No hay dejación de armas, ni siquiera de manera hipotética, dijo Antonio García, primer comandante del ELN
Tenemos a la mano, para hojear, hacernos opinión y preguntar, el texto de 17 páginas Análisis de Coyuntura (Junio 2021) de la Dirección del ELN, que contiene: 1. Coyuntura internacional, 2. América Latina y el Caribe, 3. Coyuntura colombiana con el intertítulo final Movimiento social en ascenso y Paro Nacional. A propósito, el país y la opinión tendrían que saber de sobra, que el esquema de negociación-concentración-desmovilización no aplica para esta organización guerrillera, mientras no haya un dispositivo sostenido de las Fuerzas Armadas/agencias secretas extranjeras que le imponga a la guerrilla la hora de sentarse en la Mesa –como hizo con las Farc.
Antonio García, es el dirigente del ELN que lleva más tiempo de manera ininterrumpida en la dirección nacional. Ha sido elegido en todos los eventos desde abril de 1982, cuando la Tercera Reunión Nacional de Responsables lo destacó como miembro del Equipo Auxiliar de la Dirección Nacional, que comandó el ex-sacerdote Manuel Pérez Martínez. Su función de jefatura, “no es una tarea a ejercer de manera personal […] Debo interpretar al conjunto de la Comandancia y de la Organización”, y al parecer advierte: “no puede haber espacio para voces individuales en la Organización y su Dirección Nacional”. El ELN que ahora dirige, como su primer comandante, parece enfrentarse al resultado contradictorio de exclusión y discriminaciones en la Historia de Colombia, en tanto evidencia a la vez, ¿el distanciamiento entre la agitación del activismo y la militancia revolucionaria, y, el sentir íntimo de las masas y el pueblo? Más que la proporción de la verdad, en la agitación revolucionaria prima la versión más inflexible de los hechos. Por estos días, con concesiones y logros, el paro disminuye… A distancia, favorecidos por las nuevas tecnologìas de la comunicación, así nos responde Antonio García:
Pregunta: Bueno, vista la asfixia y des-configuración de las Farc tras el acuerdo en La Habana, ¿está resultando para ustedes un acierto el no aceptar las condiciones que quiso imponer el gobierno Santos para redondear la negociación iniciada?
Preguntamos a usted: el país y la opinión tendrían que saber de sobra que el esquema de negociación-concentración-desmovilización no aplica para el ELN, no mientras no haya un dispositivo sostenido de las fuerzas armadas/agencias secretas internacionales que le impongan a la guerrilla sentarse en la Mesa-como sucedió con las Farc.
Respuesta Antonio García: Respuesta de AG: El ELN aceptó tres condiciones del gobierno de Santos para iniciar los diálogos; sabíamos que eran equivocadas y en algún momento terminarían pasándole la factura al mismo gobierno, como sucedió en efecto. Yo se los dije a Jaime Avendaño y Alejandro Eder, delegados por el Presidente para hablar conmigo el primer día de contacto, que eran equivocadas y que nosotros no las compartíamos; en fin, era problema de ellos. Conversaciones exploratorias de carácter directo y confidencial; en el exterior; y se adelantaría en medio de la confrontación. Todo lo secreto de interés nacional es una bomba de tiempo que la revientan los medios de información acostumbrados a las chivas.
P: Entonces, ustedes no preferían la exploración y conversación en el exterior…
R: Realizar las conversaciones en el exterior implica balances internacionales, aliados de cada parte, si eso no se tiene en cuenta termina siendo un ajedrez complicado; y en medio del conflicto con la pretensión de tener las manos libres para atacar a la guerrilla y doblegarla en la mesa, era un error en la pedagogía, pues mientras se hablaba de paz ellos querían seguir haciendo la guerra. Al final se terminó filtrando lo confidencial, cuando Santos iba perdiendo las elecciones en 2014, necesitaba anunciar lo avanzado con el ELN para sacar alguna ventaja política; las sedes que podían ser estables, Cuba y Venezuela, las negaron de entrada, nos pusieron a rotar por otros países, para al final terminar en Cuba y Venezuela; y para completar querían ellos seguir echando plomo y que el ELN hiciera un cese unilateral; ¿habrase visto tamaño despropósito?
P: ¿…por decir así, en el que cayeron las Farc, con severas consecuencias?
R: La diferencia con las Farc, en este campo de estas tres condiciones para iniciar los diálogos, radica en que las Farc se amoldaron a ellas, mientras el ELN se enfocó en modificarlas y demostrar su incoherencia.
