Cura italiano llevó los «pecados de la carne» a otro nivel: orgías, drogas y robo a feligreses
Francesco Spagnesi fue condenado a tres años y ocho meses de prisión. Entre los delitos figuran intento de lesiones graves por no usar protección en sesiones de sexo grupal sabiendo que es seropositivo. El caso sale a la luz poco después de que el papa Francisco dijo que "los pecados de la carne no son los más graves"
En días recientes el papa Francisco hizo mención a lo que llamó «los pecados de la carne» y, a bordo de un avión en el que regresaba de su vista a Chipre y Grecia, aseveró que este tipo de pecados “no son los más graves». Mientras que sí lo son «la soberbia y el odio”. Sin embargo, cuando estos «pecados de la carne» los comete un ministro de la Iglesia que hizo un voto de castidad, puede que exista un agravante moral tanto con la doctrina religiosa como con la sociedad. Y si además incurrió en excesos como el consumo de drogas en fiestas sexuales y orgías, comportamiento deshonesto poniendo en riesgo la vida de terceros como ocultar ser portador del VIH y no usar protección, así como robar las donaciones de los feligreses, sin duda ha cruzado todas las líneas de los pecados frente a Dios y de los delitos frente a la justicia terrenal. Este es el caso del sacerdote italiano Francesco Spagnesi.
Por todas estas faltas, la justicia italiana lo sentenció a tres años y ocho meses de prisión. Queda pendiente su sanción frente al Vaticano y su castigo ante la justicia divina. El caso ha levantado una gran controversia, ya que Spagnesi se apropió de unos 200.000 euros que correspondían a las donaciones de los fieles y los usó para financiar su adicción a las sustancias psicoactivas que ingería durante las orgías homosexuales en las que empezó a participar desde 2019. Se suma el hecho de haber incurrido en contagio premeditado de enfermedades de transmisión sexual por no haber usado preservativos aún cuando tenía total conocimiento de que es seropositivo.
A Francesco Spagnesi se le imputaron cargos por narcomenudeo, tráfico, desfalco e intento de lesiones graves. En una confesión previa a la Fiscalía de Prato, que reportó Ámbito, el ahora exsacerdote dijo que regularmente reunía entre 20 y 30 personas. Entre ellas, dos declararon que ser seropositivas. Spagnesi también reconoció ser portador del VIH y aunque aseguró que usaba protección en los actos sexuales, unos 15 testigos lo desmintieron ante la justicia.
Más de 200.000 casos de abuso sexual infantil salpican a la Iglesia
No son pocos los escándalos sexuales que han involucrado a miembros de la Iglesia católica, aunque este sacerdote italiano parece haber superado todos los límites. No obstante, las denuncias de pederastia merecen especial mención por el agravante de tratarse de actos cometidos contra los más inocentes. En octubre pasado un informe reveló unos 216.000 casos de menores abusados sexualmente durante 70 años por parte de miembros de la Iglesia católica. El número sube a 330.000 si se cuentan los abusos en centros de catequesis o de educación.
Dicho informe pertenece a la Comisión Independiente sobre los Abusos Sexuales en la Iglesia (Ciase, en francés) creada por la Conferencia Episcopal francesa. Los abusos tuvieron un «carácter sistémico» y la Iglesia católica francesa mantuvo una «cruel indiferencia» con las víctimas, según la comisión investigadora reseñada por DW.
¿Para defender al arzobispo de Paris de los «pecados de la carne»?
Ahora, cuando el papa Francisco hace mención a los «pecados de la carne» como faltas que no serían las más graves para la moral del catolicismo, dicha afirmación podría tener una motivación distinta a lo que para muchos fue motivo de celebración, pues esta se produjo luego de que aceptara la renuncia del arzobispo de París, Michel Aupetit, tras conocerse la relación que mantenía con su secretaria, aunque supuestamente no llegaron a tener relaciones sexuales. De manera que Aupetit violó el compromiso del celibato establecido desde los concilios de Letrán de los años 1123 y 1139, cuando quedó decretado que los clérigos no podían relacionarse con concubinas. Apenas Francisco pronunció esas palabras, surgieron titulares como «El papa defendió al arzobispo de París«.
La excusa del ahora exarzobispo para dejar su cargo fue la de «preservar a la diócesis de la división que siguen provocando la sospecha y la pérdida de confianza». Mientras que el sumo pontífice matizó el hecho asegurando que “hubo un fallo hacia el sexto mandamiento, no total: de pequeños masajes y caricias que le hacía a la secretaria”. Asimismo, añadió que “esto es pecado. Pero no de los más graves. Los pecados de la carne no son los más graves”.
¿El altar de la verdad o el altar de la hipocresía?
No obstante, Francisco, en un mensaje tan polémico como otros con tinte ideológico que le preceden sobre hambre, inflación o populismo, invitó a ver los casos sobre abuso sexual a menores con la óptica de los tiempos en que se cometieron. “Cuando se hacen estos estudios hay que estar atentos a las interpretaciones realizadas en un arco de tiempo tan largo. Hay riesgo de confundir el modo de afrontar un problema 70 años antes. Una situación histórica debe interpretarse con la hermenéutica de la época, no con la nuestra», fueron sus palabras replicadas por Infobae.
El papa Francisco no se ha pronunciado sobre el escándalo del sacerdote italiano condenado por robo a los feligreses para comprar drogas y participar en orgías. Pero en cuanto al caso del exarzobispo de París sí ha dejado en claro que le aceptó la renuncia por el “parloteo” de las personas, ya que perdería la autoridad para dirigir su diócesis, más no por vulnerar el precepto del celibato, instituido por la iglesia. “Por esto acepté su dimisión, no en el altar de la verdad, sino en el altar de la hipocresía”.
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