cual se cumplirán dos siglos.
Tuvimos “democracia” (que suponía gobiernos electos por el pueblo, libertades políticas y justicia social, lo contrario a lo que existía entonces) porque las generaciones de 1928 y 1936 tuvieron vocación de grandeza y tomaron la democracia como ideal que les sirvió de bandera de enganche. Ese ideal germinó en mística. Esa mística generó el espíritu de sacrificio, que se tradujo en voluntad de lucha. Y esa voluntad de lucha fue conquistando al pueblo venezolano, convirtiéndola en victoria la generación del 58.
Perdidas la independencia y la democracia, sometidos al narco-comunismo militarista (algo nunca visto antes) cuál es el ideal que puede motivar ahora la mística y el espíritu de sacrificio, el cual se traduzca en voluntad de lucha corriendo todos los riesgos? Ninguno. No existe el ideal. Y al no existir el ideal no hay nadie que lo encarne. Y al no haber ideal ni nadie que lo encarne, se produce el vacío de liderazgo. No hay una ilusión que nos haga soñar. Sacar a Maduro para que se acomode uno de estos politiqueros de la MUD-G4 con su partido, no motiva a nadie. Tampoco regresar al pasado a un modelo de democracia que fracasó a tal extremo que perdimos la independencia. Hay que crear la ilusión para el futuro.
Mi contribución a subsanar la ausencia de un ideal, convertida en piedra de tranca para la liberación de Venezuela porque motiva el vacío de liderazgo, es ayudar a conseguir ese ideal que sirva de bandera de enganche convencido de que SÍ SE PUEDE
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