Sobre el esquema de negociación, eso no funciona así, no es tan mecánico ni sólo metodologías o técnicas de negociación.
Una guerrilla revolucionaria que ha de enfrentar a un Estado para buscar cambios estructurales en una sociedad, desde que nace, crece, se reproduce y obtiene la victoria o la solución política debe guiarse y aplicar los tres principios de la guerra: Voluntad de vencer, libertad de acción y concentración de esfuerzos y propósitos. Esto se fue embolatando en la Comandancia de las Farc, fueron perdiendo el norte en los tres principios y en el curso de la negociación colapsó el segundo, se fue deteriorando el primero y el tercero dejó de operar en ausencia de los dos primeros.
Habría que preguntarse si una guerrilla como las Farc debía terminar de esa manera en una negociación. En este proceso se juntas dos dinámicas: la que llevaban en su propio proceso con falencias y errores que toda agrupación política y militar podemos portar, y otra producto de los errores en la negociación. Por ejemplo, el gobierno logró sacarles pre-acuerdos, sin haber discutido ningún tema. Ya en la agenda estaban compromisos, y la Comandancia no se dio cuenta o los dejaron pasar de manera consciente.
En el caso nuestro, es cierto lo que se me pregunta, el Estado colombiano, y ambos gobiernos, tanto Santos como Duque le apostaron a la salida militar, pero disfrazándola de solución política; en medio de las negociaciones diseñaron operaciones para aniquilar a la Comandancia y a la delegación cuando ella regresara. Los agentes de inteligencia que estaban en dichas operaciones fueron capturados y conocimos con todos los detalles los planes y nombres de quienes estaban coordinando y conduciéndolos.
Una negociación de esta naturaleza, no se toma como si fuese una ruleta rusa; porque en el primer giro del tambor del revólver es muy posible que esté el proyectil que lo mataría a uno. De entrada estaba claro que Santos no quería llegar a una solución política, quería una entrega o desmovilización y que todo siguiera igual; pero en medio de dicha negociación estaba diseñado el golpe militar, de eso no hay dudas. De otro lado, existen unas premisas o principios universales que determinan las condiciones para que una solución política pueda ser posible, ellas precisan cuando las partes enfrentadas las pueden cumplir o acatar. Los más obligados a cumplirlos son los Estados, y luego las organizaciones rebeldes alzadas en armas; son normas establecidas por el Secretario General de la ONU; aquí no vamos a hablar de ellas. En nuestro caso, el Estado colombiano está lejos de poder o querer cumplirlas.
P: Al parecer, la prolongación de la jornada del Paro Nacional del 28-29 de abril no sorprendió al Eln. ¿Las modalidades de lucha inéditas que lo caracterizaron, pondrían a la orden unas próximas acciones pre-insurreccionales. En ese caso, qué papel juega mantener en espera una Delegación de diálogo?
R: Lo que aconteció fueron actos de rebeldía de la población, mamada de tanto abuso, de tanto atropello de la policía, es una respuesta a la barbaridad de la policía; fenómeno que viene desde hace rato. Lo nuevo es que esta ”mamadez” de la gente contra la policía hizo que le perdiera el miedo; porque si la gente no responde de esta manera estaba condena a la sumisión; por eso se dieron actos espontáneos de quema de los CAIs, acciones de resistencia contra el ESMAD; todos ellos, actos de sublevación espontáneos. Dicha sublevación está dentro de la legalidad, es lo que el gobierno no entiende, menos la policía y los militares, que cuando la autoridad incumple y se pasa de calidad, la gente tiene igual derecho a incumplir y se hace escuchar, el pueblo es el constituyente primario. No es lo mismo que un grupo de policías atropellen a la gente a que un grupo de gente no se deje atropellar por la policía, es lo que toca revisar. El pueblo es la fuente de poder, la policía tiene un poder o autoridad delegada por el pueblo.
La insurrección o pre-insurrección es algo que está en la cabeza del gobierno y las fuerzas militares como justificación para la represión, los asesinatos sistemáticos de dirigentes sociales. ¿Cuándo se ha visto un levantamiento insurreccional con escudos de canecas o con piedras como armas? Los escudos son un símbolo de resistencia, de valor erguido frente al uso desproporcionado de la violencia estatal, a las armas del ESMAD y de los paramilitares o militares vestidos de civil; es el infinito valor de los jóvenes, de sus madres y sus abuelos y abuelas.
