Un río recorre las paredes de la sala. Aunque las personas presentes no los vean, sus aguas están llenas de espíritus. Flotando invisibles, como en otro plano existencial, los rostros de los difuntos esperan ser vistos con una lupa especial para contar las historias de sus vidas.Bajo ese concepto la fotógrafa zuliana Mirna Chacín desarrolla su nuevo proyecto artístico, Elegía para almas en espera.

Se trata de una instalación en la que los seres queridos de una persona fallecida pueden compartir sus imágenes junto a un mensaje opcional de despedida. En tiempos donde la pandemia de covid-19 ha provocado tantas pérdidas sin la posibilidad de recibir un funeral, la artista espera dar la oportunidad a los deudos de completar su duelo.

“Uno necesita los ritos funerales para aceptar intelectualmente que eso es irreversible”, comenta en entrevista a El Diario. Aclara que en los últimos dos años la situación no solo afecta a las familias donde una persona muere a causa del covid-19, sino en todos los decesos en general, debido a las restricciones de bioseguridad aplicadas en cementerios y funerarias.

En carne propia

Chacín parte desde su propia experiencia para construir este proyecto. En 2011 migró desde Maracaibo hasta Canadá en busca de la tranquilidad que como miembro de la comunidad LGBTIQ+ el país no le podía garantizar. Desde entonces tuvo que vivir la muerte de varios familiares sin poder siquiera acudir a sus entierros por la lejanía.

El 6 de mayo de 2018 falleció su hermana menor, Alba. El dolor de no tener ese adiós por estar en otro país hizo que al expandirse la pandemia de coronavirus, Chacín rápidamente se sintiera identificada con las familias de los caídos por la enfermedad. Seres queridos que vieron por última vez en una ambulancia o al entrar al hospital, y que luego por los protocolos sanitarios fueron entregados en cajas, convertidos en cenizas. No le fue difícil equiparar esa frustración con la que sienten los migrantes.

El que los ritos funerarios hayan sido suspendidos, sobre todo al principio de la pandemia, deja a la gente en un limbo donde tú no tienes un cierre. A mí me pasó especialmente con mi hermana porque no pude ir al funeral, entonces me vi reflejada en todas estas personas como un drama completo”, cuenta.

Por ese motivo, en memoria a su hermana, decidió honrar las vidas de todas las personas que han fallecido en años recientes, y que no pudieron tener una despedida digna. “Yo no podría trabajar esto si no lo hubiera experimentado. Una cosa por empatía solamente, sin ponerte en el lugar del otro, es imposible”, señala.

Un río de almas

Mirna Chacín
Foto: Cortesía Mirna Chacín

Una elegía es un tipo de poesía sin métrica en el que se lamenta la muerte de una persona. Sin embargo, para Chacín es también un modo de reflexionar acerca de la vida. En ese sentido, utiliza la fotografía para construir lo que ella define como una elegía visual, en la que se expresa a través de las imágenes el luto que no pueden contener las palabras.

Elegía para las almas en espera consistirá en un principio en una exposición multimedia interactiva que se realizará en otoño en la ciudad de Toronto, Canadá. Allí estará durante tres meses el río de almas en el que se podrán ver los obituarios a través de tecnología de realidad aumentada.

Las imágenes mostradas en la instalación pertenecen a un riachuelo cercano a su residencia, en el suburbio de Etobicoke, en el área metropolitana de Toronto. Allí nació la inspiración para el proyecto, y fue el lugar elegido al no poder viajar durante la cuarentena.

Para sumar almas, Chacín destaca la colaboración de todos los familiares que han decidido participar en el proyecto y compartir las fotos de sus difuntos. Una convocatoria que se mantiene abierta, tanto en este momento, como durante y después de la exposición. Todos los requisitos para participar se encuentran en la página de la artista.

Chacín explica que para estas elegías visuales, los participantes proporcionan un retrato de su ser querido y su nombre, así como fotos familiares, recuerdos importantes y un mensaje grabado que bien puede ser un poema, una dedicatoria o simplemente una canción. “No es absolutamente necesario que digan nada porque lo grande de las imágenes es que ya dicen una historia. La imagen es universal”, comenta.

A través de la realidad aumentada, las personas podrán ver sobre el río a los espíritus. Mediante una aplicación, serán visibles las miniaturas de los retratos y al seleccionar alguno, se desplegará un collage con todo ese material compartido por los deudos. “Ya no es mi lamento, es un escenario para que los demás celebren la vida de seres queridos”, agrega.

Tesoro personal

La fotógrafa zuliana resalta el respeto y agradecimiento hacia cada persona que se  une al proyecto. Reconoce que al principio para ellos puede resultar demasiado abstracto el concepto de un río simbólico con retratos que flotan dentro del ciberespacio, por lo que en su página deja su correo electrónico y número telefónico para explicar personalmente el proceso a cada interesado. 

Afirma que generalmente después de cada reunión o llamada con los familiares, suelen estar más dispuestos a compartir sus fotos. “Para la gente eso es su tesoro y te lo va a dar. Por eso tienes que hacer una relación con esa persona, tienes que desarrollar una confianza”, indica.

La propia Chacín es quien edita todas las fotos para armar los collages. En el caso de las elegías en español, también se encarga de ponerles subtítulos. Así no solo permite a los asistentes angloparlantes integrarse a la experiencia, sino a los dolientes poder expresarse en su idioma con libertad. “Muy poca gente, a menos que tenga muchos años en ese país, llora en el otro idioma”, añade.

