11 de julio de 2021: la libertad guiando al pueblo
Las manifestaciones espontáneas que tuvieron lugar este domingo en toda Cuba merecen la admiración de todos
LA HABANA, Cuba. – A partir de la tarde de este domingo, la atención de la opinión pública mundial (pero, ante todo, la de los cubanos de la Isla con acceso a las redes sociales) se centró en las manifestaciones de protesta que, como setas después de un aguacero, surgieron en diferentes poblados y ciudades de Cuba, incluyendo diversos puntos de la capital. Según los materiales a los que tuvo acceso quien esto escribe, los actos de rebeldía se iniciaron en la villa —antes habanera, ahora artemiseña— de San Antonio de los Baños.
Pero con gran rapidez se empezó a reportar en las redes sobre otros escenarios de masivas protestas. Localidades como Santa Clara, Santiago de Cuba, Palma Soriano, Alquízar, Holguín, Camagüey, Morón, Sancti Spíritus, Guantánamo, Alquízar, Bauta, Bejucal, Güines, San Cristóbal, entre otras, fueron mencionadas con insistencia en ese contexto. En la capital, las protestas —unas mayores, otras no tanto— tuvieron como escenario, al menos, el Malecón, la calzada de Monte, Galiano, La Rampa, el Cerro, Regla, la Esquina de Toyo.
Al reaccionar ante lo sucedido, las autoridades han pretendido sembrar la idea de órdenes lanzadas desde el extranjero que habrían sido seguidas al pie de la letra por nuestros compatriotas de la Isla. Tal afirmación resulta bastante aventurada, por decir lo menos. Los videos de esos actos valientes proyectan más bien una imagen de improvisación.
En los medios masivos de la Isla, la primera alusión a lo que estaba sucediendo vino de una inesperada comparecencia del Presidente nombrado por Raúl Castro y votado por 605 de sus compatriotas. Cerca de las cuatro de la tarde, Miguel Díaz-Canel interrumpió la cobertura del juego final de la Eurocopa de Fútbol para dar su versión de los hechos.
Aquí cabe un comentario sobre los que, estando al servicio del régimen, declaran ser “periodistas”. Una de ellos presentó al mandamás de turno, y ninguno dio la menor muestra de bochorno por que la noticia de las manifestaciones de protesta no hubiese sido objeto de la cobertura de la prensa oficialista, sino de una declaración gubernamental. Para colmo, los mismos comunicadores que escoltaron al Jefe de Estado anunciaron la ampliación de la noticia, que más adelante brindaría… ¡el propio gobierno!
En cuanto a los valerosos ciudadanos que acudieron a protestar cívicamente este domingo, creo que lo primero a destacar es que su espontánea reacción sólo puede atribuirse a un sentimiento de total hartazgo ante la actividad del régimen castrista, que a lo largo de estos seis decenios no ha hecho otra cosa que reafirmar en los hechos, año tras año, su total inoperancia.
Desde su trepa al poder —en el lejano 1959— y la posterior proclamación del “sistema socialista” que padecemos por estos lares, el castrismo ha destruido la economía nacional. Y lo ha hecho con tanta precisión y meticulosidad, de manera tan concienzuda, que Cuba, otrora la “Azucarera del Mundo”, ¡ya ni siquiera produce a derechas el dulce producto, y tuvo este año la zafra más pobre en 120 años!
Ese desastre en el terreno de la producción no ha hecho más que reproducirse y replicarse en otros campos. Estos son tantos que resultaría abrumador para el lector pretender enumerarlos todos. Considero que, en la coyuntura actual, basta mencionar lo sucedido con la pandemia, cuya entrada en Cuba propició el mismo régimen con su torpe política de alentar, con absoluta irresponsabilidad, el ingreso de turistas extranjeros.
Aunque la gestión oficial de estos seis decenios ha resultado funesta en general, forzoso es reconocer que el régimen ha tenido un gran éxito en su misión de infundir el miedo en sus súbditos, para que acepten sin chistar todas las barbaridades comunistas. Los mecanismos empleados para ello han sido los del adoctrinamiento, la amenaza expresa o tácita y la coacción.
Justamente las consignas que con mayor fervor y unanimidad proclamaban los manifestantes del pasado domingo reflejan ese sojuzgamiento padecido por el cubano desde 1959 a la fecha. “¡Libertad!”; “¡No tenemos miedo!”, repetían a coro quienes protestaban a lo largo de toda Cuba. Con esto ponían el dedo en la llaga y denunciaban las peores características de este régimen inspirado en el marxismo leninista. ¡Se trataba de un grito salido del alma!
El equipo dirigido por Díaz-Canel no ha hecho el menor intento por rectificar siquiera en parte alguno de los muchos abusos que perpetra contra el pueblo. Ha confiado su defensa a la repetición a ultranza de lo mismo que hemos estado oyendo a lo largo de este ejercicio dictatorial que excede en mucho del medio siglo.
No les basta con las más de 90 000 horas que (¡sólo en noticieros de televisión!) han consagrado a lavar los cerebros de los cubanos de a pie. Ahora consideraron pertinente posponer el programa diario sobre la pandemia, y dedicar más de cuatro horas y media a una aburridísima comparecencia de toda la plana mayor, dedicada a justificar su obra de gobierno. ¡Lo mismo que hemos estado oyendo siempre! ¿Y creen que de ese modo van a convencer ahora a sus súbditos!
En el ínterin, el gobierno ha estimado pertinente eliminar el servicio de Internet. ¡Cualquiera diría que están empeñados en ganar más “simpatías” en el seno de la ciudadanía. ¡Y no sólo entre los “traidores” y “mercenarios” que son objeto predilecto de su condena, sino incluso entre los “chicharrones” que los apoyan de modo incondicional.
Porque sí, hasta los apapipios que, después de las protestas, se prestaron a salir a las calles a darle vivas a un muerto, se han acostumbrado al acceso a Internet, las redes sociales y WhatsApp. Esto es válido incluso para la compatriota que, en un video de Díaz-Canel supuestamente filmado en San Antonio de los Baños, asentía de modo tan constante y violento a todo lo que él decía, que llegué a dudar que lograse conservar la cabeza sobre los hombros.
Pero ahora el pulpo comunista ETECSA, con absoluta desvergüenza, y siguiendo órdenes del régimen y sus represores, se ha prestado a privar de ese servicio a sus usuarios. Yo digo que en el pecado llevarán la penitencia. ¡Y bien empleado estará lo que les suceda en pago a esta nueva arbitrariedad!
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