El conjunto de la población en ciudades y centenares de municipios, en los campos y desde los territorios indígenas y de las comunidades negras también se movilizó; contra la brutalidad de la policía y por las reivindicaciones largamente aplazadas, negadas e incumplidas por el gobierno. Lo novedoso ahora es el diálogo entre las distintas expresiones en movilización por identificar aspiraciones y procesos democráticos, que cuestionan la vieja forma se ser representados, que es otra forma de negarlos. En eso se quedó corto el Comité Nacional de Paro, igual los partidos políticos que dicen ser de centro o izquierda, más pendientes de las elecciones que en resolver las necesidades de la gente.
El gobierno se negó a conversar y establecer acuerdos con la gente. Igual como se encuentra nuestra delegación de diálogos en La Habana: sin interlocutor. El que queda mal es el que no asiste al diálogo.
P: Siendo que la pandemia agudizó de súbito la situación económica del mundo, cabe preguntar si sus consecuencias de luto, más pobreza y desocupación, ¿señalan una culpa inequívoca de los factores del poder en Colombia y en cada nación?
R: Ningún gobierno del mundo estaba preparado para enfrentar un reto como la pandemia del Covid-19, un virus como el que produce la gripe colocó de rodillas a la humanidad e interrogó su capacidad científica. Investigadores, laboratorios estaban más enfocados en producir utilidades monetarias que en prevenir y proteger a la gente. Se hizo evidente que la salud privada nada tiene que hacer frente a este tipo de amenazas, ni en la prevención ni en la sanación. Hasta las grandes transnacionales farmacéuticas o laboratorios necesitaron de la inversión pública para poder entregar modestos resultados. En Colombia, se tardaron mucho en adquirir las vacunas, hasta valoraciones ideológicas sobre ellas se alcanzó a percibir; al final primó más el show mediático que la aplicación de las vacunas; pero también se demostró que la gente salió a las calles a exigir sus derechos al gobierno, sin importarle el Covid. Duque es peor que el virus.
P: ¿Peor, sin ninguna ejecutoria… a qué actuaciones responde esa afirmación?
R: El comportamiento de Duque, como clase gobernante, puso en evidencia su espíritu miserable; tanto el Consejo de Seguridad de la ONU, como el Papa Francisco señalaron la urgencia de un cese el fuego en los países donde hay conflictos, para crear mejores condiciones para afrontar la pandemia. El ELN lo consideró y lo aceptó, realizando la propuesta al gobierno de Duque para que lo acordáramos, pero su respuesta fue negativa; por el contrario ha tratado de sacar provecho de la pandemia para intensificar la confrontación, es lógico que una organización insurgente tenga condiciones más limitadas para enfrentar la pandemia en sus filas. De igual manera se aprovechó de las medidas de bioseguridad para aplicarlas como mecanismos de control social y bloquear la movilización social que venía en ascenso, hasta que reventó la explosión social del 28 de abril.
P: La disputa por la hegemonía mundial entre el imperialismo norteamericano, la OTAN, China, Rusia-Irán, como protagonistas, y países que giran, se defienden o atacan alrededor de esta tensión de fuerzas, como Palestina, India, Israel, Pakistán y otros, ¿de qué modo abre el campo a «revoluciones democráticas y socialistas» con comillas en el texto de Análisis?
R: La nueva hegemonía que empieza a sentirse en el mundo y que gira en torno a China y Rusia, es producto del agotamiento de la unipolaridad que impuso Estados Unidos luego de la crisis en la URSS a comienzos de la década de 1990. Dicha hegemonía volvió a imponer en el mundo occidental capitalista los desaforados procesos de acumulación de capital sin ningún límite, perdiendo todo resquicio social del modelo económico y del Estado, imponiendo la descarada dictadura del Capital, en lo que se ha llamado el Neoliberalismo, que responde más a los intereses y lógicas de las grandes Corporaciones Transnacionales y que están por encima de los Estados-Nación.
Se pensó que el fin de la historia había llegado y todo quedaría en el Capitalismo, y nada menos que en el Neoliberalismo, ahí quedarían las aspiraciones de democracia, de sociedades más humanas, más justas y equitativas. Pero esta vana pretensión fue saltando en pedazos en las recurrentes crisis económicas, donde la incertidumbre termina gobernando el mundo, pues para Estados Unidos, la única forma de hacerlo es por medio de las guerras.
En este contexto de crisis económicas y políticas ha ido naciendo la necesidad de un nuevo liderazgo mundial, fundamentado en la horizontalidad de los procesos democráticos, en resolver las diferencias entre pueblos y naciones por medio del diálogo y no la guerra, en establecer una diplomacia consultiva y fundamentada en el respeto a la soberanía de pueblos y naciones; así como también una nueva forma de relacionamiento económico que sea de carácter solidario y equitativo.