Asegura que este tipo de rituales tienen un fin terapéutico, al permitir cerrar ese ciclo truncado por la pandemia. Una forma de dejar ir y aceptar que la persona ya no está. Por eso el retrato de su propia hermana también se encuentra en la exhibición. “Eso no va a quitar que tú sientas un dolor por la pérdida, pero va a llenar tu psique y tu corazón de recuerdos bonitos, de modo que poco a poco facilita el proceso de duelo”, razona.

¿Quién es Mirna Chacín?

Oriunda de Maracaibo, Chacín comenzó a interesarse por la fotografía desde los 13 años de edad. Mientras estudiaba Arquitectura en la Universidad del Zulia cursó una materia electiva que la llevó a fotografiar diferentes comunidades abandonadas por la industria petrolera. Allí encontró su pasión y dejó los estudios para inscribirse en la Escuela de Bellas Artes de Maracaibo.

Adquirió notoriedad en las décadas de los ochenta y noventa en el campo de la fotografía corporativa e industrial, trabajando para la petrolera estatal Lagoven. Allí publicó en revistas especializadas como Mene y Petroleum. En 1986 ganó el primer premio en la Bienal de Artes Visuales de Maracaibo, así como el Premio de Fotografía “La ciudad de los niños”, organizado por Unicef Italia en 1992.

Chacín ha expuesto sus obras no solo en diferentes galerías y museos de Venezuela, sino también en Uruguay, Francia, Italia, España y Canadá. Poco antes de emigrar, en 2011, recibió la Medalla de Oro de LUZ. Como residente canadiense, recibió la beca para artistas recién llegados y refugiados del Consejo de Artes de Toronto, y en 2017 el Premio al Impacto en la Comunidad del Mennonite New Life Centre de Toronto. Actualmente es miembro de The Neighborhood Arts Network y del G44 Center for the Contemporary Photography.

Versos por los muertos

Mientras caminaba por el riachuelo de su casa, la artista cuenta que se le vino a la mente una estrofa del tema “Yo vengo a ofrecer mi corazón”, del cantautor argentino Fito Páez. “¿Quién dijo que todo está perdido?/ Yo vengo a ofrecer mi corazón/ Tanta sangre que se llevó el río”. En ese momento se le ocurrió hacer una serie fotográfica en ese lugar a la que primero llamó Réquiem no atendido, y después Almas en espera.

Chacín presentó su propuesta en una convocatoria del Museo de Arte Contemporáneo del Zulia (Maczul) para artistas venezolanos en el exterior con proyectos artísticos desarrollados durante la cuarentena. Al ver su obra, el reconocido semiólogo y escritor Víctor Fuenmayor le comentó la forma en que las fotos del riachuelo le evocaban la tercera estrofa de las “Coplas por la muerte de su padre”, del poeta prerrenacentista Jorge Manrique: “Nuestras vidas son los ríos/ que van a dar en la mar,/ que es el morir”.

“A partir de esto me leo las coplas y pienso en transformar la serie de fotos en una instalación inmersiva y celebrar la vida de las personas fallecidas”, relata.

Concepto para la exposición Elegía para las almas en espera. Foto: Cortesía Mirna Chacín

Celebrar la vida

Aunque no conocía los textos escritos por Manrique siete siglos atrás, su vigencia hizo que Chacín resignificara la importancia de su obra. En tiempos donde la muerte se deshumaniza a una estadística o boletín informativo, ella deseaba darle un rostro e historia a todas esas cifras frías que aparecen a diario en los medios de comunicación.

La autora señala que en Norteamérica existe la tradición de hacer “celebraciones de vida” durante los funerales. Consisten en proyecciones con videos o fotos del difunto en los que se exaltan sus logros, quién era y cómo será recordado. “No es cómo quedó muerto, sino cómo era en vida”, argumenta. En Latinoamérica refiere una práctica similar en el Día de Muertos de México, donde el pesar se convierte en una fiesta en honor a los que ya no están.

La fusión de todos estos elementos culturales, que trascienden los tiempos y las mitologías, dieron las alas para dar forma al planteamiento de Chacín. “Como propone Manrique en su obra, la vida eterna del difunto se gana por los logros que ha tenido en la vida y las memorias que tienen sus seres queridos de esta persona”, dice.

Más allá de lo físico

Se espera que Elegía para las almas se exhiba entre el 22 de septiembre y el 30 de diciembre de 2021 como parte de la exposición ArtworxTO. El evento organizado por el Ayuntamiento de Toronto contará con la participación de múltiples artistas que intervendrán diferentes espacios públicos de la ciudad.

Chacín no comparte muchos detalles sobre el lugar de su exposición debido a que toda la promoción se realizará a finales de agosto en sus redes sociales y las del ArtworxTO. Solo se limita a decir que fue escogida por los organizadores una sala comunitaria de gran capacidad. La idea es que allí cada pared proyecte imágenes del río mediante la técnica del video mapping, y los asistentes vean los retratos con dispositivos de realidad aumentada. El proyecto se apoya en un equipo técnico conformado por María McCormick, Diego Camacho y Omar Rivero, además de la curaduría de Claudia Arana.

Cuando ya termine la instalación aquí, vamos a pasar a la realidad virtual donde cada quien en su casa lo vea, que lo ponga en su dispositivo y sienta que está dentro de ese sueño que es ese río. Necesitamos primero algo tangible para participar”, apunta.

Chacín es enfática en que su proyecto no va a limitarse solo a la exposición. Su elegía continuará indefinidamente como un espacio virtual en el que las personas sigan sumando recuerdos de sus familiares difuntos, incluso después de haber terminado la exposición física en Toronto. Como Caronte, barquero de los muertos de la mitología griega, espera seguir recogiendo almas para el río.