En el continente también está esa disputa, entre los regímenes antidemocráticos que le apuestan a la dictadura del neoliberalismo o nuevos procesos democráticos, la lucha sigue, ya no se puede decir que todo está perdido como se quiso hacer ver, y en la actualidad hay esa variedad de intentos, con aciertos y errores; pero tampoco las oligarquías la han tenido fácil, y eso que han tenido todo el apoyo de Estados Unidos en el campo económico, político, militar, mediático y diplomático; y los procesos democráticos y alternativos han sido bloqueados y atacados sin consideración alguna.
Ha quedado claro que Estados Unidos y las oligarquías no respetan los procesos electorales y presionan por todos los medios para imponer las fuerzas políticas que les son afines. Ya lo han hecho con Honduras, Paraguay, Brasil, Perú, Ecuador, Bolivia, en este nivel de la lucha y disputa por el poder de las naciones, no se puede confiar solo en la legalidad de las instituciones, se requiere la fuerza movilizada de las masas que defienda sus gobiernos; ya está claro que son golpes parlamentarios, pero al final golpes de Estado. O como lo acontecido en Haití, realmente vergonzoso, ex militares colombianos participando junto a fuerzas mercenarias gringas en el asesinato de un Presidente demócrata.
P: ¿Cuál es la diferencia en esos dos contenidos –democrático y revolucionario–, pues aquí se configuran diferentes, y en contradicción?
R: Entre democracia y socialismo puede haber o no contradicción, todo depende del carácter de la democracia; si es una democracia popular la que determina un régimen político, es coherente con el socialismo. Pero si es una democracia burguesa, será un régimen político propio del capitalismo o del mismísimo neoliberalismo. Una democracia popular implica participación de las mayorías en las decisiones políticas, más peso de las clases trabajadoras, de los pobres, los campesinos, la juventud, las mujeres, los indígenas y los negros en el poder legislativo y ejecutivo; de igual manera en la dirección y carácter de los medios de comunicación, y por qué no del poder judicial y militar. En Colombia esta contradicción se expresa desde hace tiempo en las fuerzas políticas, es lo que deslinda entre lo que realmente es la izquierda y la derecha; es lo que el centro pretende esquivar, desnaturalizar la democracia; es el mar donde navega el centro y por eso no está mal que se hable de centro-izquierda y centro-derecha…
P. Sorprende su afirmación, ya que en la izquierda no es común detallarlos así. ¿Cómo los precisa, usted?
R: Los que le jalan a la centro-derecha están más con la democracia burguesa y el neoliberalismo, y la centro-izquierda está más cerca del cambio, de la democracia popular; el puro centro no existe y aceptarlo sería un engaño, como lo pretende la retórica uribista al autollamarse centro democrático. Para que sea democracia real, debe ser popular, sino es una estafa. Es lo que está sucediendo en la política colombiana, sobre todo en los verdes, en el partido liberal y en la izquierda misma; los conservadores están del lado de la democracia burguesa claramente alineados con el neoliberalismo más craso. Lo que está en juego en el próximo proceso electoral, donde la izquierda y los otros sectores que dicen estar con el centro, deben dejar claro con qué tipo de democracia están; si están más cerca de una democracia popular, estarán haciendo una apuesta por el cambio.
P: ¿La diferencia entre «democráticas» y «revolucionarias» establece y retoma una necesaria Etapa de Transición? Lapso que deben transitar los pueblos una vez sumen la fuerza mayoritaria o el consenso popular y de opinión, en favor de las reformas estructurales y contra el neoliberalismo.
R: Los procesos de cambio, en cualquier sociedad, son esencialmente políticos; para garantizarlos se requiere una fuerza social y política, importantes procesos que establezcan nuevos consensos sociales, es la parte más importante en los procesos de transición. La democracia tiene que ver más con las formas que con los contenidos, que la gente participe, que haya reglas de juego claras, que se respeten las reglas de juego y no se cambien a capricho de la fuerza ganadora; un socialismo es y tiene que practicar la democracia, si no sería otra cosa. En un proceso de transición, los nuevos consensos formulan los ritmos y tipo de transformaciones sociales, económicas y políticas que una sociedad requiere. La Transición es para proyectar cambios y llevarlos a la práctica.
P: Es conocido que una revolución armada triunfal no cuenta hoy con escenario internacional y su bloqueo por parte de los aliados de la continuidad está cantado, siendo así y en el caso hipotético del triunfo del ELN, ¿cuáles serían las medidas de urgencia por implementar para impedir que tal realidad cumpla con sus propósitos?
R: El ELN no piensa ni actúa en solitario. Una revolución o un cambio social es un fenómeno de multitudes, de grades conglomerados humanos, comunidades, organizaciones sociales y políticas. Toda sociedad sólo se propone metas que puede alcanzar, puede tardar mucho tiempo, pero se logran. Hablar de hoy, no quiere decir que ese tiempo sea presente, sino que se ha incubado hace décadas; así no veamos la fuerza que duerme en sus entrañas, como aconteció el pasado 28 de abril.
Triunfos armados en estos tiempos se han dado, Siria venció al resistir y mantenerse; Rusia no se ha dejado constreñir y ha defendido su entorno; Afganistán terminó controlado por el Talibán. Venezuela no pudo ser doblegada con múltiples conspiraciones militares y políticas y ahora adelanta un proceso de negociaciones para superar el bloqueo.
Un triunfo en Colombia, no sería del ELN, sino de un proceso de unidad y convergencia con amplios sectores sociales, organizaciones sociales y políticas, con base en un amplio consenso que tenga como centro la soberanía e independencia nacional, el interés nacional y las reivindicaciones más sentidas de los sectores desprotegidos, buscando una amplia participación social en la configuración de un nuevo gobierno.
Ni los triunfos políticos ni los militares que le apuestan al cambio social, se pueden sin un amplio respaldo de las gentes, igual la derecha se ha visto en apuros para sostenerse en los gobiernos, casos como el de Brasil, Perú, Argentina, son algunos ejemplos. Ahí también juega la fuerza militar para sostenerse, pues no solo se sostienen con fuerza política, la burguesía mete su fuerza militar y policial, como ha acontecido en Ecuador, Bolivia, Brasil y Haití entre otros; también ha quedado claro luego de las jornadas de lucha en Colombia la cantidad de líderes jóvenes asesinados, dirigentes judicializados, estamos ante un régimen militarizado y policivo. El reto es para ambos, los que tratan de mantenerse en el poder y de los que buscamos vencer junto con las gentes.
P: De manera similar, un triunfo democrático de una propuesta de giro parcial o total en el modelo socioeconómico hasta ahora dominantes se encuentra con un bloqueo similar; una realidad manifiesta incluso con gobiernos progresistas no anticapitalistas, ¿cómo actuaría el ELN para que tal escenario no se repita en Colombia?
R: Que se repita o no el bloqueo, no va a depender del ELN, o si es un cambio democrático y no revolucionario, eso es inevitable, pues para Estados Unidos juegan son los intereses; siempre habrá niveles de intervención. Pensar que suavizando o haciendo más light los cambios no habrá intervención o bloqueo, es la ingenuidad más grande. Lo único que frena el bloqueo o la intervención es la capacidad del pueblo, de la nación, para defenderse; entre más arrodillado se esté, más sangrarán las rodillas y más garrote se recibirá. Es mejor y más productivo estar de pie luchando.
P. En tanto en Colombia, no les ha sido necesaria una injerencia militar de la magnitud de Japón en China o de Francia y Estados Unidos en Vietnam y que los referentes de «convocatoria» y «conducción» políticos y sociales –electorales o rebeldes– no alcanzan mayoría ni receptividad de masas, ¿el Eln podría considerar que en Colombia sucede de manera anormal –no creciente– la acumulación de fuerza?
R: Las ocupaciones de China y Vietnam por potencias extranjeras se dieron dentro de la política del colonialismo; luego vino el neocolonialismo, que es una injerencia sin ocupación militar y una dependencia política más disfrazada. También fueron distintas las neo-colonias con dictaduras locales, como fueron Cuba y Nicaragua, ahí se pudo identificar a un enemigo local aliado del imperio, y por esa vía construir identidad nacional en un proyecto de transformación social. Otro caso fueron las dictaduras del Cono Sur, que sensibilizaron al final a las sociedades para intentar procesos democráticos, así sea luego de muchos años. La Oligarquía Colombia aprendió antes, y ha impedido construir un liderazgo nacional y popular, y los ha asesinado cuando se considera amenazada. Antes de la existencia de las guerrillas la Oligarquía asesinó a Gaitán; luego aprendió de la Revolución Cubana, de Nicaragua, así como también del genocidio en el Cono Sur, en Colombia hay más asesinatos y desapariciones forzadas que sumando todos los producidos en esos países, sin necesidad de dictadura militar…
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